Fallece María Luisa Velasco Rangel, ícono del sindicalismo
- Y del servicio público en Río Blanco

Alfonso Gutiérrez
#Río_Blanco
Con profundo respeto y cariño, la comunidad de Río Blanco despide a una de sus figuras más queridas y emblemáticas: María Luisa Velasco Rangel, conocida con afecto como “Luisita”, quien dejó una huella imborrable en la historia del sindicalismo local y en la vida pública del municipio.
A los 81 años de edad, “Luisita” partió dejando tras de sí un legado de lealtad, amabilidad, servicio y honestidad. Su historia de vida es un testimonio de entrega absoluta al trabajo y a su comunidad.
Fundadora del Sindicato CROC de Río Blanco
Hace más de medio siglo, María Luisa fundó el Sindicato Único de Empleados y Trabajadores al Servicio del Municipio de Río Blanco CROC, del cual fue su primera Secretaria General. Durante más de cuatro décadas, se desempeñó como Secretaria en la presidencia municipal, consolidándose como un pilar de confianza, compromiso y profesionalismo.
Quienes la conocieron coinciden en que si una palabra pudiera definirla sería «amabilidad», virtud que la caracterizó tanto en lo profesional como en lo personal.
Ejemplo de rectitud y vocación de servicio
Su dedicación fue tal, que incluso un expresidente municipal decidió entregarle la mitad de su aguinaldo como reconocimiento a su labor, un gesto inédito entre el personal sindicalizado.
También se desempeñó como tesorera sindical y secretaria adscrita al Ministerio Público, dejando su impronta en cada espacio donde laboró.
Luisita comenzó a trabajar desde muy joven, a los 17 años, y nunca dudó en extender la mano a quien lo necesitara. Desde una palabra de aliento hasta compartir alimentos o apoyo económico, siempre estuvo dispuesta a ayudar.
Matriarca y guía espiritual
Además de ser una servidora pública ejemplar, fue la matriarca de una gran familia, a la que heredó no sólo valores sino también una profunda fortaleza espiritual.
Madre de cinco hijos —Bertha del Rocío, Minerva Lucía, María Guadalupe, José Manuel e Isabel Guadalupe Zúñiga Velasco—, también fue abuela y bisabuela, y supo transmitir a cada generación el amor al prójimo, la bondad y el respeto por los demás.
Su nieto Giovanni compartió con este medio:
“Para nosotros como familia, su partida ha sido difícil, pero ver tantas muestras de cariño, nos fortalece en medio de la tristeza que vivimos”.
Reconocimiento ciudadano
Durante sus exequias, muchas personas se acercaron a agradecerle en voz baja por haber estado presentes en los momentos más difíciles de sus vidas. Su figura, aunque discreta, era ampliamente reconocida por su calidez humana y su don de gentes.
> “Pido a las personas que la conocieron, que le regalen una oración por el eterno descanso de su alma. Fue una gran mujer que siempre vamos a extrañar”, expresó su hija Minerva.
Un legado que perdura
Con su partida, Río Blanco pierde a una mujer excepcional, pero su ejemplo permanece vivo en su familia, amigos, y en todos aquellos a quienes tocó con su generosidad.
¡Gracias por siempre, Luisita!
Tu nombre quedará grabado como ejemplo de honestidad, vocación de servicio y amor por tu comunidad.

