La CAEV no protege la materia prima, ni la salud de sus clientes
|- El río Bobos convertido en mercancía de dudosa calidad.
Amadeus Olivarex
Martínez de la Torre, Ver.
Al paso del tiempo, hay personas que están pensando en la probabilidad de que las aguas del río Bobos estén siendo vistas con una perspectiva de negocio, pero sin que la Comisión del Agua del Estado de Veracruz muestre suficiente interés en la salud de sus clientes o usuarios, como se les identifica administrativamente.
Ello debido a las cotidianas y permanentes descargas de aguas negras a ese cauce de vital líquido, que pareciera ser competencia de la citada institución, por cuanto se hace cargo del sistema de drenaje sanitario al servicio de una creciente población, pues hasta el año 2020 se hablaba de más de 30 mil usuarios en lo que comprende a esta región, compuesta por clientes de los municipios de Tlapacoyan, Atzalan, San Rafael y desde luego Martínez de la Torre.
Mismo padrón que registra a los consumidores del agua del mencionado río Bobos, divididos éstos en tres niveles, según trasciende: tomas domiciliarias, comerciales e industriales; sujetas éstas a tres diferentes tarifas de cobro, siendo la mínima de alrededor de 60 pesos, que, multiplicada por 30 mil usuarios, arrojaría un ingreso mínimo mensual de un millón 800 mil pesos. Y de ahí para arriba tal cifra, tomando en cuenta las tarifas más altas a comerciantes e industriales, que desde luego consumen agua en grandes cantidades.
Sin embargo, hasta ahora no se conoce un proyecto de saneamiento de las aguas del río Bobos, que incluya el rescate del ecosistema en general: la fauna y la flora que son indispensables para mantener vivos los mantos acuíferos y con ello permanente abasto del indispensable líquido, así como de mejor calidad, es decir libre de líquidos residuales, de las aguas negras sobre todo, según estudios realizados años atrás, por personal de la Universidad Nacional Autónoma de México, de acuerdo a datos proporcionados.