VII

Moisés Valdivieso

Bajo la lluvia rota del otoño

se inundaron tus labios de tormenta,
se inundó allí mi pálida osamenta
y comencé a sentirme más pequeño.

Bajo la lluvia rota de mi sueño
mi ciudad murió triste y hambrienta,
la hundió mi infeliz sangre violenta
en un lugar de mágico diseño.

Pero tú fuiste libre de marcharte
desde el día en que te conocí,

en esta ciudad, donde ahora diluvia.

Ya nada hay que mi mano pueda darte,

pero pensaré feliz en ti,
cuando al fin me atreva a mirar la lluvia.