RECORTE DE 200 DIPUTADOS PLURINOMINALES, ES SALUDABLE

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

RECORTE DE 200 DIPUTADOS PLURINOMINALES, ES SALUDABLE

                Como una medida saludable para la vida pública de México, se considera la cancelación de 200 curules, las plurinominales, que solamente operan como un regalo que se destina para los cuates, los influyentes o los tránsfugas de los membretes partidarios, pero que en funciones cobran muy bien, se hacen de residencias, adquieren flotilla de automóviles y tranzan con el tráfico de influencias.

                Esta es una de las tres importantes propuestas de reforma a la Constitución, que por parte del ejecutivo federal, habrá de presentar ante el Congreso de la Unión, pero que en el sentir del pueblo, constituye una exigencia de especial trascendencia, habida cuenta de que los señores legisladores suelen desviar sus tareas, para aprovechar sus influencias y mejorar, sí, pero sus bolsillos personales y los de sus “alchichinques”.

                México tiene actualmente 500 diputados federales, 300 elegidos por voto directo de los ciudadanos en las urnas electorales y 200 curules que se obsequian a los partidos políticos, conforme al número de votos alcanzados en la elección de representación popular, pero una pregunta que de siempre se han hecho los ciudadanos, es precisamente saber para qué sirven los diputados.

                Generalmente se trata de entes hombres y mujeres, que transforman radicalmente sus vidas personales. Si eran pobres se vuelven ricos, pero el pueblo ignora también qué aportes realizan legislativamente, cuántas veces suben a la tribuna del Congreso, para demandar cuestiones de beneficio para el grueso de la ciudadanía y, por otro lado, cómo se justifican que obtengan bienes inmuebles y muebles, por cantidades superiores a los salarios y dietas que perciben como padres conscriptos.

                Ah, se olvidaba que los señores diputados, como son des corta imaginación y menos creatividad se contratan a tantos asesores como lo necesiten, para que les elaboren sus discursos y les dirijan su agenda-así le llaman- de trabajo “legislativo”.

                Localmente es lo mismo, según cuentan los malvados, hay una flamante legisladora que cambió de domicilio hacia una de las residencias de la zona exclusiva de Monte Magno y cuya fastuosa vivienda posee un garaje en donde se enlistan hasta seis automóviles, de diferentes modelos, pero todos de recientes modelos, siendo que antes de alcanzar la curul habitaba un modesto departamento y conducía su propio mini-auto. Pero la dama en sus conversaciones con sus amigas invoca que están todos los diputados y diputadas, haciendo mucho por la transformación del estado y el país.

                Por otro lado, la propuesta del jefe del poder ejecutivo, con el recorte de 200 diputados, tendría o daría la oportunidad para que el estado pueda ahorrar una millonada de pesos y que el restante grupo de los 300 legisladores, bueno, se pongan a trabajar en serio.

                Si el viejo régimen perdió la brújula y no pudo colocar ningún “curuleco” a través del voto de los ciudadanos, en la contienda escenificada el pasado 6 de junio, se debió a que los veracruzanos saben bien que sobre todo las últimas camadas bajo el gobierno priista, sus diputados ni siquiera aparecieron tres años en los distritos, por los cuales juraban que servían con lealtad desde sus curules a la ciudadanía.

                La gente en el régimen tricolor de Javier Duarte, el último mandatario de tierras veracruzanas egresado del PRI contaba que difícilmente recordaba quiénes eran sus diputados. Un día de gloria para los socios tricolores, contaban en la municipalidad colindante de Xalapa, Emiliano Zapata, que al diputado Adolfo Mota, pudieron ver en campaña un día, pero ya como padre conscripto, jamás volvió a Veracruz, ni a Coatepec, menos al trozo de tierra que supuestamente lo encumbró como diputado.

                Así las cosas, bienvenida sea la cancelación de 200 curules federales, para futuras contiendas político-electorales. Basta ya de arribistas y fantoches.

ALGUIEN PODRÍA EXPLICAR, QUÉ HACE LA POLICÍA MUNICIPAL

                Xalapa, como ciudad, siempre ha estado a merced de la delincuencia en todas sus facetas, ya sea la común o la de cuello blanco, que para el caso es lo mismo.

                Vecinos de la ciudad, que han viajado por negocios o su atractivo turístico, cuentan maravillas de la imagen que ofrece a propios y visitantes, la ciudad chayotera de Orizaba. Una entidad moderna, funcional, con calor humana y servicios como ninguna otra municipalidad en el resto del estado. Tal avance, se lo adjudican sus habitantes, a que por espacio de veinte años sus alcaldes son y han sido empresarios que aman su terruño y lo han dado todo en aras del bienestar general.

                Por supuesto que lo anterior, no pueden aceptarlo los auténticos xalapeños, no obstante que admiten que su ciudad está convertida en un asco. El dios Tláloc se ha encargado en las últimas semanas de demostrar las marcadas irregularidades bajo las cuales trascienden los días amargos de la otrora Atenas veracruzana, con sus calles sucias, apestosas, repletas de basuras y sus rúas de circulación con miles baches y algunos que asoman como socavones y cráteres a semejanza de los que se le avistan a la luna a través de los telescopios de la Nasa.

                Empero, a la vista sobresale un tema, que llama a que se haga una profunda o la más objetiva reflexión, en el sentido de saber a ciencia cierta, qué hace la policía municipal en una ciudad, donde la violencia e inseguridad, le gana a cualquiera de sus elementos la partida cotidianamente.

                Los xalapeños se preguntan, cuánto cuesta mantener a quién sabe el número de elementos que conforman la sigla en cuestión, pero que nadie ignora, que se trata de los creyentes de operar como súper héroes, los Rambos de la capital o el exterminador, ya que es diario el recorrido que llevan a cabo en sus patrullas a grandes velocidades y silbatazos o pitonazos, sin mostrar el menor respeto al resto de automovilistas y de personas a pie.

