CENIT Y NADIR DE SENTIMIENTOS
|Maricarmen Delfín Delgado
Para Aristóteles, la poesía surge por la tendencia del hombre a imitar la realidad, y por la existencia del ritmo y la armonía, estos dos factores naturales son los que propician que aparezca la poesía o el arte de imitar mediante el uso del lenguaje.
Su definición suena poco romántica, fría para quienes este género literario es sinónimo de evocaciones amorosas, sin embargo, reflexionado encontraremos una verdad expuesta directamente, la poesía como manifestación estética posibilita el encuentro entre el poeta y el poema, mediante la palabra adornada logra imitar su realidad interior. La poesía, como la manifestación de la experiencia estética propicia que el creador, el autor, el hacedor, se presente en su obra como un hábil imitador de su realidad interior, la que aprecia y comparte por medio de las letras.
Para el creador no existen límites, viaja de lo real a lo onírico, se mueve entre flores y espinas, transforma las lágrimas en diamantes, los ojos en estrellas, los años en luz y vuela hacia el universo, para quedar atrapado entre el cenit y el nadir de sus sentimientos. Así lo hace el poeta Sereno Liviu en el trabajo presentado en la obra que hoy nos ocupa, viaja por el universo emocional, recorre la onírica burbuja celestial que por momentos parece colocarlo en el nadir para recuperar la magnificencia en el cenit.
De la poética se ha hablado mucho, son múltiples los tratados y los esfuerzos en esta materia, sin embargo, la esencia, la base de todo discurso es la expresión, es decir, la manera que intenta dar cuenta de la realidad emocional. Quizás la prosa, el ensayo y las variadas formas literarias dirán más, emplearán más palabras, pero lo interesante en la poesía es la forma de mimetizar el mundo, llamar la atención a la acción poética por medio del lenguaje adornado, del movimiento de la palabra, enfatizar el encuentro con la reflexión, ya que la poesía es otra manera de expresar y habitar otros mundos, un buen poema cambia la forma y significado del universo.
Nuestro autor se desenvuelve en su íntimo universo, con un lenguaje coloquial da cuenta de la presencia del deseo, la nostalgia, la esperanza, el vacío existencial, el alejamiento, la ruptura y la memoria como elementos fundamentales de la experiencia amorosa. Sus remembranzas, espejo donde permanecen aquellas lozanas imágenes, nos trasladan para acompañarlo en momentos personales, para mirar el reflejo que rejuvenece en la tinta.
El ejercicio poético que versa sobre lo emotivo y evocativo, dejando de un lado la razón, es milenario, no se ha establecido una fecha exacta pero existen evidencias claras de esta actividad literaria, testigo de ello es el poema de Gilgamesh escrito sobre una tablilla de arcilla con un antigüedad de entre 2000 y 2500 años a.C.; sin embargo, supuestamente, el primer poema de amor fue escrito por una mujer, la princesa y sacerdotisa Enheduanna nacida alrededor del 2300 a.C., se trata de una pequeña tableta de terracota con un poema amoroso de tintes eróticos escrito para el rey Sargón I de Acad. Ambos textos de origen sumerio.
El amor es un motivo constante en las letras, Octavio Paz afirma que una de las funciones de la literatura es la representación de las pasiones; la preponderancia del tema amoroso en nuestras obras literarias muestra que el amor ha sido la pasión central de los hombres y las mujeres de todas las épocas.
Y “Cenit y nadir de sentimientos”, no es la excepción, tema esencial de su cuerpo es el amor, el sentimiento que ausente cambiaría la existencia del ser humano, el que viaja en la flecha de Cupido, el que Afrodita reserva para los afortunados. En gran parte de sus páginas está presente como el elíxir que reconforta la espera, que aviva la esperanza, que motiva a seguir. No solamente el amor pasional ronda en la tinta, el amor filial, legítimo y bondadoso, el aglutinador en el seno familiar, plasmado con el arte de la palabra, ronda en la obra.
Como toda expresión artística, la poesía es uno de los pilares de la humanidad y al paso del tiempo ha sufrido cambios, este género literario socorrido por talentosos creadores fue ganándose un lugar importante, académico y elitista, su construcción se basó en cánones que cuidaban su perfección, con escrupulosas reglas gramaticales y de construcción asegurando una obra de arte perfecta. Esta poesía tradicional se apega a una estructura de verso definida por ciertas características y esquemas de rima y patrones métricos particulares; sin embargo, los poemas contemporáneos favorecen el verso libre, que no emplea rima ni métrica rigurosas.
Dentro del verso libre, los poetas contemporáneos tienden a usar un lenguaje que es fácilmente accesible para los lectores en general, sus poemas suelen ser bastante breves en comparación con las obras de poesía más tradicionales, que a veces pueden extenderse por varios cientos de líneas.
La mayoría de los poetas modernos, han abandonado estos patrones tradicionales para permitirse más libertad en la expresión de sus ideas a través del verso, así como en algunos casos para demostrar el progreso social y literario.
Sereno Liviu es un poeta moderno, se ajusta a esta concepción, su obra se construye de manera libre y ligera, no queda prisionera por el grillete de la vieja escuela de limitantes cánones que encasillan el sentimiento en un sortilegio numérico, sus versos son libres, así como lo son en plenitud el mar y la arena, el sol y la luna, el fuego y la nieve, el día y la noche.
Con esta libertad del pensamiento fluye su inspiración, su particular reflexión recorre cada una de las páginas; apoyado en la anáfora, nos involucra inconscientemente en sus andanzas, con su versátil pluma dibuja en la mente del lector paisajes, calles y jardines donde se han plantado infinitas ilusiones, a habitar un alucinado espacio donde la vida es una proposición tan clara y evidente que se admite sin demostración.
