IMAGEN VEINTE
|*Página Nómada
Eduardo Cerecedo
Hoy fuimos de pesca mi padre yo, yo me quedé amarrando la panga, mi padre se adelantó con el pescado. Eran como a las tres de la tarde, al pie del chicozapote, algo me llamó la atención, sí, era Virginia Reyes, tenía los pies hacia arriba, su vestido de florecitas todo le caía hacia abajo, se le veían las piernas enormes, redondas; torneadas, no tenía calzones, se hizo como la dormida, al sentirme pisar la hojarasca, la sombra era fresca, que me arrimo, como que movía los párpados, que, aunque cerrados, siento que fingía dormir. Que le acaricio la rodilla, me dijo, mi marido llega hasta mañana, dormiré sola, ahora ya lo sabes. Y que me la jalo para el naranjal y nos revolcamos hasta el oscurecer, cortamos guayabas. Su lengua caliente y dulce era sabrosa, como la pulpa de mango cuando madura en el cerro. A Virginia Reyes le escribí mi primer poema que después me publicaron – mucho tiempo después- en “Sábado, de Uno más uno.
- Del libro de Crónica, de Eduardo Cerecedo, aún inédito