No al retroceso jurídico electoral
|No al retroceso jurídico electoral
Reynaldo Escobar
Luego de la salida del magistrado José Luis Vargas Valdés, de la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, de acuerdo con los fundamentos que fueron enviados ante sus propios compañeros del mencionado órgano jurisdiccional electoral, sólo un necio podía insistir en la anulación de su salida y apoyar la caprichosa solicitud del defenestrado, de mantenerlo en el cargo.
Pareciera que el presidente López Obrador trae una fijación para reformar al Instituto Nacional Electoral y al Tribunal Electoral del Poder Judicial, para retroceder a los tiempos en que el licenciado Manuel Bartlett Díaz, en su carácter de Secretario de Gobernación, tenia bajo su mando la Comisión Nacional Electoral y podía ordenar la caída del sistema, para modificar resultados de la noche a la mañana, tal como se dice que ocurrió con la elección presidencial del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
En aquellos tiempos, en la presidencia de la República ejercía el mando el licenciado Miguel de la Madrid Hurtado; en Veracruz el gobernador era don Fernando Gutiérrez Barrios y su secretario de Gobierno fungía a su vez como presidente de la Comisión Estatal Electoral, con todas las facultades legales y extralegales para negociar el “voto” de los veracruzanos a conveniencia del sistema político en funciones.
La oposición de 1988 al año 2000, se integró por muchos líderes políticos y sociales, algunos serios y formales y otros demagogos y embaucadores, que hoy ejercen el poder político, en el cual aspiran eternizarse mediante los cargos públicos en los que obtienen generosas prebendas actuando como señores de “horca y cuchillo”.
En eso no debe consistir la reforma política a la que han hecho referencia desde la cúpula del poder, el líder del senado Ricardo Monreal y sus correligionarios Eduardo Ramírez, Germán Martínez y Mario Delgado. Regresar a las postrimerías del siglo pasado, por la sola ambición de que hoy (esos politiqueros) ostentan el máximo poder y desean perpetuarse en el, no tiene justificación alguna y marcaría un retroceso, volviendo al pasado de los sistemas jurídicos y político Mexicanos.