Esta compilación está estructurada por capítulos o cápsulas, cada una con un tema en especial, con diversos tópicos de particular trascendencia en la vida del autor: recuerdos, familia, amores añejos, ilusiones, y sobre todo amor, mucho amor, romántico y pasional amor.
En Andanzas, cápsula primera, sentimos la nostalgia de aquellas noches oscuras transcurridas durante las cuatro estaciones, sentida remembranza de aquel gesto de atención; noches de serenatas y conquista lograda por la genialidad de la palabra; la necesidad de una oración para un alma desesperada, aceptando que la vida es una verdad incuestionable. Como lo menciona Juan Ramón Jiménez en su poema Remembranzas: cito.
¡Cuántas
veces, entre lágrimas
con mis blancos días sueño,
y reconstruyo en mi mente
la visión de aquellos tiempos!
La cápsula segunda, Sentimientos de Amor, es un cofre que atesora las joyas de su vida: Araziel, Kalou, Yaretzi y Jiyka, sus seres queridos convertidos en poemas, donde rememora a su mascota (Sultana) como un miembro más de la familia.
Musas, es la tercera cápsula, aquí el amor toma otros matices, corre por los ríoscuando se siente perdido, sus aguas toman bellas formas femeninas provocando felicidad, las miradas iluminan como estrellas en noches centelleantes y frías. El amor verdadero amalgama deseo, ternura y amistad en un “te quiero”, la nostalgia y el sentimiento invaden el alma pero la luz irradia alegría que desvanece la melancolía.
En un instante las inquietudes se iluminan como antorcha encendida para llenar el alma de esperanza, cruza desiertos, montañas y ríos con valentía, trazando un hermoso porvenir. Como estrellas titilantes surgen pequeños pensamientos poéticos exaltando el gusto por la belleza de la fémina, precisos adjetivos la hacen lucir como joya diamantina o preciosa rosa de jardín bien cuidada. El enamorado recuerda sus ojos, su sonrisa, su rostro, su silueta y su presencia, motivo de su dicha.
Entre secretos y confesiones comprendemos porqué el amante se inclina a querer, a amar los valores que encierran el ser, a descubrir esa identidad infinita que une las almas en sentimiento y amor. Admirar en cuerpo y alma, reconocer la sensualidad, galanura y simpatía es eje que mueve estas cápsulas, estas páginas, estos versos. Envuelta en la inspiración que es la luz de alma aparece la princesa que aviva la llama de la ilusión, inigualable y hermosa, transparente como diamante que se deja cortejar con la inocencia de antaño.
La cápsula séptima da un giro a la colección, la genética se hace evidente, las obras de los descendientes de la dinastía Salomón son una muestra más de la vena literaria heredada. Carta a Sofía Geras, es un homenaje, es el reconocimiento a la mujer de añeja sabiduría, pletórica de libertad y experiencia, en una hermosa prosa poética construida con un lenguaje estético y elevado, el autor reflexiona y determina atender sus valiosos consejos aún en la lejanía. Con su obra, Kalou se muestra como diestro tejedor de lenguaje poético.
Araziel encuentra su fuente de nutrición emocional en la Canasta básica, porque no solo de pan vive el hombre, reza el evangelio, el alimento espiritual es tan importante como el material. Con la metáfora como aliada en la construcción de su evocadora prosa magnifica las virtudes del ser amado como la fuente que le mantiene vivo, su estilo desenfadado y directo convida al lector placenteras sensaciones, donde para sobrevivir solo basta el amor.
La narrativa personal como medio para preservar la historia familiar es valiosa herramienta, anécdotas chuscas que reflejan sucesos en épocas añejas se trasmiten por generaciones perpetuando la imagen del pasado; Las hermanas ignoradas rescata la historia de tres chicas, las sitúa en el tiempo y espacio correctos para comprender la forma de vida de antaño, sus valores y conceptos. En recuerdo a su narradora Ana María Lavalle.
Doña Trini comparte una sabia reflexión en Juan el flojo, este cuento narra la vida cómoda y sin preocupación de un hombre de campo que prefirió ser sepultado con vida antes que trabajar. Aplica un viejo y conocido refrán para finalizar la historia.
El humor se hace presente en el cuento ¡Qué desgracia¡, el analfabetismo en el inicio del siglo XX era una constante, mucha gente lo sufría, en este caso no fue la excepción, ávido de enterarse del diario acontecer un individuo compra el periódico para estar al tanto de las noticias, pero, al abrir la publicación se hace presente su desgracia. Se incluye como homenaje a su narrador: el caballero Andrés Salomón Salomón.
La literatura es un estímulo importante en el intelecto de los niños, desarrolla la curiosidad por su medio, por la gente que los rodea, por la naturaleza y por otros elementos no considerados en su ambiente cotidiano. Mediante la narración los pequeños describen sus vivencias diarias, sus sueños y sus deseos, en el libro encuentran esa identidad, reconocen en la narrativa literaria, ya sea en prosa o verso, la forma de describir una historia al igual que ellos cuentan las suyas, es la forma común y efectiva de ordenar su mundo, su lenguaje interior.
La obra termina con “broche de oro”, encontramos en las últimas páginas el hermoso cuento Melissa Las Piñas, escrito por una virtuosa niña, que a su corta edad tiene la capacidad para crear historias fantásticas, su habilidad para escribir una narrativa bien estructurada sorprende, la pequeña expresa congruente y claramente las ideas hasta formar una historia que cumple con las características de la narrativa fantástica. La infanta Lizzeth Yaretzi Salomón Morales, creadora que dignifica su estirpe.
Cenit y nadir de sentimientos, aparece como una estrella más en el universo literario de su autor, iluminando el cosmos sentimental de sus lectores.