La Cubana

  • La mejor fábrica de chocolates que ha habido en México.
  • Desde el año de 1872 y se trasladó a la Santa María en 1925.
  • Nada más con entrar al local, ya era un agasajo al gusto del olfato.

La Cubana

Por MIGUEL ÁNGEL CRISTIANI GONZÁLEZ

El título de esta columna “La Cubana” no tiene nada que ver con aquella morenaza de fuego que salía en el video de Celia Cruz cantando “la negra tiene tumbado” con su célebre grito de “¡azúcar!”, sino que se trata de la que seguramente ha sido la mejor fábrica de chocolates de México y que se encontraba hasta hace unos años en la calle de Cedro, en la colonia Santa María la Rivera.

La fábrica de chocolates de La Cubana es uno de los mejores recuerdos imborrables de mi infancia, porque precisamente se encontraba a la mitad del camino –a una cuadra y media– de mi escuela primaria, la “Ezequiel A. Chávez”, así que era paso obligado.

Junto del edificio de la escuela había una cochera, en donde preparaban unos sopes de frijol con papa y cebolla, que serían algo parecidos a las famosas picadas del puerto de Veracruz y ahí había que pasar a pedir una orden de tres para llevar a la cena. Había que hacer cola para hacer tu pedido.

Por las tardes, a la salida –como a las seis, porque iba en el turno vespertino– de regreso a la casa, pasaba con el peso que me habían dado para gastar en el recreo y me compraba una bolsita con esos chocolatitos, que después vendían también en los cines, y que tenían chochitos de colores en la parte superior.

Otro de los preferidos eran unos caramelos, como del tamaño de las monedas de 20 centavos de ese entonces –que tenían la pirámide del sol de Teotihuacán en el anverso– pero eran como de mil, aunque no tan dulces. Nunca más los he vuelto a probar en ningún lado.

Entrar a la fábrica de La Cubana ya era todo un agasajo para el olfato, el olor a chocolate y cacao siempre estaban ahí presentes.

Aunque no llevaras ni un peso para comprar, nada más con recorrer sus largas vitrinas de cristal donde estaban exhibidas las charolas de chocolates, era ya todo un regalo.

En las paredes de la tienda, los anaqueles estaban con una exhibición de los modelos de figuras de chocolate de la temporada, del día de los novios, el día de las madres, el día del maestro, y cualquier otra fecha durante todo el año, siempre había nuevas decoraciones.

Recuerdo y son memorables, las figuras de ositos de todos tamaños, colores y sabores.

Todos los personajes de Cri-Crí están en los aparadores, La Patita, el mismísimo Grillito Cantor y no podía faltar el popular Negrito Sandía.

También tengo grabada en mi momento, como si le acabara de tomar una selfie, la figura de ese popular negrito de chocolate, con su bastón y su bombín.

Pero en el recorrido por el mostrador había, naturalmente, los corazones de todos tamaños, las bolitas y los tamborcitos.

Casi enfrente, en la misma calle de Cedro, se encuentra hoy todavía uno de los negocios más antiguos en la colonia Santa María la Rivera, la Panadería “La Rosa”, fundada en 1888 y que ya tiene más de 132 años funcionando en ese lugar.

Entonces, primero había que pasar a comprar unos chocolatitos en La Cubana y luego cruzar a la panadería “La Rosa” para comprar una telera calientita y meterle unas cuantas tabletitas para disfrutar de una rica torta de chocolate.

De la panadería “La Rosa” también recuerdo unas enormes galletas de sal, poco más grandes que una tortilla, pero que eran únicas.

Nos comentaron que la fábrica de Chocolates La Cubana es del año de 1872 y se trasladó a Santa María en 1925.

Lamentablemente ya no está en funcionamiento, pues fue terminada su producción en 2004. El local que aún existe sobre la calle de Cedro es una concesión a otra distribuidora de chocolates, que no tiene que ver con la antigua Cubana.

En una página del Facebook que me enviaron se publica la lista de los cinco negocios más antiguos de Santa María la Ribera que aún siguen en funcionamiento:

Panadería La Rosa (1888) – 132 años de edad.

Pulquería La Xóchitl (1907) – 113 años de edad.

Restaurant Pachuca (1927) – 93 años de edad.

El Galgo (reparación de bicicletas) (1927) – 93 años de edad.

Café Moka (1930) – 90 años de edad

Algunos de esos establecimientos ya no los recuerdo, pero seguramente que son parte de mis recorridos y mis años felices de la infancia por las calles de la Santa María la Rivera.

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