SIN CANDIDATOS ATRACTIVOS, MAYORÍAS NO VOTARÁN EN 2021
|- Todo pasado fue mejor, porque no existe: Carlos Monsiváis.
60 SEGUNDOS
RAÚL GONZÁLEZ RIVERA
SIN CANDIDATOS ATRACTIVOS, MAYORÍAS NO VOTARÁN EN 2021
La apuesta es a que en el proceso electoral del próximo año de 2021, ante el desplome brutal de los partidos políticos, si no se presentan candidatos atractivos para la ciudadanía, las votaciones en 15 entidades del interior del país serán un verdadero fiasco.
Generalmente elecciones intermedias dejan de ser importantes para el grueso de los electores. Y si a esto le añade usted que los problemas más sensibles para la sociedad siguen pendientes de darse en la realidad, la ausencia de votantes en las urnas electorales, no deberán asombrar a nadie.
De hecho, hace mucho tiempo que los comicios no son el fuerte de una democracia como es la mexicana.
Se pensó por largo tiempo que no había necesidad de acudir a comicios electorales, total, que siempre eran los mismos candidatos y el día en que se celebraban las elecciones ganaban también los abanderados del uni-partido montado en el poder.
Esto quiere decir que en 2021 tampoco cambiará. Inclusive se presagian votaciones con muy pocos votantes, pues estando a menos de un año de celebrarse los históricos comicios se ignora la existencia de candidatos atractivos para el interés de los ciudadanos. Serán quince las gubernaturas que se pondrán en la jugada electoral, la primera de alguna importancia desde que Morena se convirtió en gobierno de este país.
El tiempo avanza rápidamente y los partidos políticos existentes quedaron tan maltrechos en la jornada con que ganó la presidencia Andrés Manuel López Obrador, que a la fecha siguen sin demostrar que se propongan su recuperación y que los liderazgos sean distintos, o sencillamente con algún atractivo entre los ciudadanos.
Inclusive, si mucho se ha anunciado que la era de la transformación está dándose todos los días, nadie entiende cómo es que Morena acepte aliarse en un proyecto que llame a la democratización del régimen con los eternos dirigentes del Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México.
Estos son los membretes más identificados como chapulines, que como promotores de un cambio, que si van estos dos, mucho también perderán en próximas elecciones los clanes, los grupos de poder que militan en las trincheras morenistas y que la gente ignora quiénes son, pero que están confiados en que por el sólo hecho de estar subidos en el carro de AMLO, la suerte los beneficiará con las próximas chambas políticas.
Si al PRI algo lo hundió, fue precisamente que jugaran en todas las elecciones las mismas cartas, enseñando las mismas mañas, vicios, corruptelas y a la postre resultarán en abultada cantidad, como reconocidos ladronzuelos políticos.
Que se sepa, en el último año y medio partidos políticos que caminen en la calle, no hay, los que andan en carros lanzando groseramente recordatorios del 10 de mayo a sus adversarios están identificados como grupos alineados con la derecha de este país. Su política sin contenido ideológico está lejos de convencer a mayorías ciudadanas.
Que así se propongan ganar elecciones, nones, la gente sigue sin entenderlos en sus protestas viajando en automóviles de lujo, pero sin que den una sola señal que revele el cambio que antes, Vicente Fox y el panismo, prometieron, pero incumplieron, no obstante, que con la sigla partidaria, surgida al amparo del conservadurismo, convencieron a una mayoría del electorado mexicano y así, con el cambio-sin cambio arrancó México este trágico siglo XXI.
CUATRO ORGANIZACIONES, CONTRA PARTIDOS MORIBUNDOS
Se cuenta que cuatro organizaciones sociales o políticas habrán de confirmar su inclusión como partidos políticos, las cuales tendrían que confrontar con los membretes partidarios tradicionales, los cuales por estar moribundos, aquellas seguramente si muestran algún atractivo, bien podrían impactar favorablemente en la conciencia de los electores veracruzanos.
La causa de los partidos políticos en Veracruz fue dejada en el vacío, tras de su derrota apabullante en la última sucesión presidencial.
El priismo fue prácticamente aniquilado de la vida pública de este país, también con mayor agudeza en gran parte de la provincia, como es el caso catastrofista del cual siguen sin poder recuperarse los socios del priismo.
No se diga del perredismo, cuya membresía apenas alcanzó un cuarto de siglo que ya no pudo sostenerse como sigla partidaria. El daño mayúsculo propinado a dicha agencia de colocaciones políticas, tiene que ver con la persistencia de los mismos líderes, para haberse eternizado en sus huesos de poder, siendo que la izquierda ideológicamente anunciada con bastante antelación por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, se proponía dar al pueblo la conducción del poder en México.
La maquinaria albiazul no pudo sostenerse más allá de dos sexenios de gobierno federal.
