Víctor Jara inédito
|- La historia de cómo se rescató su único papel en una cinta de ficción
ESTRENADA EN 1960, LA PELÍCULA Un viaje a Santiago se mantenía sin ser restaurada y con una circulación limitada,
Gonzalo Valdivia
El único registro de la película Un viaje a Santiago en internet se puede rastrear en un video subido al canal de YouTube de CineChile.cl.
Allí, incluso con una imagen y un audio oxidados, al visionarlo es posible apreciar las partes de diálogo de la cinta. “¡Dale miechica, ahora, dale, dale, caballito, ahora, fuerte!”, exclama al comienzo un hombre que arriba de una carreta intenta salir de un terrero fangoso. “Este caballo es el diablo”, concluye luego de que no tiene éxito y, más tarde, decide llegar a compartir con el resto del pueblo que el camino no da para más.
El fragmento, subido en octubre de 2010, equivale a diez minutos del largometraje de 1960 dirigido por el cineasta Hernán Correa, una historia que arranca con un grupo de habitantes de un pueblo del sur que, sin municipalidad ni políticos más cercanos que los ayuden, deciden viajar a Santiago a solicitarle apoyo al diputado que los representa en el Congreso.
El registro histórico disponible en YouTube anuncia ese conflicto y presenta a parte del voluminoso elenco que encarna a los personajes de “este pueblo que no es muy grande”, como dice una de las mujeres de la trama.
Sin embargo, el metraje de diez minutos no alcanza a incluir la intrincada estadía del grupo en la capital ni tampoco a mostrar a una de las figuras más prominentes de las artes del país, aquí en su primera aparición en un largometraje de ficción: Víctor Jara, quien interpreta a un peón al inicio de la cinta.
Su papel –secundario pero distinguible– es posible apreciarlo con nitidez a seis décadas del estreno de la película, gracias a la restauración que realizó la Cineteca Nacional del filme (la número 27 que completa) y que se podrá ver este jueves 15 en la inauguración de la 10° versión de su festival.
“La aparición de Víctor Jara, para nosotros como institución y también como público, es una gran sorpresa. Pese a que él realiza un rol secundario, es la primera vez que podemos verlo en pantalla en una obra cinematográfica”, señala Mónica Villarroel, directora de la Cineteca Nacional.
La restauración de Un viaje a Santiago, detalla, se realizó entre los años 2020 y 2021 en el propio laboratorio que tiene la entidad para el tratamiento de archivos. “El proceso consideró el catastro de los materiales depositados: copias estándar, negativos de imagen y sonido en 35mm, nitratos y acetatos”, explican desde la institución. En ese momento se encontraron con asombro con la actuación del compositor y actor.
“También existen otros registros de él, pero son más bien de tipo documental. En este caso es una actuación en una película de ficción. Eso es lo distinto en relación a los otros materiales que conservamos de Víctor Jara”, especifica Villarroel.
Aunque breve, su rol en el filme de Hernán Correa lo ubica como parte de la cinematografía que se realizó en los años 60 en el país. Un viaje a Santiago es anterior a hitos como Largo viaje (1967), Valparaíso mi amor (1969) y El Chacal de Nahueltoro (1969).
En palabras de la directora de la Cineteca Nacional, “un cine marcado por el neo realismo, un cine que estaba dando luces de lo que vendría posteriormente con el movimiento del nuevo cine chileno y el nuevo cine latinoamericano, que empezó a gestarse a inicios de los 60 y tuvo su esplendor después de la segunda mitad de esa década”.
La cinta -único largometraje de ficción de Correa, conocido hasta entonces como documentalista y director de fotografía- también es previo a que el cantautor creara sus composiciones más populares, y se sitúa en prácticamente la misma época en que dirigió su primera obra de teatro, Parecido a la felicidad (1959), de Alejandro Sieveking, a quien conoció en el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile.
El rescate de Un viaje a Santiago que ve la luz en 2021, entonces, también es una puerta de entrada a ese Víctor Jara en una etapa embrionaria. Antes de Luchín o El derecho de vivir en paz, Jara se encumbró en otra área del arte de su país, aunque haya tardado seis décadas en tener el reconocimiento que merecía.