“La esperanza nos fortalece en la carrera de la vida”

VIVIR CON ESPERANZA

“La esperanza nos fortalece en la carrera de la vida”

Por Jacinto Rojas Ramos

¡Qué valioso es el aguante! Sin esta cualidad el bien conocido violinista nunca se hubiese hecho famoso y la renombrada soprano no hubiese podido cautivar a sus oyentes. Sí, el aguante no es solo deseable, sino también necesario, para alcanzar una meta y vivir con esperanza. Esto es especialmente cierto para el cristiano que corre en la carrera que tiene como esperanza la vida eterna. “Corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros”, instó el apóstol Pablo. Sin aguante no se podría llegar al fin de la carrera.

Puede que al considerar la importancia del aguante surjan ciertas preguntas. ¿Puede una persona devota desplegar aguante sobre la base de su propia fortaleza? ¿Por qué deben los cristianos ayudarse unos a otros a manifestar aguante? ¿Cómo pueden proveer esta clase de ayuda?

Vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar”. Actualmente hay muchos factores que le hacen muy difícil al cristiano desplegar la cualidad de aguante. El cristiano puede manifestar esa cualidad solamente si presta atención a la admonición bíblica de seguir “adquiriendo poder en el Señor y en la potencia de su fuerza”. Sobre todo, las personas piadosas deben luchar “contra las fuerzas espirituales inicuas”. La influencia de éstos puede hacerse tan poderosa que el cristiano quizás pierda la confianza en el poder de Dios y se debilite en la fe. En tal caso se hace necesario dar ayuda espiritual de inmediato. Pero, ¿cómo puede darse la ayuda?

Considere la manera en que cierto anciano ministerial cristiano ofreció ayuda espiritual en una ocasión. Visitó a unos esposos que habían sido miembros muy activos de cierta congregación. Estos casi habían abandonado la carrera cristiana debido a enfermedades en la familia y gran presión en el lugar de empleo del esposo. Pero al fin de la visita el anciano se sintió muy satisfecho al escuchar estas palabras: “Me alegro mucho de que haya venido a hablarnos. Mi esposa y yo sentimos que se nos han renovado las fuerzas para continuar sirviendo a Dios”. Se escuchó una expresión similar de parte de otra familia cristiana, las presiones y problemas habían generado una crisis nerviosa aunada a un bajo nivel de espiritualidad. ¿Qué movió a esta familia a decir: ‘Sentimos que se nos han renovado las fuerzas para seguir sirviendo a Dios’? La ayuda, el estímulo y la esperanza.

El anciano que hizo la visita había estimulado a sus compañeros de creencia a ver los asuntos de la manera en que los ve Nuestro Señor. Dios sabe que su pueblo está hecho de polvo y que, debido a las presiones, la enfermedad y cosas por el estilo, el cristiano puede sentirse desalentado (Sal. 103,14). Así se sintieron algunos cristianos de Tesalónica. Por consiguiente, el apóstol Pablo aconsejó: “Hablen confortadoramente a las almas abatidas” (1 Tesalonicenses 5,14).

‘Hablar confortadoramente’ significa hablar de la esperanza, animar, estimular, levantar el estado de ánimo de la otra persona por medio de comunicar un sentimiento de seguridad y alegría, eso es la esperanza. Sí, el hablar confortadoramente significa fortalecer el corazón del que escucha y darle más extensa amplitud de horizontes.

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