SE DERRUMBAN LA ECONOMÍA Y LOS NEGOCIOS EN XALAPA

60 SEGUNDOS

RAÚL GONZÁLEZ RIVERA

SE DERRUMBAN LA ECONOMÍA Y LOS NEGOCIOS EN XALAPA

            Si Héctor Salmerón Roiz resucitara quizá volvería a salir del mundo de los vivos, porque dicho personaje presumió en su momento que la aldea xalapeña contaba con un número importante de negocios, no siendo una ciudad de industrias y tampoco había las plazas comerciales.

            El director de Industria y Comercio en el lapso que gobernó don Rafael Murillo Vidal a los veracruzanos, advertía ante los chicos de la prensa que  había una situación muy bien balanceada en la capital del estado de Veracruz, porque en aquellos ayeres su población apenas rebasaba los 60 mil habitantes, operaban algunas industrias y establecimientos comerciales suficientes.

            No había tratado de libre comercio con los gringos ni los canadienses, así que los campesinos que conformaban el tres por ciento en el municipio xalapeño generaban la producción de alimentos básicos suficientes para el grueso de sus habitantes.

            Metálicas Galindo, las fábricas de hilados y tejidos de San Bruno y El Dique, la empacadora de Chiles Xalapeños, la Fábrica de Triplay Veracruz, los Ferrocarriles Nacionales  transportaban bienes de consumo, pero también operaba el tren de pasajeros, el comercio de productos básicos repletaba las calles céntricas de Abasolo, Revolución, Poeta Jesús Díaz, Clavijero y Doctor Lucio.

            Xalapa era una ciudad en la que destacaban los estudiantes y los académicos, entre los cuales predominaban los universitarios que asistían ya a las distintas carreras que ofrecía la UV y los aspirantes a ser docentes de enseñanza primaria que acudían a recibir sus clases en las aulas de la Escuela Normal Veracruzana. Sigue siendo, pero la desconcentración educativa transformó la subsistencia de la capital que, conforme pasaron los años, también fue perdiendo los negocios antes citados.

            Sin embargo su tránsito a la modernidad con el arribo del Inmecafé dio al traste en buena medida con la vida tranquila, pacífica y armoniosa que gozaban las familias buenas, al grado de que en esos años comenzó el alza en el costo de la vida, las rentas subieron hasta en un mil por ciento y, por ende, el congestionamiento de calles y avenidas por la cantidad de automóviles recorriéndolas todos los días, acabó con la ciudad aireada, convertida en un torrente de humos, tóxicos y ruidos, asemejándola a las ciudades más contaminadas del país, Guadalajara, Jalisco, y Toluca, Estado de México.

            Así transcurrieron prácticamente los últimos 40 y 50 años, asolada la ciudad por la pobreza de las mayorías, el desempleo que es una constante y la ausencia de un crecimiento económico sustentable –dicen los economistas– abren tiendas que venden productos para el consumo y uso generalizado de las familias, pero aquí no se produce riqueza, como sucede en las ciudades industrializadas.

            Con la pandemia, que alcanza ya casi seis meses de causar enfermos, muertes y dolor y desesperanza en la gente, igual ha propiciado que la epidemia consistente en los cierres de negocios va en cascada de manera vertiginosa y preocupante. Están cerrando restaurantes, tintorerías, hoteles, fondas, bibliotecas, librerías de manera definitiva, con la consecuente puesta en la calle de decenas de trabajadores que perdieron así una forma honesta de ganarse la vida de ellos y los suyos.

            Este fenómeno ensombrece necesariamente las expectativas de una ciudad que alguna vez lució el título virtual de Atenas veracruzana y de ser la Cuernavaca de Veracruz. Y por otro lado, se confirma este fenómeno con los anuncios –únicos– que ahora se exhiben en toda la ciudad de Xalapa consistentes en las decenas de locales y viviendas que se rentan y se venden. ¿Hasta cuándo?

VECINOS QUIEREN AYUDAR AL MUNICIPIO JARDINANDO Y BARRIENDO

            Hay un barrio antiguo que está solicitando a alguna de las instancias del Ayuntamiento municipal que oriente a sus vecinos sobre cómo incorporarse a suplir faenas que oficialmente a sus calles no llegan y que están dispuestos a sumar esfuerzos, pero con la luz verde o bendición de los ediles para no enturbiar un proyecto social genuino.

            Es un ramal de calles a las que la escoba de los barrenderos municipales jamás llega. El alumbrado público es tan tenue que se presta para que los amigos de lo ajeno mantengan bajo un azoro constante a sus colonos y si existen algunos jardines se debe única y exclusivamente al interés que cada  familia pone para embellecer sus arterias públicas y baquetas.

            El servicio de recolección de basuras carece de días y horarios fijos, así que las montoneras de porquerías suman verdaderas montañas, propiciando la aparición de roedores y miles de alimañas que por obviedad contaminan el medio ambiente. Por igual, la anunciada separación de desechos en orgánicos e inorgánicos derivó en un absoluto fracaso.

            Los “veladores” del pasado y guardianes de seguridad pública en sus calles y que integran las colonias María Esther, Laureles, Cardel y Naranjos dejaron de hacer sus rondines ya desde hace varios trienios y cuatrienios, que como quiera mantenían alguna vigilancia y que la tranquilidad social no fuera una mentira.

