Legalización de Marihuana no garantiza de ningún modo que bajará la violencia: Arquidiócesis de Xalapa

  • Legalizar la droga atenta además contra la ética pública pues supone la degradación de valores, se permite lo que daña la salud de la población y va contra el bien común y la justicia.
  • Las causas de la violencia son multifactoriales no se debe sólo a la prohibición de la marihuana. La legalización de la Marihuana no bajará el consumo porque la promoción y venta están ya perfectamente organizadas a nivel mundial por narcotraficantes internacionales.
  • La cannabis sativa, hoy está demostrado que produce estados paranoides y bipolares; alteraciones motoras, retardo en la percepción de alarmas y de órdenes, e indiferencia y apatía, además altera el sistema inmunológico, y causa daño genético irreparable.

Xalapa

La legalización de la Marihuana no garantiza de ningún modo que bajará la violencia, afirma en su comunicado dominical la Arquidiócesis de Xalapa

A través de su vocero, José Manuel Suazo, señala que alentar para que la gente se drogue y altere su conciencia, se vuelva adicta, pierda la brújula, la paz, la salud y el sentido de su existencia, no contribuye en nada a mejorar la sociedad; a continuación el texto íntegro:

LA MARIHUANA, UNA FALSA SALIDA.

El pasado 1 de octubre de 2019, se presentó en la ciudad de México, una iniciativa para legalizar la marihuana (cannabis sativa). Se pidió incluso la creación de una empresa propiedad del Estado, (Cannsalud), la cual estaría autorizada exclusivamente para adquirir cannabis y sus derivados de parte de particulares que hayan obtenido permisos para comerciar con ésta. Cannasalud tendría el monopolio de la compra de cannabis y sus derivados al mayoreo, y posteriormente los vendería a franquiciatarios que la venderían a su vez al menudeo.

La iniciativa propuso crear la Ley General para el Control de Cannabis, y reformar la Ley General de Salud, el Código Penal Federal y otros reglamentos. También prevé que las personas puedan cultivar su propio cannabis para uso personal, pero se prohíbe que se use en espacios públicos.

La cannabis sativa, ha sido cultivada desde hace algunos milenios. Desde entonces se han ido estudiando sus posibles beneficios y daños. Hoy está demostrado que produce estados paranoides y bipolares; alteraciones motoras, retardo en la percepción de alarmas y de órdenes, e indiferencia y apatía, además altera el sistema inmunológico, y causa daño genético irreparable. Por esto los gobiernos del mundo la han prohibido.

Dado el contexto social que vivimos en México, se escuchan algunos discursos encantadores por parte de quienes promueven la legalización de la marihuana señalando que hay que legalizarla porque con eso se disminuirá la violencia; se dice además que el gobierno debe asumir el control de esta droga y no la delincuencia. Se argumenta también que es incluso un derecho fundamental para el libre desarrollo de la personalidad. Se habla incluso de la creación de un Instituto que regule y controle la cannabis.

Observamos que este tipo de estrategias no resuelven los problemas de fondo de nuestro país. La legalización de la Marihuana no garantiza de ningún modo que bajará la violencia. Las causas de la violencia son multifactoriales no se debe sólo a la prohibición de la marihuana. La legalización de la Marihuana no bajará el consumo porque la promoción y venta están ya perfectamente organizadas a nivel mundial por narcotraficantes internacionales. Legalizar la droga atenta además contra la ética pública pues supone la degradación de valores, se permite lo que daña la salud de la población y va contra el bien común y la justicia.

Con la legalización de la marihuana, el gobierno ofrecería aparentemente un producto de mejor calidad y más barato, y si esto ocurre habrá un incremento de la oferta, pues no elimina la oferta ilegal, por lo que causaría  que aumentará el consumo. La marihuana siempre será toxica.

Con la legalización de la Marihuana se incrementarán los riesgos de seguridad vial. Además se generarán riesgos en el mundo del trabajo pues la marihuana afecta el sistema nervioso central, altera la capacidad de concentración, la coordinación, el tiempo de reacción y las percepciones. Como los efectos duran horas, un operario arriesga su vida y la de otros al trabajar “bajo la influencia” de la droga.

La legalización de la marihuana garantizará el acceso y por tanto aumentará el número de consumidores y al hacerlo aumentará  el número de adictos y de sus problemas de salud, la marihuana fomenta la dependencia. Con la legalización de la marihuana se crea una fábrica de esclavos. Sería muestra de grave irresponsabilidad en políticas públicas. El Gobierno empujaría al país a un enorme problema del cual no se dice cómo lo sacará.

Alentar para que la gente se drogue y altere su conciencia, se vuelva adicta, pierda la brújula, la paz, la salud y el sentido de su existencia, no contribuye en nada a mejorar la sociedad; con este permisivismo sólo se promueve el deterioro físico, mental y espiritual de las personas y de la sociedad.  Recordemos además de que muchos delitos se cometen bajo los efectos de la marihuana.

Promover la marihuana es promover una falsa salida. La gente se droga para evadir su realidad porque vive un gran vacío existencial. La realidad cada vez es más complicada porque las políticas de prevención tienen poco impacto, existen pocos espacios recreativos y posibilidades reales para mejorar el futuro. La solución a esta situación  no está en lanzar a la gente a una evasión que le dejará graves consecuencias, sino en ayudarle a encontrar sentido a su existencia.

La legalización del uso de la marihuana podría tener algunas ventajas, pero casi todas no están comprobadas aún así tiene muchísimos inconvenientes. La legalización de su uso: da permiso inmoral para usar una substancia dañina para la salud, provocando enfermedades adicionales en la población, no resolviendo el problema de la violencia ni del narcotráfico, creando más adictos y promoviendo accidentes. La legalización de la marihuana puede ocasionar daños irreparables para los que no se prevén remedios.

Pbro. José Manuel Suazo Reyes.