El discurso anticorrupción se hace (todavía más) chiquito
|HISTORIAS DE REPORTERO
Carlos Loret de Mola
El discurso anticorrupción se hace (todavía más) chiquito
Un integrante más del equipo
de trabajo del presidente López Obrador renuncia a su cargo denunciando
corrupción. No la corrupción del pasado, de la que tanto le gusta hablar al
Presidente, sino la del presente, la que prefiere no abordar.
Jaime Cárdenas no duró cuatro meses al frente
del Indep, el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Se fue porque
encontró corrupción y el Presidente le retiró su confianza.
Lo contó Jaime Cárdenas a Ricardo Rocha en una
entrevista. El brutal testimonio desbarata el supuesto talante anticorrupción
que tanto presume tener el primer Mandatario.
Cárdenas recibió un instituto del obradorismo.
Lo solía encabezar Ricardo Rodríguez Vargas, frecuente figura de las
conferencias mañaneras presidenciales. ¿Qué encontró Jaime Cárdenas cuando
llegó? Subastas arregladas, mutilación de joyas, favoritismo a empresas y
extraños manejos de dinero. Eso lo expresó en su carta de renuncia.
En la citada entrevista, entró a detalle: relató
que su expectativa era que el Presidente lo escuchara, pero que sus
cuestionamientos causaron molestias y la pérdida del respaldo del Presidente.
Mi lealtad no es ciega, remató.
Y ante esto, ¿cuál es la reacción presidencial?
Mofarse del que fue su colaborador, desdeñarlo: “no le entró… para ser
servidor, sobre todo en la transformación, se requieren ganas… la
administración pública exige entrega y fatiga”.
Más allá del meme natural que desata la paradoja
-roban en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado-, estamos frente a un
caso que una vez más desnuda que no existe la lucha anticorrupción del
presidente López Obrador cuando se trata de su propio Gobierno. Que el
Presidente recorre con soltura el camino fácil de acusar a sus adversarios,
pero no da un paso en la empedrada y dolorosa ruta de limpiar la corrupción del
presente. Lo primero lo hace cualquier político, lo segundo es lo que
diferencia a los estadistas. Varios Píos y Bartletts después, ya sabemos de qué
lado se pone López Obrador.
SACIAMORBOS
1.- Últimamente se da mucho eso de que la mejor
oposición surge dentro del mismo partido. El pleitazo entre los aspirantes a
dirigir Morena es un ejemplo perfecto. Pero también dentro del PAN. Las
primeras resistencias ante el regreso de Ricardo Anaya surgieron al interior de
las filas de Acción Nacional, y concretamente de un par de gobernadores que
nunca fueron cercanos al excandidato presidencial y no están dispuestos a
hacerse a un lado y dejar pasar.
2.- Imagine la cara de los embajadores de las
naciones integrantes de la ONU, cuando el Presidente de la economía número 13
del mundo, miembro del G-20, país líder latinoamericano, aparece en video ante
la Asamblea General y dice: “Había un avión presidencial, existe, está en
venta, ya lo rifamos, y todavía vamos a venderlo”. Eso, claro, después de
mostrarse orgulloso de que el dictador italiano, Benito Mussolini (cuyas
atrocidades motivaron, entre otras cosas, la creación de la propia ONU), tenga ese
nombre de pila en honor al héroe mexicano Juárez.