SI NO SON LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN DÓNDE ESTAN LOS GRUPOS CIVILES

  • ” Sin libertad, la democracia es despotismo, sin democracia la libertad es una quimera”: Octavio Paz

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

SI NO SON LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN DÓNDE ESTAN LOS GRUPOS CIVILES

                La situación social, económica y de criminalidad no están para calentar más bollos, sin embargo, los partidos políticos parecieran estar más comprometidos con sus dimes y diretes y pleitos callejeros, que tratar de representar a la sociedad de cara a una cruda realidad, como la que se está viviendo no solamente en nuestras ciudades, claro está sino también en el resto del mundo.

                Sin embargo, el grueso de mexicanos está a la espera de que suceda el milagro de que sean los partidos políticos, los que enarbolen las banderas de la protesta social, la celebración del mitin multitudinario y el llamado a las autoridades para que vean por la caída  en los bolsillos de las familias, las enfermedades ante la carencia de médicos y medicamentos gratuitos y que la paz social, vuelva a ser el signo en cada uno de los rincones del México, que comienza a perder la capacidad de asombro, pero que permanece  en silencio, callado.

                La criminalidad en todos sus tonos acecha con singular virulencia, hay más feminicidios y en solamente un mes igual la familia periodística sufrió la pérdida de cuatro periodistas, sacrificados a tiros en distintos puntos de la geografía nacional.

                Las redes sociales se multiplican copiosamente, reseñando la constante de la violencia, ero lo que antes alarmaba a la sociedad, ahora cruelmente no ocurre.  Se está dando la especie en el sentido de que se debe cada mexicano acostumbrar al tren de que la pobreza avanza, el desempleo   avanza a pasos agigantados y la zozobra, el miedo, el terror inclusive, se pintan en el rostro de nuestras ciudades con mayor persistencia, pero se sabe que poco pueden hacer las autoridades para contener su avance.

                En otras partes del mundo, es la sociedad que pone en aprieto a los órganos del poder público, frente a los  excesos que se cometen por parte de sus autoridades en la constante de la violación de los derechos humanos, ahora más que afectados que en mucho tiempo, pero en esta patria ensangrentada, se sigue confiando en que son primero los partidos políticos y posteriormente los grupos sociales, quienes han de coadyuvar en la contienda contra  esta pesadilla, que se  amplía en su periodo de vida, quién sabe hasta cuándo.

                Si las comisiones de derechos humanos guardan prácticamente silencio absoluto y la sociedad civil sobrevive entre la inseguridad, la violencia, en sus diversas manifestaciones, la pregunta es ¿qué esperan los partidos políticos, para abrazar en ese contexto, las aspiraciones de un pueblo como el azteca de alcanzar la paz social, la felicidad y que se le devuelva la confianza y fe en su destino?

                Por qué si van a resurgir solamente, cuando se registren comicios electorales, puede jurarse desde ahora que la sorpresa que no lo será precisamente, será de darles popularmente la espalda, no importa los colores y la potencial ideología que representen.

                Al común de mexicanos, poco importa que cuenten o exhiban los atributos que se citan en el párrafo anterior, no le importa que quien obtenga las chambas públicas, lo que le está urgiendo es que asuman su papel protagónico y defiendan con todas sus energías las banderas de la justicia y el respeto a los derechos humanos universales. Esperemos.

LEAN COMO LOCOS, PORQUE SOLAMENTE ASÍ PODRÁN ENTENDER AL PAÍS Y AL MUNDO

                Don Francisco Gutiérrez y González, de formación maestro en las aulas de la Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, fue el primero de los egresados de la ex facultad de periodismo de la Universidad Veracruzana en obtener su título de licenciado en periodismo, carrera u oficio que ejerció como especialista en el manejo del lenguaje informativo en el decano de la prensa nacional por varias décadas, con un profesionalismo sin par.

                Frente a un conglomerado de mexicanos, que poco se internacionalizaban con las problemáticas sociales del país y el resto del planeta tierra, el maestro de periodismo y estilística, solía pedir a sus alumnos repetitivamente “lean como locos, pero lean,”, porque de otra forma jamás van a entender lo que está sucediendo en su país.

                Lean todo cuanto les caiga en sus manos, como libros de historia, de geografía, de geopolítica y complementen esa lectura con los diarios y las revistas, casi en forma de exigencia, don Paco, como le llamaban afectuosamente, a sus alumnos, en las aulas universitarias, les reclamaba que sin la lectura no serán interlocutores con sapiencia de las grandes necesidades  del pueblo y ponía como ejemplo, que era como el médico, sin saber usar un bisturí o el  ingeniero, que ignorara para que servía una plomada.

