SIN PLURALIDAD NO HAY DEMOCRACIA EN MÉXICO

60 SEGUNDOS

RAÚL GONZÁLEZ  RIVERA

SIN PLURALIDAD NO HAY DEMOCRACIA EN MÉXICO 

            El unipartidismo que ejerció el PRI por más de 70 años ininterrumpidos trajo ciertamente muchas desgracias al pueblo de México.

            Un país sin democracia, prácticamente sobrevive muerto.

            El escritor Mario Vargas Llosa no pudo callar ante lo visible y cuando en una de sus últimas visitas al país soltó una declaración que persiste hasta nuestros días entre los políticos, al definir que “México tiene una dictadura perfecta”. Hay tres poderes, un presidente que ejerce con una macro fuerza y un universo de partidos políticos”.

            Obviamente, la sentencia del escritor caló hondo, le dirigieron los políticos aztecas misiles verbales en todos los sentidos, de los cuales salió bien librado, sobre todo porque su declaración la habría hecho a los chicos de la prensa cuando se disponía a abordar el avión que lo transportaría al otro lado del mundo.

            El régimen posrevolucionario quiso asemejarse al sistema que habría heredado el presidente Francisco I. Madero a los mexicanos, cuya vida pública la marcó necesariamente el binomio de guerrilleros Pancho villa y Emiliano Zapata.

            Los mexicanos venían de tantas guerras que de alguna manera vieron la luz cuando don Plutarco Elías Calles apadrinara la inauguración del partido que antecedió al PRI y de allí en adelante, por más de siete décadas de unipartido, unipoder, y mientras las mayorías gozaban de algunos beneficios, programas sociales y las promesas que embelesaban a las mayorías, el régimen lució enorme, poderoso y fuerte.

            El presidente agrarista don Lázaro Cárdenas; el presidente risueño Miguel Alemán Valdés y el mandatario austero Adolfo Ruiz Cortines, sin duda confirmaron en los hechos que el priismo iba para largo, porque atendía a los tres famosos sectores sociales en que sustentó su consistencia partidaria y política.

            Como quiera los mexicanos asalariados comían tres veces al día y sobrevivían los campesinos del autoconsumo, al sembrar, cultivar y cosechas los productos que ellos mismos proveían a sus descendientes y demás familiares.

            Los presidente Luis Echeverría Alvarez y José López Portillo dieron al régimen priista, el toque que los distinguió por su política eminentemente populista, navegando siempre entre un sistema que se acercaba al socialista europeo y el capitalista que, aunque lejano, tenía que parecer al que disfrutaban los gringos.

            En realidad, México comía lo que producía y había suficiente para la exportación. Los pobres consumían las tortillas, los frijoles y la carne y leche que ellos generaban y cuando comenzó la caída económica, los campesinos, jornaleros y agricultores explotaban sus tierras y de ellas pagaban en especie o algunos pesos a los médicos su consulta y medicamentos.

            Sin embargo, algo comenzaba a pudrir la vida nacional que el presidente Miguel de la Madrid Hurtado fue el primero en anunciar su programa consistente en llevar a cabo la “renovación moral de la sociedad”, sin que se dijera oficialmente qué estaba mal, es decir, si los políticos dejaron atrás su supuesto pudor y comenzaron a robar descaradamente, y el pueblo daba muestras de su rechazo a estos gestos de un peligroso importamadrismo en que solía incurrir el “presidencialismo exacerbable”.

            Ahora se acusa que fueron los últimos 36 años de ejercicio priista los que socavaron la confianza del pueblo, pero ninguno combatió los males que se engendraron en el mismito gobierno, así que ni Salinas ni Zedillo y menos Fox y tampoco Calderón y finalmente ni Enrique Peña Nieto hicieron nada para remediar los males que venía destrozando la vida pública nacional.

            Si a la pluralidad que se ganó en el año 2000 se le coartan sus miras, también no es menos cierto que haya quienes pretenden forjar el México de dictadura perfecta, que definió Vargas Llosa, pero con colores distintos a los del PRI. Esperemos.  

SI NO HAN SENTENCIADO A LOS ASESINOS DE ACTEAL, LA JUSTICIA FALLÓ  

            Alguien acaba de acordarse que en Acteal, estado de Chiapas, se registró una matanza que alcanzó o victimizó a 45 indígenas, y que otro centenar fue atendido en diversos hospitales y que las autoridades policiacas atraparon a cuando menos 80 asesinos, los cuales continúan en la cárcel, pero sin que ningún juez les haya dictado la sentencia condenatoria de rigor.

            Esta matanza tuvo lugar en terrenos del estado selvático de Chiapas y los indígenas asesinados se disponían a realizar una marcha desde Acteal hasta la Ciudad de México, se informó en aquellos tiempos, la cual nunca se consumó porque al salir de su terruño los malvados dispararon armas de fuego sobre la humanidad de 45 apersonas a las que dejaron tendidas y cuyos cuerpos fueron levantados para confinarlos en alguno de los cementerios de la entidad en cuestión.

            La matanza pudo haberse considerado en el cuadro de los delitos de genocidio o “crímenes de lesa humanidad”, habida cuenta de que se acusó que fueron grupos paramilitares los que sembraron el terror y la estela de muerte en suelo mexicano también. Lamentablemente, para la causa de aquellos indígenas en la legislación nacional, ambas figuras delictivas no estaban incluidas y tampoco México había suscrito en esa materia acuerdos con los demás estados miembros de la Organización de Naciones Unidas.