Se engolosinaron los asociados del panismo y muy pronto el ejercicio del poder los dividió cuando Josefina Vázquez Mota recibía el respaldo de las bases albiazules, pero no el del presidente Vicente Fox y tampoco el de su relevo constitucional, con los cuales se había inaugurado la derecha.
El divisionismo hizo presas fáciles a simpatizantes, seguidores y caciques regionales que avistaban con buenos ojos a los hombres del dinero, ostentando el poder, pero ayunos éstos de tener entre sus objetivos atender a las aplastantes mayorías de mexicanos.
Sin la existencia de un sistema de partidos políticos no hay democracia. Es claro que sin una pluralidad, los regímenes se acercan necesariamente a constituirse en una dictadura. Lo extraordinario sería que hubiera no una, ni dos, ni tres siglas partidarias, sino toda una gama de la cual la ciudadanía pudiera echar mano, porque seguramente muchos de sus candidatos serían lo suficientemente atractivos para ser elegidos y nominados a ocupar las chambas políticas que vienen y en las que hacen falta verdaderos servidores públicos.
Particularmente, la ciudadanía veracruzana ha demostrado que no es tarada ni falta de capacidades para demandar y exigir de sus políticos la obra que justamente le permita aspirar a tener condiciones de vida mejores.
Y que mejor oportunidad, que participando en una próxima contienda electoral, la cual requerirá de partidos políticos que sustenten una sólida ideología y se comprometan a propiciar el cambio, al que el pueblo aspira ya no solamente con la esperanza, sino en la realidad. Al tiempo.
CALLES, PARQUES PÚBLICOS Y CAFETINES, SIGUEN VACÍOS
Hay confianza en las explicaciones que marca diariamente el doctor Hugo López-Gatell Ramírez en la conferencia a la que asisten cuando menos dos millones de escuchas y televidentes de todo el país, así que en ciudades como es la aldea xalapeña, los parques públicos, los restaurantes, cafetines y calles se asemejan a cualquiera de las zonas desérticas en las que algunas familias se dicen atemorizadas de tener que enfrentar algún acto de los pilluelos que asaltan, roban y lastiman a la sociedad.
El espectro que muestra la ciudad capital, cuentan algunos que se parece a las cintas que se exhiben en la televisión de los muertos vivientes. Es decir, que aquí la población ciertamente está acatando religiosamente las medidas de prevención de la salud que se dictan desde la ciudad de México. La sana distancia, que no se celebren fiestas ni se consuman bebidas alcohólicas, amén de que ya cada cual se lave constantemente las manos, y que si prefiere utilice el tapabocas.
La afluencia de consumidores, si usted quiere, es un tanto copiosa en los supermercados, en las tiendas de abasto alimentario, pero en el resto de la ciudad se aprecia un silencio que preocupa a muchos. El paso lento, pero firme, de la gente que deambula o cruza las principales arterias públicas, lo hace para adquirir su abasto alimentario, pero no más.
Las calles céntricas, quizá nunca en decenas de años, se habían observado tan alejadas del bullicio ensordecedor de otros días y momentos. Si acaso el tránsito de vehículos de motor rompe con la monotonía de una capital que asimila las orientaciones que les brinda la autoridad sanitaria para evitarse los sobresaltos que genera la constante de enfermos y las víctimas mortales del peligroso enemigo invisible.
Y cuesta trabajo creer al vocero sanitario, cuando advierte que éste puede durar días, meses o años entre los seres humanos y que podría seguir provocando más pacientes y lamentables pérdidas humanas.
Hasta allí, todo lo conoce y sabe cualquiera de los 128 millones de mexicanos, jamás vistos en un confinamiento espontáneo para poder preservar lo más valioso que puede tener cualquiera y que es la vida.
Sin embargo, en aras de la transparencia, bueno sería saber qué hay detrás del fenómeno que no solamente registra una cifra, sino que deriva en un tremendo dolor, tristeza y reclamos que no encuentran una aparente respuesta.
Centenares de médicos que están en el frente de batalla contra el coronavirus han enfermado, pierden la vida y suman una cantidad, que por sí sola causa escalofríos a cualquiera que tenga un menor rasgo de sensibilidad.
De este ejército no se habla ni se registra en la lectura diaria, no para rendirle un homenaje póstumo, sino porque no escuchar de su propia voz el lamento elevado al aire, a manera de una denuncia pública, el por qué no cuentan sus elementos médicos, enfermeras y afanadoras, con los equipos de protección adecuados.
Se anuncia el aterrizaje de más de 15 aviones Boeing 707 procedentes de China, cargados precisamente de insumos, pero que mucho de ese tonelaje sigue sin llegar a los galenos, que bajo estas condiciones sienten sobre todo la frustración de no poder realizar con éxito su tenaz lucha contra la epidemia. Esperemos.