Este quijote no cabalga, maneja auto; Salman Rushdie charla sobre su nueva novela

  • El escritor Salman Rushdie adaptó al antihéroe de Miguel de Cervantes a las banalidades y absurdos del mundo actual.

CIUDAD DE MÉXICO.

El mundo ya no es realista, se ha vuelto fantástico, surreal”. De esta premisa, comentó anoche el escritor Salman Rushdie (1947), nació su novela más reciente, Quijote. “Lo más importante de la realidad es que es difícil escribirla”.

Durante su participación virtual en el Hay Festival Querétaro, conversando con la mexicana Carmen Boullosa, el narrador británico nacido en Bombay (India) confesó que uno de sus grandes temores con este libro es que pareciera “muy loco”.

Entonces, detalló, “cuando llevaba 100 páginas, pedí a varios de mis amigos que lo leyeran y me dijeran si lo encontraban loco malo o loco bueno. Pero les pareció divertido y eso me dio confianza”, agregó.

El mundo actual, donde la virtud es irrelevante y el entretenimiento y el placer importan más que el esfuerzo y las certezas; donde se hace cualquier cosa por un minuto de fama e impera la lógica del absurdo; donde la banalidad se ha apropiado de la vida pública y muchos intelectuales han renunciado al compromiso. En esta era nace este Quijote posmoderno.

Evocando a El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605) del español Miguel de Cervantes (1547-1616), pero también obras de escritores como el británico William Shakespeare, el francés Voltaire y el italiano Carlo Collodi, el autor de Hijos de la medianoche y Los versos satánicos entrega desde la ironía y el desencanto a un antihéroe. “Esta perspectiva múltiple me permitió crear este mundo”.

Su caballero andante se llama Ismail Smile, un comerciante de productos farmacéuticos obsesionado con la televisión, los concursos y los reality shows; su Dulcinea es Salma R., una estrella de Bollywood de belleza exótica; el escudero Sancho Panza es un hijo imaginario de 15 años y el caballo Rocinante es un antiguo Chevrolet Cruze gris metalizado.

Smile recorre Estados Unidos, desde el Medio Oeste hasta Nueva York y los peligros no son gigantes molinos de viento, sino ciberespías rusos y racistas violentos, entre otros.

El proceso de creación es misterioso. Quería escribir una novela sobre el viaje, pues éste significa mucho para los estadunidenses. Y deseaba hacer algo sobre padres e hijos. Así surgió el hijo imaginario que Quijote quería tener y que después quería ser real, como Pinocho”, añadió.

No estaba seguro de esta segunda historia. Pero me di el permiso de introducirla y si no funcionaba la quitaría. Pero creció tanto que me fue imposible olvidarla. Así pasa en la literatura”, indicó.

El autor de 12 novelas, traducidas a más de 40 idiomas, señaló que en la confección de Quijote, publicada por Seix Barral, recordó algunas obras de ciencia ficción que leyó durante su juventud.

Es sorprendente la biblioteca que tienes en la cabeza. Como escritor es difícil capturar el primer impulso, la energía. Cuando eres joven, la vida no te ha pasado; tienes que fingir sabiduría y de más viejo tienes que fingir energía. Ése es el desafío”.

El autor de Dos años, ocho meses y veintiocho noches definió a Quijote como “una novela llena de juegos, de bromas, pero también de una humanidad profunda”.

Admitió que escribió sobre el presente sin tener la distancia requerida. “Por eso me auxilié de los grandes escritores. Mi protagonista es moreno porque nunca he tenido éxito al crear un personaje blanco. Pero también quería hablar sobre migración y racismo. No se puede evocar hoy a Estados Unidos sin aludir a esto”.

Señaló que el siglo pasado llegaron a este país personas del sur de Europa o de América Latina, pero ahora arriban coreanos, vietnamitas o gente de El Caribe. “Es otra realidad”.

Uno de los personajes que más disfrutó de Quijote fue Smile. “Creo que gozas dar vida a quien no te gusta. Es un corrupto que soborna a los médicos y los induce a que receten medicamentos que crean adicción. Me divertí haciéndolo. No todos te tienen que agradar”.

Al responder algunas preguntas de quienes lo vieron a través de la plataforma Zoom, Rushdie aceptó que conoció primero a América Latina a través de su literatura. “Cuando empecé a visitar Argentina, México, Nicaragua, Brasil, Chile, me pareció un mundo familiar, a pesar de que no lo conocía; es decir, sentí que lo conocía porque podía leerlo”.

Y contó que fue el escritor mexicano Carlos Fuentes quien lo guio en su lectura de la obra de Cervantes. “Yo había leído El Quijote en una traducción que no entendía y me obligó a leerlo de nuevo. Era un erudito en el tema”.

Y se despidió diciendo. “Estoy triste porque el virus no me permitió estar personalmente con ustedes, tener interacción con los lectores. Mis viajes a México, Argentina, Chile y España se cancelaron. Esperemos que vengan tiempos mejores”.