¿Quén pompó?
|HISTORIAS DE REPORTERO
Carlos Loret de Mola
¿Quén pompó?
En la campaña presidencial de
Andrés Manuel López Obrador en el año 2012, la casa de Manuel Bartlett era el
epicentro de la recolección de apoyos financieros y el amarre de compromisos
políticos.
A raíz de que hemos publicado varios reportajes
revelando los escándalos de corrupción del hoy director general de la Comisión
Federal de Electricidad, varios políticos mexicanos que formaban parte de la
coalición obradorista ese año me confiaron off
the récord las citas que se llevaban a cabo en la mansión en la exclusiva
zona de Las Lomas de Chapultepec de la Ciudad de México para “pasar la charola”
entre empresarios y gobernantes con acceso a presupuesto público que quisieran
quedar bien con el posible futuro presidente de México.
La sociedad político-financiera entre Bartlett y
López Obrador se extendió a la siguiente contienda presidencial: la casa de
campaña que utilizó el hoy presidente de México era una “casa Bartlett”, como
documentamos en mayo del año pasado.
Por eso López Obrador no toca a Bartlett. Porque
le rebota en la mente el ¿quén pompó campañita, quén pompó?
Bartlett es el artífice del fraude electoral
contra la izquierda mexicana en 1988. AMLO calla como momia. Bartlett fue
acusado por la izquierda histórica de secuestros y crímenes políticos, de
represión y espionaje. AMLO calla como momia. Bartlett no puede explicar su
riqueza cristalizada en 23 casas y una docena de empresas familiares. AMLO lo
defiende. Bartlett embaucó al Gobierno en la renegociación de los gasoductos
costándole cientos de millones de pesos a los mexicanos. AMLO lo defiende. El
hijo de Bartlett quiso estafar con ventiladores Covid. AMLO calla como momia.
El hijo de Bartlett es multimillonario contratista del Gobierno en el que
trabaja su papá. AMLO calla como momia.
La última perla es escandalosa. Para justificar
el apagón del 28 diciembre que afectó a 10 millones de usuarios, Bartlett
presentó un documento falso. Antier lo terminó admitiendo, no como fruto de un
honesto proceso de transparencia interno que lo hubiera detectado, sino porque
fue denunciado, exhibido y no tuvo más remedio que aceptarlo: su documento de
defensa era un documento falso. Ante ello, de nuevo, AMLO lo defendió
minimizando el episodio, catalogándolo como un simple error y esforzándose por
esconder que falsificar un documento oficial no es un error: es un delito.
Así pues, a cada paso, frente a cada escándalo,
al presidente López Obrador se le llena la boca de elogios para Bartlett. Lo
trata de presentar como una víctima de supuestos intereses oscuros que quieren
quedarse con el negocio de la electricidad. Y es incapaz de aceptar que la
corrupción, el enriquecimiento inexplicable, el tráfico de influencias y la
ineficacia en el servicio público, amén de un rosario de los delitos más graves
por los que ha sido denunciado desde hace años, acompañan a su funcionario
consentido.
¿Por qué defiende tanto AMLO a Bartlett? La
repuesta está en la canción de Chico Ché que tanto canta el Presidente en sus
mañaneras: ¿quén pompó, quén pompó campañita, quén pompó?