La agobiante crisis de valores obliga a un nuevo estilo de vida
|- El planeta agoniza y nosotros junto con él; más no todo está perdido
Amadeus Olivarex
Martínez de la Torre, Ver.
Personas que antier constataron la nueva mortandad de la fauna acuática, en las aguas del río Bobos, cuestionaban la función de las autoridades competentes, caso de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Secretaría del Medio Ambiente y de Secretaría de Salud, incluso, como de quienes de manera inhumana vierten al agua residuos químicos, altamente dañinos para la vida en general, concluyeron que esto se debe a una crisis de valores, lo que a su vez impone adoptar un nuevo estilo de vida, para todos por igual.
Y es que la contaminación que tanto agobia al planeta Tierra y a nosotros con él, también está dentro de nosotros, los que empezamos este juego mortal; no solo por comer parte de esa fauna que personas desconsideradas, recogían ayer, algunos con la intención de venderla, sino porque el plástico que llega finalmente al mar ya circula por nuestras venas, por nuestro torrente sanguíneo.
La comida chatarra que incluso apuramos en la niñez, altamente refinada, con exaltado sabor y atrayente color, sin valor nutritivo, al igual que el agua embotellada, tratada para limpiarla, termina desmineralizada, por lo que no quita la sed, al tiempo que “nos alimentamos” con productos grasos, harinas y azúcares, que congestionan nuestro torrente sanguíneo, para terminar, desequilibrando la normal función del organismo humano.
Encima de un cuadro así, nos ha atrapado el miedo a ser contagiados por el coronavirus, lo que inhibe aún más nuestro sistema inmunológico, es decir las defensas naturales del cuerpo, además del estrés propio de las limitaciones económicas en cada familia, como de la guerra que nos encarece cada día más, el costo de los verdaderos alimentos: los naturales. Y es por ello que se habla de un nuevo estilo de vida.
El daño está hecho, afuera y dentro de nosotros, de ahí que ocho de cada diez adultos, en la entidad veracruzana, padezcan obesidad y luego diabetes o hipertensión arterial: hoy lo verdaderamente necesario es volver al estilo de vida que no enfermaba a quienes se alimentaban de manera natural, dormían sus ochos horas y se levantaban al amanecer, sin temor a la luz solar o a mojarse bajo la lluvia.