EL MUNICIPIO DEVOLVIO MILLONES A LA FEDERACIÓN Y NO VOLVIERON
|60 SEGUNDOS
RAUL GONZALEZ RIVERA
EL MUNICIPIO DEVOLVIO MILLONES A LA FEDERACIÓN Y NO VOLVIERON
Un día el alcalde de la ciudad Hipólito Herrero devolvió a la federación una millonada de pesos, bajo el argumento de que no hacían falta y como esa suma monetaria correspondía a uno de los programas más sensibles de la administración municipal, o se aplicaban o se devolvían, era la condición, optando la comuna por lo segundo, dejando a Xalapa en la inopia, el abandono y los rezagos.
Pr supuesto, que el grueso de los xalapeños condenó esa decisión loca, cuando se sabía de antemano que sí algo le falta a la capital del estado de Veracruz, es una inyección de muchos millones de pesos, para poder abatir las tantas exigencias y necesidades sociales, así como el arreglo total de sus calles y avenidas, que desde entonces ya enfrentaban miles de baches, que nunca se han reparado.
A diferencia de otras capitales de estados vecinos de la antigua Atenas veracruzana, ésta afronta serios retos que solamente con vocación de servir a los demás, es posible que salga adelante. De otra suerte, la ciudad estaría condenada a padecer las necesidades ancestrales y que mantienen a sus habitantes con el Jesús en los labios y la condena gratuita en contra de sus administradores públicos.
No existe el automovilista, camionero, trailero o chofer del más mugroso taxi, que no se rebele ante la impotencia de no poder evitar caer en los miles de baches, casi cráteres que en muchas partes de la ciudad se registran todos los días, sin que las acciones del rubro de las obras públicas municipales, haga acto de presencia y bachee, rehabilite o cambie el asfalto, menos el pavimento hidráulico.
Sin duda, las comparaciones son malísimas, pero habitantes de la ciudad chayotera de Orizaba coinciden en que Pluviosilla se equipara a la modernidad y equipamiento urbano, por caso de Boca del Río, Córdoba o Coatzacoalcos, siendo que hace cuando menos cuatro décadas padeció de abandono y el rezago superior al que ahora sufre la otrora Atenas veracruzana. Un personaje, cuyo apellido es Diez, en dos trienios a su cargo, transformó la ciudad y el pueblo prácticamente de manera unánime lo adora.
Xalapa ostentó sus momentos estelares, en los años correspondientes al siglo XX, no posteriormente. El derrumbe que hubo que enfrentar en los últimos 20 años, se debe en buena medida al ausentismo de ediles con vocación e interés por servir a los demás. Surgieron o los malos servidores públicos, provocaron su crecimiento anárquico conformando colonias en granel, pues en el lapso de los años 80 a la fecha, la ciudad, cuenta con más de 450 colonias, siendo que una mayoría de ellas carece de los elementales servicios de agua potable, luz eléctrica, pavimento, asfalto y camiones recolectores de basura.
Si a esto último añade usted, que malandrines de la función púbica ascendieron a los cargos edilicios, las consecuencias tendrían que estarse pagando y padeciendo en días como los que corren, con un abundamiento de familias pobres, sin oportunidades de salir adelante en una municipalidad sin fábricas, sin nada que cultivar en su restringida área verde, repleta de burócratas y estudiantes y por si faltara algo de pordioseros, delincuentes, raterillos y el soslayo en que la hundido el cuerpo de servidores públicos municipales, a los cuales por venir de otras tierras, lo menos que debía importar era servir a Xalapa.
CLASES NO PRESENCIALES, IGUAL A DESERCIÓN EN EL SISTEMA EDUCATIVO
Si se hace un recuento en forma, un análisis e investigación sesuda se va a encontrar que una gran cantidad de jóvenes, adolescentes y niños, ha abandonado las aulas de las escuelas del sistema educativo nacional, porque más tiempo, sin estudiar y sin contar con un ingreso seguro, ellos y sus familias dejan de comer tres veces al día.
Este fenómeno se confirma, con el paso de la supuesta enseñanza a la distancia o vía internet y las demás herramientas que nos proporciona la tecnología moderna, ya que de igual manera va disminuyendo el número de escolares, que asisten con este sistema a recibir sus clases.
El éxodo de estudiantes, se manifiesta todos los días, a decir de profesores inclusive universitarios, quienes coinciden en que han recibido llamadas telefónicas de no pocos de sus alumnos, para hacer el anuncio de que desertan, porque sus padres quedaron sin ocupación laboral y urge ganar dinero, para apoyar en el gasto familiar y coadyuvar al sostenimiento de sus hermanitos menores.
Inclusive, el cierre de escuelas y universidades privadas, se está dando en esta capital, en donde de antemano ya suman más de 30 mil negocios, anunciando el cierre de puertas, debido a que las rentas se los tragan y la ausencia de clientelas, tiene que ver con la baja en sus ingresos salariales y la escasez de fuentes de empleo, inexistentes o que la autoridad municipal o la estatal, tampoco informan que se abrirán o han reabierto, las que por la pandemia del coronavirus, se vieron obligadas a cerrar supuestamente por espacio de algún tiempo.
