Un CISEN nos vigila

Un CISEN nos vigila

Reynaldo Escobar

El escandaloso descubrimiento de Rosa Icela Rodríguez, quien se desempeña como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, nos permite saber de la existencia de 31 contratos firmados en tiempos en que gobernaron Enrique Peña y Felipe Calderón, con la finalidad de obtener información confidencial (espionaje ilegal), atribuido a la empresa Pegasus.

El monto pagado por la adquisición de los servicios de espionaje fue de mil 970 millones de pesos y sirvió principalmente para actividades desarrolladas por el extraditado Genaro García Luna, hoy preso en Nueva York por distintos ilícitos que se le atribuyen al más cercano colaborador de Calderón, cuando fungió como titular de la Secretaría de Seguridad Pública. Sería interesante para el pueblo de México conocer el trabajo desarrollado por el CISEN durante los últimos veinte años en que los directores de esa institución, conocida en los corrillos políticos por su función de espionaje, estuvieron al servicio de los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, ya que a la llegada del gobierno de la 4T fue transferido con todo y archivos a la Sedena, donde el Centro Nacional de Inteligencia realiza la misma función, pero ahora custodiada y encapsulada por el Ejército, sirviendo actualmente a los propósitos políticos del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien criticó acremente las actividades del CISEN y en lugar de liquidarlo, únicamente lo transfirió a otra dependencia bajo su mando.No hay que olvidar que Genaro García Luna fue promotor de la creación de una “policía única”, con la anuencia del presidente Felipe Calderón y con el propósito de mantener un control en la prevención de los delitos y el combate a la criminalidad; claro que la ambición de poder descubierta en la persona de García Luna, propició que diversos actores políticos, entre los que destacaron gobernadores de oposición y presidentes municipales, conscientes de la aspiración de García Luna para asumir el control político del país, sirvió para impedir la expansión de poder pretendida por el “súper policía” consentido de Felipe Calderón.

Hoy como ayer, las áreas estratégicas de información política y de seguridad pública bien utilizadas serán los mejores instrumentos de quienes gobiernan este país, para prevenir y combatir la delincuencia y criminalidad que asfixia a México.