Los niños de la Independencia; movimiento insurgente
|- El historiador David Guerrero habla de la participación de los menores en el conflicto armado.
CIUDAD DE MÉXICO.
Niños como Pedro Bernardino Alquisiras, Luis y Guadalupe Moreno Pérez, Timoteo Rosales, Narciso Mendoza, conocido como el Niño Artillero y Juan Nepomuceno Almonte, hijo biológico de José María Morelos y Pavón, también figuraron durante la guerra de Independencia, dice a Excélsior el historiador David Guerrero, quien ha estudiado la participación de la infancia en el movimiento insurgente.
Sin duda, los niños no sólo participaron en hechos armados, sino que también formaron parte de la población civil que padeció la guerra, porque si bien el ideal era muy noble a favor de las libertades políticas y la independencia, el costo de la guerra pudo ser muy crudo”.
Lo primero que se debe considerar, explica el investigador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), es que “lo que hoy vemos como niños no necesariamente es el mismo concepto de aquel momento, pues esos chicos de nueve o 10 años, en realidad, ya eran muchachos en la sociedad de aquel tiempo con habilidad para vivir y sobrevivir”, advierte.
Además, recuerda que en 1810 cuatro de cada 10 habitantes de la Nueva España eran menores de 15 años, en una población de seis millones de habitantes, aunque reconoció que no todos los infantes o jovencitos que participaron en el momento se convirtieron en héroes, dado que muchos fueron víctimas y sufrieron las consecuencias de la guerra.
Recordemos las descripciones del historiador Lucas Alamán acerca de la toma de la Alhóndiga de Granaditas, que fue una de las grandes épicas del primer ejército insurgente, comandado por Hidalgo, donde mucha población civil murió sacrificada, dado que en muchas de las familias prestigiadas de la ciudad guanajuatense se refugiaron en aquel lugar. Así que la matanza de hombres, mujeres y niños que ocurrió ahí fue terrible”, explica.
Y lo mismo sucedió en el sitio de Cuautla que, durante la defensa insurgente de las tropas comandadas por José María Morelos fue heroica, en 1812, donde la población resistió con las tropas y entre esa población hubo hombres, mujeres y niños.
Lo que quiero decir es que la población infantil y juvenil en México vivió y padeció la guerra, y también en ciertos casos, aunque no tenemos muchos testimonios, vivió episodios cruciales y heroicos en la escala que les correspondía, es decir, en la plaza que se estaba tomando o asediando”, apunta.
LOS HÉROES
Una de las figuras emblemáticas de la Independencia fue Narciso Mendoza, El Niño Artillero, “figura emblemática en Cuautla, Morelos, donde se ha colocado una escultura que lo recuerda”.
La historia alude que “la materialización de su figura parte del relato del historiador Carlos María de Bustamante, pero hay que decirlo, Bustamante no sólo vivió el momento de la guerra de Independencia, sino que también fue un extraordinario escritor y conservador de la memoria histórica de México.
Pero al haber luchado por la causa independiente, su escritura es romántica y patriótica. Él refería los hechos, constataba, pero tenía aires de historia épica y patriótica, por lo que es probable que el relato del Niño Artillero sea una creación histórica y literaria, aunque sí nos remite a la participación de los niños”, advierte.
El hecho es que, en pleno sitio de Cuautla, mientras los españoles asediaban la ciudad e intentaban ingresar, aquel niño de 11 años, que pertenecía a la compañía de Los Emulantes, al ver el ingreso de los realistas, tuvo la acción heroica de tomar un cañón cargado, prender la mecha y con un disparo evitar que los realistas avanzaran, mientras los insurgentes reaccionaban y ponían una barrera a la incursión realista.
Otro niño fue el hijo de Morelos, Juan Nepomuceno Almonte, quien a los nueve años fue capitán de Los Emulantes, agrupación de niños que jugaban a ser soldados e integraban las filas insurgentes.
Un caso distinto fue el de Timoteo Rosales, quien fue fusilado como escarmiento para su padre y para aquellos que se sumaban al movimiento insurgente. Esto sucedió en Zacatecas, al norte de la Nueva España, donde se encontraba el insurgente Víctor Rosales. Durante aquella defensa, su hijo Timoteo fue capturado en 1811 por los realistas y lo fusilaron.
Es algo que, desde la perspectiva actual, nos llama la atención porque conforme a derecho no puedes fusilar a un menor de edad, lo cual también habla de la política de terror llevada a cabo por el ejército realista que buscaba aniquilar a los insurgentes”, refiere.
Otro caso es el del niño Pedro Bernardino Alquisiras, hijo del líder insurgente de origen indígena, Pedro
Ascencio, quien también fue capturado por los realistas y le instruyeron un proceso judicial, pero debido a su corta edad, fue enviado a la Ciudad de México e internado en el Hospicio de Pobres.
Finalmente, Guerrero destaca la participación de la familia de Pedro Moreno y Rita Pérez, quienes lucharon en la región del bajío.
Pedro Moreno fue un insurgente que se unió a Javier Mina en 1817. Sin embargo, los realistas capturaron a Guadalupe Moreno Pérez, su hija de dos años y medio, e intentaron canjearla por un sargento realista”, explica.
El padre no pudo hacer nada porque el sargento había sido fusilado y eso selló el destino de la niña. Poco después Luis Moreno Pérez, de 11 años y primogénito de Pedro y Rita, murió en acción de guerra ese mismo año.
Hablamos de un matrimonio que ejemplifica cómo arriesgaron su vida y su familia por la causa independentista. Él fue un jefe insurgente y todos sucumbieron aquel año y por eso la población se llama Lagos de Moreno, como un recordatorio a este insurgente, a Rita Pérez y a Luis Moreno de 11 años”.