Académicos de las aulas de enseñanza media y media superior, confían en que cada ocho días, alumnos suyos anuncian que se van de la escuela, porque deben coadyuvar con alguna actividad para ganar algún ingreso que permita a sus demás familiares contar con una dieta que incluya alimentos cuando menos dos veces al día.
Suena irónico que la autoridad sanitaria insista en que sean los muchachos en edad de estudiar asistiendo a la escuela, quienes deben consumir alimentos naturales, rechazando los productos chatarra, si los ingresos en sus hogares están faltando en fea forma, en una mayoría, aquí y en cualquiera de los estados del interior del país.
Una docente de la escuela de bachilleres que se localiza sobre terrenos de la municipalidad vecina de Coatepec, ejemplificó que en las últimas semanas, dos y hasta tres jóvenes vienen anunciando lamentablemente, que deben dejar las aulas, porque sus padres perdieron sus empleos por la pandemia, y deben ponerse a trabajar en “lo que sea”, para no enfermar y morir de hambre. Y en este sentido, los muchachos estudian o trabajan, optando por lo segundo de manera inmediata. La deserción, en el México de ahora alcanza a miles.
CUANDO XALAPA FUE FABRIL, RURAL, CAFETALERA Y SU GENTE ERA FELIZ
Aunque usted no lo crea o asistiendo a alguna de las lecturas sádicas de Frank Kafka, Xalapa fue habitada por familias felices, que comían tres veces al día, gozaban de estar seguros en sus viviendas, cultivaban sus plantas y flores en los balcones y pórticos de sus casas, acostumbraban escuchar serenatas, se respiraba absoluta seguridad y los viernes los asiduos a la música clásica, no se perdían los viernes de conciertos en el entonces monumental teatro del estado general Ignacio de la Llave.
Entonces las niñas y los niños jugaban auténticamente con tantos carritos, pelotas, trompos, rayuela, el béisbol, el futbol, nadaban en la alberca de la calle” Juventino Rosas” y concurrían con sus progenitoras a hacer las compras de productos frescos y nutritivos a los mercados de la ciudad, aunque principalmente el de San José.
Entonces no había teléfonos celulares, eran fijos y muy pocos los contaban en sus viviendas. Los camiones de redilas bajaban cargados hasta el tope de jornaleros, que hasta antes de los años 90 del anterior siglo XX, asistían al “corte” de café en terrenos cultivados del aromático grano de las Animas.
Miles de hectáreas de tierra fresca, olorosa y repleta de bichos y animales silvestres, que servían para la “caza” se decía de los muchachos de la época y cuyas áreas, finalmente fueron transformadas en pavimento de concreto hidráulico, sustituyéndolas con los actuales 20 fraccionamientos residenciales, quedando como testigo fiel de aquella época parte de la chimenea a mitad de la plaza comercial que se ubica en esa zona.
Un estudiante de preparatoria, combinaba su tiempo como jornalero en las Animas, obrero en las fábricas de hilados y tejidos de San Bruno o el barrio de El Dique y algunos más en la fábrica de Triplay Veracruz, que operó por algún tiempo sobre la avenida 20 de Noviembre, casi esquina con Xalapeños Ilustres, de cara a la pequeña iglesia de la Piedad.
La ciudad contaba con una biblioteca pública importante que llevaba el apellido Covarrubias, en contra-esquina del palacio federal, a la cual acudía un numeroso grupo de estudiantes de secundaria y preparatoria, con el fin de ampliar la preparación de sus apuntes y realizar sus trabajos de investigación, en vísperas de presentar sus exámenes parciales o de fin de cursos. La escuela era de las delicias a la cual no rehuían los jovencitos, sino todo lo contrario. Mostraban sed de ser “alguien” en la vida.
Xalapa era de los nativos de la ciudad, eran contadas las escuelas primarias y secundarias y de bachilleres, pero altamente prestigiadas. Dos más de esos planteles, pertenecían a los grupos de poder económico, pero sin hacer sombra a la enseñanza pública.
Decenas de familias, gente de bien, académicos y jóvenes universitarios preferentemente gustaban de asistir a los conciertos que brindaba la Orquesta Sinfónica de Xalapa, en el teatro del estado “general Ignacio de la Llave”, todos los viernes, cuyos directores, gozaban de fama nacional e internacional, en el ámbito de la fina música.
Qué decir de los parques públicos, en día domingo, repletos de familias, para la convivencia y recreación con los amigos, los hijos y los visitantes de la llamada Atenas veracruzana. Los Berros, el parque Juárez, los campos donde se yerguen las construcciones de la USBI y los auditorios deportivos, atestiguan lo que fue el antes y el ahora precisamente. Es todo.