¡LA GUERRA DE LAS VACUNAS!

SAN LUNES

¡LA GUERRA DE LAS VACUNAS!

Por El Tlacuilo

DE HÉROE A VILLANO

Por unas horas, Alejandro Cossío fue el veracruzano más popular del mundo, al anunciar que tenía ya asegurada la compra de 2 millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V.

Seguramente desde el momento de su informe no dejó de comunicarse con él gente interesada en amarrar su dosis e inmunizarse del méndigo “coronabicho”. Pero poco le duró el gusto porque desde Rusia lo desmintieron; en el idioma de Putin aseguraron que ni lo conocen.

El fondo del asunto aún está estropajoso porque mientras el empresario asegura que tiene un contrato firmado para adquirirlas, muchos están empeñados en enlodarlo; todo mundo se le echó encima y lo menos que le han dicho es que es un mitómano mentiroso; si tiene o no las vacunas aseguradas, solamente Dios lo sabe; pero muy pronto lo sabremos todos.

Suponemos que a los jerarcas de varios puntos del mundo no les hizo mucho chiste el anunció de Cossío, pues su compra rebasaba la cantidad de dosis que les ha llegado a varios gobiernos hasta el momento por parte de los laboratorios.

LA ARREBATINGA

Pero la guerra de “mentidos” y desmentidos entre Cossío y sus detractores no es la única que se libra en torno a la vacuna en estos momentos; la autorización verbal desde la presidencia de que la compra de la vacuna ya es para casi todos, agudizó la arrebatinga; laboratorios, gobiernos estatales y municipales intentan jalar agua para su molino; pero sin embargo todos ellos están a merced de los dueños de los laboratorios que ya son los personajes más poderosos del planeta y serán en breve los nuevos multi-multimillonarios.

Ante el panorama, estos “descubridores” de la vacuna se vuelven los principales sospechosos en las teorías conspirativas que aseguran que la pandemia fue provocada.

Frente a la distribución y venta de las vacunas, la ONU se duerme en sus laureles, porque mientras las potencias económicas ya tienen aseguradas dosis de sobra, los países pobres tienen que andar mendingando que se les surtan. Por su parte las economías de medio pelo, como es nuestro caso, tienen que aguantar que les quiten dosis y que falten a los compromisos de entrega; pero ni modo de reclamar, porque insistimos, en este momento los laboratorios son los dueños del mundo.

No por echar más sal en la herida pero es bueno reflexionar en el dato de que Canadá ya tiene aseguradas nueve dosis y media por habitante.

Acá en nuestro país, como se dice una cosa se dice otra: “que si el gobierno federal iba a surtir todo; pero que siempre no; que la compra ya es “China libre”, para que particulares y todos los niveles de gobierno se rasquen con sus propias uñas e intenten adquirirlas; pero si un particular compra lo bloquean”.

PROSELITISMO EN AMPOLLETA

El INE tampoco ha regulado el uso proselitista de las vacunas, por lo que Morena ya presume en sus spots que ellos mocharon sus prerrogativas para apoyar la compra de dosis, estrategia que seguramente es más convincente que regalar pepsilindros, sombrillas y camisetas; y está bien, si la ley lo permite que ellos y los que quieran se despachen con la cuchara grande.

La manera en que la vacuna puede incidir en los procesos electorales ya la vimos claramente en Estados Unidos, en donde un furibundo Donald Trump acusó a los laboratorios gringos Pfizer de cobardes, por no haber dado el anuncio de que ya tenían la formula antes del proceso electoral; el enojo fue justificado porque si se hubiera dado el anuncio, Trump seguramente habría sido reelecto ¡Ay nanita!

MORAL DISTRAÍDA

Dado que en la guerra, el amor… y en las elecciones, todo se vale, parece inevitable que la pandemia y sus vacunas sean utilizadas como artilugio político durante el proceso electoral, con más razón ante la pasividad, una vez más, de los organismos que mandatan las leyes electorales ¡Cómo anillo al dedo!

POSTDATA: al cierre de la edición el presidente López Obrador difundió dos anuncios, el primero es que dio positivo en Covid, y el segundo que hoy dialogará vía telefónica con Vladimir Putin para gestionar la compra de la vacuna.