El Árbol de la Noche Triste, un mito consumido por el fuego

  • En esta cuarta entrega, se narran los incendios que ha sufrido el ahuehuete, “testigo” del triunfo de los aztecas sobre los españoles hace 500 años.

CIUDAD DE MÉXICO.

Sobreviviente de una sociedad colonial más tranquila, que lo valoraba por haber sido testigo de la única batalla que los aztecas le ganaron a los españoles, el 30 de junio de 1520, el legendario Árbol de la Noche Triste, donde se dice que el conquistador Hernán Cortés se recargó para llorar su derrota, no logró sobrevivir intacto los siglos XIX y XX, a pesar de los cuidados que le proporcionaron diversos gobiernos.

El ahuehuete centenario, ubicado en el número 478 de la actual calzada México­Tacuba, en Popotla, ya estaba “en estado deplorable” en 1905, “debido a la resequedad y falta de agua del territorio donde se encuentra”, según un diagnóstico hecho entonces por el Cabildo capitalino.

Pero después de casi un siglo de crear rejas, pedestales, jardines y plazas a su alrededor, y hasta un lago artificial; de limpiarlo, conservarlo, exterminarle las plagas de polilla, extraerle las raíces podridas e injertarle retoños, el histórico sabino estuvo a punto de perder la vida debido al descuido de algunos ciudadanos, que provocaron tres incendios.

Tres veces, el Árbol de la Noche Triste ha sido víctima de manos incendiarias que han exterminado su vegetación”, comenta la historiadora Cristina Espitia, quien desde 2018 se ha especializado en el estudio de este ciprés mexicano.

Narra que el primer incendio documentado sucedió la madrugada del 2 de mayo de 1872, “incitado por un individuo de origen español, quien untó de petróleo el corazón del árbol, provocando que las llamas se propagaran hasta la copa”.

Dice que diversos periódicos decimonónicos dieron fe de este atentado. “La Voz de México, La Iberia, El Distrito Federal y El Monitor Republicano lo detallan el 5 de mayo de ese año; mientras que El Siglo Diez y Nueve le dedica tres artículos, los días 4 y 5 de mayo y el 24 de julio de 1872”.

Quien ha propuesto al gobierno capitalino declarar al ahuehuete Patrimonio Cultural o Histórico de la Ciudad de México destaca que el “incendio más voraz” fue el ocurrido la mañana del jueves 10 de enero de 1980, durante la celebración del aniversario de la parroquia denominada Brote Sagrado.

Las chispas de juegos pirotécnicos y cohetes alcanzaron la árida corteza del árbol. Aunque las conjeturas del motivo del incendio son inciertas, abarcan desde fogatas no exterminadas y cortos circuitos de juegos mecánicos, hasta la colilla de un cigarro que no se consumió. Los bomberos lucharon varias horas para combatir las llamas de cuatro metros de altura, por lo que se tuvo que recurrir a una escalera telescópica para evitar el desmoronamiento”, explica la experta.

Ese mismo día, Excélsior publicó la triste noticia en su página 27, con el título Durante Seis Horas Ardió el Árbol de la Noche Triste, anunciada desde la portada del diario con una fotografía donde se observa a los bomberos apagando el fuego “del tronco seco”.

La nota apunta: “Durante poco más de seis horas ardió el tronco del Árbol de la Noche Triste…, debido al fogonazo de una ‘paloma’. Las llamas sólo afectaron parte del corazón de los restos del ahuehuete… Éstos se soportan en una especie de muleta de concreto con alma de acero… Durante la madrugada, se realizó en la plaza una verbena popular, en la que varios chiquillos arrojaron cohetones y palomas”.

EL TERCER INCENDIO

Espitia señala que el último incendio perpetuado contra esta reliquia natural aconteció la madrugada del viernes 11 de septiembre de 1981, “a manos de vándalos que lo rociaron con un líquido inflamable y le prendieron fuego, lo cual exterminó lo que quedaba de él”.

El Periódico de la Vida Nacional dio a conocer este suceso como nota principal de su página 35A, Prendieron Fuego al Árbol de la Noche Triste Grupo de Vándalos, ilustrada por tres fotografías.

Los capitalinos leyeron así la entrega: “El Árbol de la Noche Triste fue incendiado por unos desconocidos que bañaron el tronco con un líquido inflamable y le prendieron fuego. Esta fue la tercera ocasión en que las llamas dañan el vetusto ahuehuete en un lapso de año y medio… Según los oficiales de la subestación de Bomberos de Tacuba, el llamado de emergencia lo recibieron a las 4:25 horas de la madrugada.

Cada determinado tiempo, el viejo tronco era revitalizado por especialistas. Lo inyectaban para mantenerlo con vida artificial. Su centro era una base de cemento y tabique, con lo que se trataba de evitar que sus escasas ramas se vinieran abajo. Hace cuatro años fue sujetado con alambres; pero, después, durante una fiesta en la plazoleta en la que estaba plantado, un copetón lo incendió y parte de su tronco se carbonizó”, describió el diario.

LOS CUIDADOS

Quien cursó la licenciatura de Historia en la UNAM detalla que, así como ha habido ciudadanos que han dañado al Árbol de la Noche Triste, también han existido personas y funcionarios que han ayudado a su preservación.

El primer proyecto para la construcción de una plaza se realizó el 1 de marzo de 1886; sin embargo, no se contó con el apoyo del presidente municipal para la creación del jardín, por lo que la plaza se materializó hasta el 15 de septiembre de 1887”, cuenta.

 La iniciativa más grande de remodelación de la plaza y conservación del ahuehuete se dio a partir de noviembre de 1904 hasta octubre de 1910, a petición de los vecinos del rumbo, quienes pedían que el árbol de Popotla fuera tratado como monumento histórico, por lo que convocaban a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes a que se responsabilizaran de su cuidado y ampliación de la plaza”, indica la promotora.

Espitia agrega que en 1948 se injertaron tres retoños en el corazón del sabino. “Se efectuó otra reconstrucción el 1 de diciembre de 1949. Y, en 1970, el presidente Gustavo Díaz Ordaz reinauguró, restaurada, la plaza que lo rodeaba”.

Concluye que, a casi 40 años del último gran incendio que sufrió, el Árbol de la Noche Triste es sólo un tronco seco y su entorno está descuidado. “Espero que este 2020, que se conmemora el 500 aniversario de la batalla victoriosa de los mexicas, las autoridades correspondientes se ocupen de él, realicen otro diagnóstico y le devuelvan su dignidad”.