Recomendaciones para el uso de suplementos en la tercera edad
|- Los suplementos no reemplazan los beneficios de una dieta saludable. Sin embargo, contribuyen a obtener las dosis necesarias de nutrientes.
El uso seguro de suplementos en la tercera edad puede contribuir a la prevención de algunos problemas de salud. Como bien se sabe, durante esta etapa hay muchos factores que conllevan a un mayor riesgo de enfermedades. Entre estos, las deficiencias nutricionales, la deshidratación y los cambios hormonales suelen destacarse.
Por fortuna, hay una amplia variedad de complementos alimentarios que favorecen un estado de bienestar en los ancianos. Las vitaminas, los minerales, las enzimas, los ácidos grasos y los aminoácidos son algunos ejemplos. ¿Quieres saber sobre sus beneficios y modos de consumo?
Cambios en el cuerpo durante el envejecimiento
En primer lugar, hay que recordar que el proceso de envejecimiento acarrea una serie de cambios en el organismo. Funciones como el metabolismo, la saciedad, la pérdida de peso y la apreciación sensorial de los alimentos tienden a sufrir alteraciones.
Tal y como lo explica Claudia Mimiaga en su artículo «Nutrición y vejez», el proceso de envejecimiento disminuye la masa muscular y los minerales de los huesos. También incrementa los depósitos de grasa y modifica la forma en la que se distribuye por el organismo.
A su vez, suele presentarse una reducción de la ingesta de calorías, grasas y proteínas. Incluso, son comunes los déficits de vitaminas A, C y D y minerales como el magnesio, el calcio y el potasio. Por todo esto, resulta conveniente conocer más sobre los suplementos para la tercera edad y cómo usarlos de forma segura.
Consecuencias de las deficiencias nutricionales en el cuerpo
Para que el cuerpo funcione de forma óptima, es necesario obtener un aporte suficiente de nutrientes esenciales. Si hay algún tipo de déficit, los sistemas empiezan a presentar problemas. A continuación, detallamos algunas consecuencias de la falta de nutrientes.
Deficiencia de vitamina C
La vitamina C es un nutriente con múltiples funciones en el organismo. No solo fortalece las funciones del sistema inmunitario, sino que ayuda en el proceso de curación de heridas y fomenta la formación de vasos sanguíneos, cartílagos, músculos y colágeno.
Cuando no se obtiene en cantidades suficientes, hay un alto riesgo de una afección conocida como escorbuto, caracterizada por anemia, sangrado de las encías, hematomas y mala cicatrización.
Deficiencia de vitamina D y calcio
La vitamina D es un nutriente clave para la adecuada absorción del calcio. Este último es un mineral esencial para la salud ósea, los dientes, la sangre y otros sistemas del cuerpo. Cuando uno o ambos nutrientes faltan en el organismo, los problemas de salud no tardan en aparecer.
Síntomas como los espasmos, el entumecimiento y el escozor se vinculan a la falta de estos nutrientes. En casos más graves, deriva en trastornos como la osteoporosis.
Deficiencia en vitamina A
La vitamina A puede consumirse mediante la alimentación. Su deficiencia se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades visuales, trastornos de la piel e infecciones.
Niveles bajos de ácido fólico
El ácido fólico es un tipo de vitamina B que interviene en la regulación de la hemoglobina y las proteínas. Sus niveles bajos inciden en la aparición de un tipo de anemia que produce fatiga y llagas en la boca.
Deficiencia de magnesio
El magnesio desempeña un papel relevante en las funciones musculares y del sistema nervioso. Incluso, incide en el control de los niveles de glucosa en la sangre. Su deficiencia está relacionada con síntomas como la fatiga, los espasmos, la debilidad muscular y las convulsiones.
Deficiencia de potasio
Entre las principales funciones del potasio cabe destacar el correcto funcionamiento del sistema nervioso y del ritmo cardíaco. Si sus niveles en el cuerpo son bajos, el riesgo de estreñimiento, daño muscular y fatiga se incrementa.
Suplementos recomendados para la tercera edad
Hay que tener en cuenta que el uso de suplementos alimentarios para la tercera edad no debe tomarse a la ligera. Aunque el mercado es bastante amplio, es conveniente asesorarse con un médico o un nutricionista para elegir la mejor opción según las características individuales. Algunas opciones recomendadas son las siguientes.
Vitamina D
La vitamina D es uno de los suplementos más consumidos en la tercera edad. Suele recomendarse a partir de los 50 años, sobre todo en las mujeres, dado que la disminución de estrógenos incide en el deterioro de la masa ósea y el riesgo de osteoporosis.
También se sugiere su consumo durante los 60 y 70 años, pues coadyuva a la prevención de trastornos musculares, nerviosos y cardiovasculares. Se aconseja la ingesta de 1000 miligramos en los hombres y 1200 en las mujeres.
Omega 3
Los ácidos grasos omega 3 tienen efectos positivos en la salud cardiovascular y metabólica. En particular, reducen el riesgo de colesterol alto, hipertensión, azúcar alto y trastornos inflamatorios.
Lo idóneo es asegurar dosis óptimas a partir de los 50 años para estimular el flujo de sangre al cerebro y ayudar al crecimiento de las células cerebrales. La dosis diaria es de 1000 miligramos al día.
Probióticos
En la tercera edad, la ingesta de suplementos probióticos ayuda al equilibrio de la microbiota intestinal. Esto contribuye a una mejor digestión y al fortalecimiento de las defensas. Se recomienda la ingesta de 1000 millones de unidades formadoras de colonias a la semana.
Vitamina B12
La vitamina B12 es fundamental para el funcionamiento normal del cerebro y del sistema nervioso. Sus niveles tienden a bajar a partir de los 50 años, dado que se reduce la producción de ácido clorhídrico en el estómago, que es el que ayuda a su asimilación. Lo idóneo es tomar por lo menos 2,4 microgramos al día.
Proteína
Los suplementos de proteína tienen efectos positivos sobre la salud muscular, ósea y articular. Y si bien este nutriente está presente en muchos alimentos, también es válido asegurar la dosis diaria con proteínas en polvo o en pastillas. De 20 a 30 miligramos al día son suficientes.
Uso de suplementos en la tercera edad: ¿qué hay que recordar?
La necesidad de usar suplementos alimentarios en la tercera edad puede variar entre unas personas y otras. No obstante, en líneas generales, estos productos no reemplazan los nutrientes que se obtienen con una dieta sana y variada. Así pues, primeramente es conveniente consultar al nutricionista o al médico antes de ingerir cualquier producto de este tipo.