“Mamá, escuela de esperanza”
|VIVIR CON ESPERANZA
“Mamá, escuela de esperanza”
Por Jacinto Rojas Ramos
Hoy celebramos el día de las madres. Una felicitación muy especial a todas las mamás mexicanas y del mundo entero.
¿Qué significa ser mamá?
Toda mamá es escuela de valores y principios. Hoy de manera muy especial quiero destacar que nuestras mamás ya vivas o gozando de la vida eterna son verdadera escuela de esperanza.
Ser mamá es una aventura que tiene todas las emociones que el ser humano puede llegar a sentir, con sus diferentes grados de complejidad e intensidad.
Comienza con una conquista de su mismo cuerpo, un estado que ni ellas mismas reconocen en un principio. Suelen preguntarse: ¿Qué me está pasando? Todo funciona de una manera distinta, desde la piel hasta los estados de humor. Poco a poco va mezclándose con su propio ser, el hijo que viene en camino. Llega el punto en el que ese ser humano dentro de tu espacio, querida mamá, es parte de ti misma. Hay algunas mamás que hasta llegan a extrañar ese estado compartido, una vez que el ser que se formó dentro de su vientre, pasó a ser un ciudadano del mundo.
Cuando esa pequeñísima personita está entre sus brazos y no sabe ni siquiera cómo tomarlo, empieza la verdadera experiencia. Un juego sin manual, un cuarto oscuro que no se debe reconocer con una linterna, sino con el corazón y el sentido común.
Se abre toda una nueva realidad para la mamá que con valentía decidió entregarse a este reto, el más natural y el más difícil a la vez. La ambivalencia de emociones extremas que muchas veces hace pensar que se está perdiendo la cordura, y otros las hacen sentir la persona más afortunada del planeta.
Desde el camino de la espera al nacimiento la mamá se convierte en verdadera escuela de esperanza para el hijo. Sabe decirle y enseñarle desde la experiencia con esta expresión común que seguramente todo hijo escuchamos: “espera, lo lograrás”; “ten calma y paciencia que superarás el obstáculo”, y cuántas frases más.
He escuchado decir: “como madres queremos proteger a nuestro hijo, nuestro tesoro más preciado, que nunca le pase nada. Que no derrame una lágrima de dolor; que no pase hambre; que no le duelan las encías cuando las rompe su primer diente; que no se raspe las rodillas al gatear; que no se lastime en sus primeros pasos; que no llore su primer día de kínder; que no se enferme; que no lo molesten otros niños; que no lo deje la novia”. ¡Qué grandioso el amor de una madre y cómo muestra el camino de la fe y la esperanza!
Crecer duele, la vida es un cúmulo de experiencias en las que es inevitable el dolor. Es una tarea muy difícil entender que lo único que hacen como mamás es acompañar a los hijos y darles el cariño amoroso que tienen en su corazón. Facilitarles los mejores cuidados y soltarlos a la vida.
¡Queridas mamás, gracias por ser verdaderas escuelas de fe, esperanza y amor! ¡Muchas felicidades y que Dios premie sus desvelos, sacrificios, tristezas y generosa entrega a los hijos!
rrjacinto_9@hotmail.com