            Sin embargo, ochenta asesinos a sueldo habrían quedado presos en las cárceles del sureste de México, no obstante que siempre se quiso incriminar sobre el horrendo crimen al presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, lo cual nunca ocurrió por parte de los gobiernos posteriores, como tampoco la ONU ni ninguna otra institución de carácter internacional encargada de ver por los derechos humanos atendió el caso, y cuando lo hicieron sobrevino la toma de decisión que señalaba que el asunto era  un “caso cerrado”.

            Zedillo Ponce de León concluyó su gestión presidencial y se fue a radicar a los Estados Unidos de Norteamérica, en donde imparte desde entonces la cátedra en una universidad privada y, por otro lado, asumió el cargo de consejero –según se cuenta– en cuatro grandes consorcios empresariales, amén de que fue el primer ex presidente que renunció a cobrar la pensión como tal y hasta ganó el título de ser un demócrata al acceder al triunfo electoral aplastante en el año 2000 del señor Vicente Fox Quesada, con colores del panismo a la presidencia de la república.

            A los socios priistas tal determinación cayó como balde de agua helada sobre sus espaldas, pues además fue el propio Zedillo, antes que ninguna autoridad electoral, diera a conocer el triunfo electoral del magnate, ante el jolgorio demostrado por la inmensa mayoría de ciudadanos mexicanos, los cuales creyeron que finalmente iba a darse el cambio tan anhelado por los mexicanos que despotricaban la falta precisamente de la pluralidad partidaria en ejercicio del poder público.  

DICEN LOS ASTRÓLOGOS QUE AÚN VIENE LO PEOR EN 2020

            Si usted cree en la astrología, se puede decir que hay los interlocutores de los astros que vaticinan peores días económicos y en la salud pública del mundo hacia los meses de octubre y noviembre.

            La desolación que comienza a ventilarse en la vida cotidiana de los seres humanos se multiplicará con casos verdaderamente preocupantes, sostienen los que leen en los astros lo que vaya a ocurrir en el futuro, cierto o no, pero que lo señalan como una consecuencia del coronavirus que no cesará en sus nefastos efectos quizá jamás, pero por lo menos cuatro o cinco años perdurará con una singular fuerza.

            A esta terrible crisis se tiene que añadir necesariamente la crisis económica, la cual, como puede apreciarse, causa estragos sobre todo en la economía doméstica.  

            Aquí en la aldea, los xalapeños auténticos, y que en los años 40, 50, 60 y 70 del pasado siglo XX, vivieron en el confort y la alegría de contar con un Xalapa cordial, amena, tranquila, en paz social, suficiente comida y trabajo para sus mayorías, en donde las rentas eran las más bajas que se cobraban en el país y los estudiantes estudiaban y los maestros realmente impartían sus clases, saben bien que a esa normalidad jamás volverán.

            Empero, tampoco la nueva normalidad se antoja muy halagüeña. El virus llegó para quedarse. Los pacientes por coronavirus no acabarán con la mentada vacuna, que sigue sin llegar y todavía falta bastante tiempo. Y a la fatalidad debe añadirse que la vida económica se pulveriza con singular rapidez.

Quien cobra un sueldo o recibe justamente una pensión sabe bien que apenas le alcanza para sobrevivir, pagarse el sustento, el médico particular y sus medicamentos y los servicios del predial, si goza de casa propia, el agua, la energía eléctrica, y eso que cerraron los cines y la sana diversión quedó en suspenso. Ya no compra periódicos, ve en TV la programación menos cara y hace seis meses que dejó de visitar las tiendas de ropa y calzado.

Al negro porvenir como se ve, hay que agregarle que hasta en las plazas comerciales el cierre de negocios ahora incluye los más diversos giros. Restaurantes, cafeterías, tiendas expendedoras de ropa y joyas están cerrando puertas definitivamente. Propietarios de locales comerciales aseguran que hace meses dejaron de cobrar rentas y que sus inquilinos les quieren devolver sus inmuebles, a lo que aquellos se oponen y les permiten que se queden otro tiempo más, que confían en que vendrá el día con un amanecer distinto y que sus inquilinos puedan pagar sus alquileres.

Al paso por las calles y avenidas, en general todas de la otrora Atenas de la cultura en Veracruz, se aprecia una fila de los anuncios que caracterizan objetivamente a estos días de “se vende” o se “renta”, viviendas, casas modestas, edificios completos, residencias en los fraccionamientos más “pomadosos”, negocios que abrieron apenas cuatro meses atrás, y que ya no soportan su tren de gastos y clausuran sus operaciones, unos temporalmente, otros para siempre.

Limpiabotas, peinadoras, peluqueros, amas de casa, jardineros, ofrecen sus servicios yendo a las casas de quienes se los soliciten. El taxi dejó de presionar en los accesos de la terminal de Caxa, ya que la pandemia igual redujo el número de pasajeros que viajan en autobús y las instalaciones de la central camionera en cuestión, igual luce desértica, con viajeros o usuarios que realmente tienen necesidad de hacer un viaje, pero que preferirían quedarse en casa.

A los astrólogos que el escenario que viene, hará trizas las finanzas públicas y doméstica entre octubre y noviembre y en el caso de la pandemia esta continuará, lo que también presagia que la gente deberá acostumbrarse a convivir con la enfermedad, porque ya nada volverá a ser como antes. Es todo.