El miedo inhibe a la razón

El miedo inhibe a la razón

Reynaldo Escobar

Basta con el ofrecimiento de garantizar la tranquilidad y la protección personal y familiar, para que una sociedad amenazada por los desastres naturales o cualquier otro acontecimiento no previsible, como los actos terroristas que acaban con la vida de personas inocentes, para que haciendo a un lado la razón, en lugar de disipar el miedo y enfrentar los acontecimientos funestos, la sociedad se incline ante los gobernantes demagogos y renuncie a su derecho inalienable a la legítima defensa personal, familiar y patrimonial.

Lo anterior ha ocurrido, lo mismo en pequeñas comunidades, que en los grandes conglomerados donde los gobernantes “megalómanos” imponen la “política del miedo” ofreciendo a los gobernados la supervivencia y la tranquilidad que conlleva el bien común, a cambio de renunciar a la libertad personal y al conjunto de Derechos humanos, que nos permiten exigir a los depositarios del Poder Político, una gobernanza transparente acompañada de la honesta rendición de cuentas por el ejercicio del gasto público.

En una sociedad con miedo, supersticiones y falta de oportunidades para todos, ningún líder político o conductor de un gobierno “no democrático” producto de la usurpación de la voluntad popular, podrá garantizar un desarrollo económico, político y social donde se viva con tranquilidad y sin temor a la inseguridad que produce el “miedo colectivo”.

Ahora que ha desaparecido el Fonden, asignan en el Presupuesto de Egresos del año 2022, una cifra que rebasa los 9 mil millones de pesos, para ser distribuidos entre los municipios y estados donde los huracanes, las inundaciones y desprendimientos de cerros y pendientes, sepultaron y desaparecieron unidades habitacionales, escuelas, hospitales, carreteras y muebles y enceres domésticos, que dejaron en la calle a miles de mexicanos que ya vivían en pobreza extrema y que han quedado tristes, enlutados por las muertes y desapariciones de familiares y amigos.

De nada han servido las lecciones macabras de terremotos, deslaves e inundaciones, que en el pasado causaron los mismos daños, sin responsabilidad para los funcionarios públicos encargados de elaborar los atlas de riesgos y cuidar de la protección civil.

Es verdad que el miedo inhibe la razón; pero más todavía seremos presos del sometimiento a la irresponsabilidad oficial, si no actuamos con inteligencia y valor civil, ejerciendo nuestro derecho al voto libre, secreto y responsable en los procesos electorales de 2022 y 2024, que definirán el nuevo rumbo para la nación.

De nada han servido las lecciones macabras de terremotos, deslaves e inundaciones, que en el pasado causaron los mismos daños, sin responsabilidad para los funcionarios públicos encargados de elaborar los atlas de riesgos y cuidar de la protección civil.