TLATELOLCO PREHISPÁNICO, ENCLAVE DE RESISTENCIA

  • Pese a conmemoraciones de 2021 autoridades no han repuesto el Museo de Sitio dedicado a la cultura que evitó un holocausto.

CIUDAD DE MÉXICO.

A dos años de que fuera cerrado el Museo de Sitio de Tlatelolco, uno de los espacios dedicados a la cultura tlatelolca, y sin que aún exista sede para su reposición por parte de la UNAM o del INAH, el arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, responsable del Proyecto Tlatelolco, aborda la importancia de esta ciudad prehispánica, hermana gemela de Tenochtitlan y emblema de la resistencia y de la adaptación mexica.

“Desafortunadamente, hace dos años –luego del sismo de 2017 y de los movimientos que ha sufrido el edificio– tuvimos que cerrar el museo, ya que la Torre de Tlatelolco, que antes albergaba a la Secretaría de Relaciones Exteriores, se sigue moviendo y no se ha podido frenar su inclinación”, detalla en entrevista con Excélsior.

Dicho museo, que contaba con 300 piezas del sitio, se inauguró en 2011 en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco y cerró desde el 3 de marzo de 2019, por afectaciones ocasionadas por los sismos de 2017.

“Así que retiramos las piezas para su salvaguarda y estamos en espera de un espacio donde podamos radicar toda esta colección que hemos reunido a lo largo de 34 años de trabajo”, abunda Guilliem, en el marco de las conmemoraciones por el 500 aniversario de la caída de Tenochtitlan.

¿Dónde está la colección? “Ahí mismo, en Tlatelolco, a 30 metros de distancia, donde tenemos el resguardo cultural”.

El arqueólogo también explica que, durante los últimos meses, el INAH ha trabajado en la restauración en la iglesia de Santiago Tlatelolco, afectada en 2017.

 “Ya está encofrada y se va a evitar su desplome, porque con los terremotos de 2017 la iglesia se recargó al sur y se fragmentó la esquina noroeste del convento, pero se encuentra estable.

Además, detalla que el INAH trabaja en la restauración del Museo de Sitio Caja de Agua y se espera la pronta rehabilitación del Museo del Tecpan, “que también teníamos muy lastimado”.

El único espacio tlatelolca que no resultó con daños fue el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, ubicado en el subterráneo del centro comercial Plaza Tlatelolco.

EVITAR HOLOCAUSTO

Uno de los datos más recientes que los arqueólogos han aportado a la investigación de este sitio es sobre que su pirámide es más antigua de lo que se sabía.

“En el interior de la pirámide de la etapa II –la más antigua y ubicada frente a la iglesia–, fue fechada hacia los años 850 a 900, lo cual estaría constatando que la antigüedad del sitio es anterior al periodo mexica”, explica.

“Estamos hablando del periodo tolteca y de ahí viene la parte de un estudio tolteca-chichimeca-nonoalca”, detalla.

El también investigador detalla que en Tlatelolco han tenido suerte de que la etapa II esté 10 metros por encima del manto freático.

“En Tenochtitlan el manto freático no ha permitido ingresar a la parte más profunda de su pirámide antigua, pero el día que se logre van a salir cosas muy interesantes y se podrán contrastar con lo que tenemos en Tlatelolco y Tenayuca”, advierte.

Esto debido a las coincidencias en los sitios de Tenayuca, Tlatelolco y Tenochtitlan, “porque en los tres se tienen pirámides idénticas, tanto en materiales, como orientación y tamaño en dicha etapa, tal como lo dijo Eduardo Noguera, como si el mismo arquitecto las hubiera mandado a hacer”.

Otro dato que Salvador Guilliem destaca de Tlatelolco es que no sólo fue sitio de la resistencia, sino un espacio que rápidamente buscó la transformación, pese a la caída del imperio mexica.

“Si vemos lo que sucedió en los días siguientes al 13 de agosto de 1521, en dicha zona, apreciamos una transformación rápida de la sociedad, es decir, dejan atrás el sentido estricto de la derrota y, de inmediato, levantan la nueva sociedad para evitar un holocausto”, detalla.

“Eso es sumamente interesante, porque se reestructuraron como pudieron y de inmediato crearon el Colegio de la Santa Cruz y después siguió la aparición de la Virgen de Guadalupe”, abunda.

Pero lo que llama la atención, asegura, “es que no hemos encontrado en la arqueología de Tlatelolco algún elemento que nos diga que aquí están los caídos o los derrotados”, asevera.

DIGITALIZAN SU MEMORIA

Entre las excavaciones realizadas por Guilliem Arroyo en Tlatelolco destaca un sitio productor de sal que registró una tradición desde el año 650 hasta la llegada de los europeos.

“Ahí pudimos ver cómo empezaron a fabricar sal, en moldes burdos, y alcanzaron a industrializarla a través de moldes que hacían y deshacían con una arcilla peculiar”, explica.

Dicha investigación, que forma parte del acervo histórico del sitio, ya está en proceso de digitalización, afirma.

Esto permitirá sistematizar el archivo de los más de 29 proyectos de salvamento arqueológico, para evitar lo que sucedió en 1987, cuando el arqueólogo llegó a la zona y se enfrentó a la ausencia de información técnica.

“Nos llevamos la sorpresa de que no había información”, debido a que Tlatelolco fue el escenario de la represión estudiantil aquel 2 de octubre de 1968, lo cual afectó la investigación de la zona y la concentración de registros.

“De hecho, es hasta 2001 que Francisco González Rul me obsequió las libretas de campo de 1960 a 1964, entre las que está la primera que utilizó Eduardo Matos Moctezuma”, reconoce.

Además, en los próximos meses trabajará en la conformación de un muestrario de cerámica, desde la más antigua hasta la del siglo XIX.