Ahora, los propios vecinos tienen que anunciar con pancartas y leyendas impresas en cartulinas, pendientes de los postes de la CFE, que aquéllos mantienen ojos y oídos alertas de cara a la delincuencia que no cesa en sus amagos por las acciones que lleven al desorden, el caos y los excesos.

            Cuando fueron pavimentadas las calles de Miguel Negrete, Emilio Carranza, César Velarde, Niños Héroes y Laureles, el proyecto lo consiguieron primeramente los vecinos, quienes hicieron las aportaciones de rigor para llevar a cabo dicha obra. Sin embargo, en este momento los vecinos se duelen que el mantenimiento y conservación de estos espacios fluyen hacia las arterias del primer cuadro de la ciudad, pero no para las mencionadas antes, en detrimento de la imagen y paz social de miles de familias que habitan en este sector.

            Empero, sin lanzar quejas ni acusaciones en contra de ninguna autoridad, se acercaron a esta mesa de redacción para hacer saber a los ediles, por este medio, que los escuchen y ayuden a organizarse con la intención de coadyuvar a cuidar sus calles, darles mantenimiento, enriquecer sus jardines y proteger el asfalto y pavimento de sus  rúas, con los aportes simbólicos de sus colonos y devolverle a esta parte de la ciudad el rostro amable y de confort que alguna vez tuvo. Al tiempo.

EL FERRARI DE LÓPEZ MATEOS ESTUVO EN EL  MUSEO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Si la memoria no falla a los xalapeños que gustaban de reunirse con sus familias y amigos en el recorrido por el Museo de Ciencia y Tecnología, el cual fuera uno de los motivos de orgullo de la ciudad ante la falta de playas y mar que ofrecer a sus visitantes, dicho recinto fue abierto durante el gobierno de don Agustín Acosta Lagunes y entre otros espacios contaba con una sala donde se exhibían automóviles de modelos atrasados o reconocidos como clásicos y que habían donado altos ex funcionarios federales.

            El escenario era todo un espectáculo, porque incluía diversas especialidades de la ingeniería y que de otra forma a los ciudadanos permitía echar a volar su imaginación y creatividad.

            En la entrada hacia los interiores del recinto se localizaban aeronaves, una máquina del ferrocarril de antaño, con el fin de que la gente pudiera de cerca conocerlos por cuanto a las dimensiones que ostentaba un pájaro de acero y que pertenecieron a alguna de las líneas comerciales que con anterioridad realizaron vuelos dentro y fuera del país.

            En la sala donde se exhibían los coches donados por ex funcionarios y políticos encumbrados de este país, había –lo recuerdan muchos xalapeños– un automóvil Ferrari que donaron algunos familiares del ex presidente Adolfo López Mateos.

Otro automóvil de lujo que podría haber participado en alguna de las carreras de automóviles en las pistas de algún velódromo de la Ciudad de México perteneció al señor Pedro Aspe Armella, ex cardenal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

            El Museo de Ciencia y Tecnología se estableció sobre terrenos de lo que originalmente estaba destinado para edificarse en aquéllos un fraccionamiento habitacional para académicos de la Universidad Veracruzana.

            Ya había iniciado el régimen estatal el reparto de algunos predios, cuando juega como candidato y gana la gubernatura de Veracruz el economista Agustín Acosta Lagunes, así que ya una vez instalado como primera autoridad política de la entidad, recorre un día los terrenos aledaños a la avenida Murillo Vidal y los encuentra espléndidos, pero no para entregarlos a los trabajadores académicos de la UV sino en su lugar erigir un museo dedicado a difundir la ciencia y tecnología.

            Se cancela la edificación de viviendas con alguna tenue protesta elevada por un grupo de docentes, que sólo eso fue, porque a cambio el gobernador Acosta Lagunes les autorizaría dos o tres fraccionamientos más de la ciudad, en donde numerosos académicos construyeron finalmente sus casas.

            El museo abrió puertas con bombo y platillo, extensas salas y amplios interiores para dar cabida a muchos de los proyectos capaces de generar en sus visitantes, precisamente el amor por la ciencia y la tecnología.

            La flotilla de automóviles de modelos clásicos lucía en una de las secciones más concurridas del museo, porque en el caso de los automóviles en su mayoría nadie los conocía circulando en la cotidianidad sobre nuestras calles y avenidas. Un Ferrari, modelo 1960, y que fue de uso personal del ex presidente Adolfo López Mateos, era uno de los supuestos atractivos que más atraían la atención de familias completas los fines de semana.

            Se ignora si el vehículo que el señor Lozoya, confeso de cometer graves delitos relacionados con los pagos de sobornos a ex políticos mexicanos por parte del ingeniero Odebrecht a expolíticos y en especial, según cuentan algunos malvados, relacionados conforme a los informes extra-oficiales difundidos a través de las redes sociales, a lo expresidentes Carlos Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

            Ciertamente, transcurridos varios años después de la apertura de este interesante Museo de Ciencia y Tecnología, algunas manos perversas –según se contó en su momento– igual sustrajeron diversos automóviles que jamás volvieron a los espacios que ocupaban en los interiores del recinto en cuestión, podrían estar exhibiéndose en otro museo, porque nadie quiere creer que se los hayan robado, ya que Lozoya bien podría denunciarlos en este que pareciera el golpe mediático más importante que están recibiendo gobernantes que fueron en un pasado de este país. Es todo.