DESATINOCRACIA

DESATINOCRACIA

Por Juan Baizabal

Falta una semana para que concluya el periodo de campaña permitido para las elecciones de presidentes municipales, diputados federales y locales. Inicia la cuenta regresiva para cada uno de los candidatos, sus equipos “refuerzan acciones” y se preparan para el día de la jornada electoral.

La gran mayoría de los contendientes dan gritos desesperados, intentan hacer lo que no hicieron desde el día uno, ruegan un milagro electoral, pero ya es muy tarde.

Ha quedado claro que la falta de oficio político fue el principal obstáculo, para quienes, de manera impulsiva, se lanzaron al ruedo electoral, sin conocer el reto que implicaba.

La ambición económica y de poder, motivos que llevaron a mujeres y hombres, a incursionar en el ya desprestigiado mundo político mexicano. Sin darse cuenta que, en su mayoría, solo fueron el cebo de partidos políticos y de sus dirigentes, con la finalidad de obtener los votos mínimos necesarios para conservar sus registros ante las autoridades electorales.

Se creó una nueva clase política en el país.

Un nuevo grupo pantalla que solo alimenta y fortalece a los políticos de antaño, y que nos orillan a pensar: “estábamos mejor cuando estábamos peor”.

¿Por qué no dar la oportunidad a mexicanos expertos en economía, leyes, ciencias políticas y otras áreas a fines?, ¿por qué crear una nueva clase política improvisada, sin experiencia y sin conocimiento en la materia?

La política en nuestro país sigue secuestrada por una élite, que responden a sus propios intereses. Un grupo no forzosamente de políticos, pero sí con amplia ambición.

Este grupo de seudopolíticos, son los que ponen las reglas, mueven las piezas y obtienen las victorias en cada juego.

El seudopolítico como lo define el Doctor Gerardo Escobar Galindo en su libro La Genealogía de la Política, “es aquel que utiliza el discurso de la política para allegarse el beneficio propio, lo que, en todos casos, deviene en vicio y defecto, o quien mutila el sentido amplio de la palabra política para revestirla del sentido tradicional con el que actualmente conocemos: la disciplina que teoriza solo las prácticas de ejercicio del poder y la constitución de gobiernos que se legitiman con el uso del despotismo, el absolutismo o totalitarismo”.

Un grupo que se renueva en cada elección, transitan de un lado a otro.

Los únicos que nunca pierden.