                Con bombo y platillos, el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero prácticamente al arrancar sus gestiones de edil municipal, haría el anuncio consistente en la creación de la policía municipal, enviando a más de cien cadetes a una escuelita del estado de Puebla, ignorándose que en el colegio de El Lencero, podrían haberse capacitado y bien, pero una mayoría resultó reprobado, así que la corporación se conformaría de 80 uniformados. Eso se informó oficialmente.

                Sin embargo, por las exigencias naturales de una ciudad hundida en el abandono y la inseguridad, tuvieron que hacerse cargo de la vigilancia y acoso a los delincuentes de elementos del glorioso ejército y la marina nacional, así como de policías dependientes de la Secretaría de Seguridad Pública.

 Empero, entonces surgió la interrogante, qué hace la policía municipal, cuyos elementos son los únicos que corren velozmente en sus patrullas, hacen sonar sus sirenas y en efecto, consiguen causar miedo, pánico y zozobra entre la población, jamás ganan el respeto y consideración social hacia un presunto quehacer que nadie ve, objetivamente.

En el colegio de El Lencero, un mayor retirado, el señor Herrero precisamente, organizó en su oportunidad a la policía mejor disciplinada y puesta para prevenir el delito y preservar la seguridad de los ciudadanos, no obstante, como lo advertía el mayor al reportero, aquí-decía- llegan desahuciados sociales, gente o elementos, al no encontrar otro medio de subsistencia, se encaminaban para formarse como policías. El colegio la hacía y bien en aquellos ayeres. Esperemos.

LA OPOSICIÓN A MORENA URGE DE LÍDERES LOCAL Y NACIONAMENTE

Si las cosas continúan como están al filo del 2024, la derrota que morenistas van a infligir a la oposición, estaría más que anunciada.

Luego del niño ahogado, no se vale llorar ni lamentarse y mucho menos lanzar peroratas en contra de los vencedores, válgase decirlo, en forma redundante.

Está claro, que el nombre de AMLO fue aplastante en la elección de 2018, pero en la celebrada recientemente el 6 de junio, se repitió la misma medida. Ciudadanos de a pie, asociados de los partidos de oposición a Morena, inclusive, pero están recibiendo una pensión- lo que nunca en la historia contemporánea había ocurrido- sufragaron en urnas electorales, a favor de los candidatos morenistas, aun cuando ni siquiera los identificaban ni conocían.

La derrota también acompañó a los aspirantes a cargos edilicios y de diputados, siendo que nunca habían participado en ninguna acción política literalmente. Se trató de aprendices de políticos, cobijados por las distintas siglas partidarias, sin importarles cuales fueran éstas, pero que al final del día sirvieron de hazmerreir del electorado dispuesto a continuar votando en beneficio de los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional.

Lo que puso en evidencia, la enorme ausencia de dirigentes partidarios genuinos, líderes sociales, quienes sin importar la ideología brillaron por su ausencia. Está claro que los partidos tradicionales, mostraron su pobreza en la asignatura mencionada y los nuevos membretes, hasta desaparecieron precisamente, ante la falta increíble de representantes suyos, que fueran oradores, convencieran con el discurso y pudieran testificar que recorrieran el país, para ganar seguidores y simpatizantes.

Acabó la era de los “grillos”, se pasó a la etapa de la pluralidad y en la que aparentes ideologías se disputarían los puestos públicos, en base al convencimiento de una sociedad ávida de creer en algo, cuando las políticas tradicionales lo hicieron todo, hasta olvidar el sentir de la gente, traicionando con sus falsas promesas, lo que serían su proyecto de trabajo, el cual al final del día, dejarían de cumplir.

Los albiazules con el espectacular triunfo electoral de Vicente Fox, tuvieron su oportunidad de promover el cambio, que no llegó. Y su colega, también panista Felipe Calderón Hinojosa, se enfrascó en la guerra contra el hampa, y soslayó los cambios y fijación en la conciencia de los mexicanos, que su partido había conquistado la silla presidencial, para un largo plazo.

Los priistas, no se diga, fracasaron al darse entre ellos la ruptura, virtud a las zancadillas, traiciones y renuncias de asociados, cuando dejaron de percibir los triunfos electorales y de rellenar sus bolsillos con el dinero público y el saqueo descomunal de los bienes nacionales como ha quedado demostrado a través de diversos medios y particularmente, gracias a las denuncias puestas en la mesa de las conferencias presidenciales matutinas.

Aún hay más, los jóvenes quedaron huérfanos de partidos y líderes, porque éstos nunca voltearon para forjar los cuadros, que ahora resienten terriblemente como ausentes, el PRI y el PRD, aunque los albiazules igualmente.

En una vacilada quedaron las escuelitas de cuadros, que promovían los dueños del priismo aldeano, porque ellos y nadie más eran primero, antes, después y siempre, con los resultados que todo México conoce. No hay dirigentes nuevos, aunque pueden surgir seguramente, pero cuándo, porque el 2024 pareciera estar muy lejos, y no es así.

A propósito, alguien podría saber o informar acerca del rumbo que tomó el líder estatal del PRI, pues ni su séquito de ayudantes, no lo vio en ninguna de las campañas para pedir el voto en favor de sus abanderados a los puestos edilicios y tampoco para los aspirantes a ser diputados locales y federales. Las trincheras partidarias derrotadas, están exigiendo justamente la renuncia de sus amos, redentores, padrinos y gerentes de los membretes en salto de caída triple mortal. Al tiempo. Es todo.