                En efecto, sin lectura, no hay cultura y tampoco se sabrá nada acerca de porque estamos en la tierra, a qué vinimos, adónde nos dirigimos, solía recalcarlo una y otra vez. Además, la lectura imponía textos, libros y asistencia cotidiana a la biblioteca, cuando de antemano sabido es que en nuestras ciudades, como en el puerto de Veracruz, tales establecimientos prácticamente cerraron puertas.

                Y los expendios de de libros, según sus encargados se mantienen más de la esperanza de que aparezcan compradores, porque evidentemente, la lectura es de unos cuantos. Los jóvenes difícilmente se interesan en las cuestiones de la historia y aunque usted no lo crea, la ciencia política, igual, es desechada de entre sus herramientas para alcanzar un cultivo de su intelecto. Ahora se adentran mucho más en el uso de las herramientas de la internet que en leer unas páginas escritas de un libro.

                Los textos que más se leen hace 30 y 40 años, permanecen en los stands y exhibidores de las bibliotecas y las librerías. Los mismos autores y tampoco los espacios y salas en las bibliotecas de algunas escuelas y facultades universitarias, se atiborran de lectores, como ocurrió en algún momento en los años 60 antes y después del estallido del movimiento estudiantil del 68.

                Por supuesto, que la justa demanda del maestro Gutiérrez y González, sigue pesando en la historia de la ex facultad de periodismo de la UV, sobre todo frente a las exigencias de contar la sociedad con auténticos comunicadores sociales. Al tiempo.

EL ANTIGUO PANTEÓN DE XALAPA, HUNDIDO EN EL ABSOLUTO ABANDONO, ENTRE MATORRALES Y GATOS

                La memoria histórica es la que distingue seguramente a los pueblos que conforman el planeta tierra, pero en el caso del antiguo panteón, quizá único en el país, nadie se acuerda y tampoco ninguno de los tres niveles jerárquicos de gobierno.

                El panteón o cementerio, rebasa ya la edad de los 200 años y en sus interiores todavía se despiden los aires de la historia, por si alguna parte de la ciudad debe hablar por esta y el país.

                El panteón o recinto sagrado de nuestros antepasados, pasa el tiempo y difícilmente la autoridad, porque los deudos de quienes todavía allí descansan igual ya se fueron de este mundo o si algunas herencias existen, deben estar imposibilitados físicamente para recorrer sus pasillos, limpiar los mausoleos, criptas y nichos que aún conserva, pese a la intentona de una administración municipal, para intentar su desaparición.

                Para la administración municipal que antecede a la que encabeza el alcalde Ricardo Ahued, el panteón le importó un bledo, así que las instalaciones del mismo, se encuentran hundidas entre matorrales que han crecido conforme trascienden los días, los meses y años. El sepulto de las criptas y majestuosos mausoleos, que fueron en el pasado inclusive no remoto, lo cubren hierbas, ramas de árboles y el zacate que generalmente crece sin ninguna medida ni restricción.

                Lo que abundan, son los gatos, que se han posesionado de las tapas de sus tumbas y las utilizan para  echarse y disfrutar los rayos del sol, o guarecerse de las lluvias y de los mirones, que esporádicamente suelen asomarse para ver como el panteón, se ha convertido en un mundo de ruinas, pese a que en sus tumbas se localizan restos de  xalapeños ilustres, brillantes historiadores, escritores y familias que desinteresadamente sirvieron en la formación de instituciones en Xalapa, como fueron miembros de la familia Sayago o el maestro Antonio María de Rivera, fundador de escuelas en la ciudad.

                Cuestionados estudiantes y hasta vecinos del rumbo de las calles 5 de febrero y 20 de Noviembre sobre la permanencia en el panteón de los restos del general Juan de la Luz Enríquez o el maestro Enrique C. Rébsamen, ignora su mayoría que el primero de los citados dio su apellido a la capital del estado y el segundo, fundó la Escuela Normal Veracruzana y la dotó de las herramientas pedagógicas que perduraron durante los decenios de mayor brillantez de la institución en la formación de los profesores de primeras letras.

                Cierto, otro personaje que hizo bien a Xalapa, don Justo Fernández López, allí descansa en el sueño eterno y  el constructor  por excelencia de la ciudad, por cuanto a integrar urbanística y arquitectónicamente lo que es el casco histórico, desde entonces, el ingeniero Manuel Maple Arce.

                Monseñor Guízar y Valencia un alto dignatario de la iglesia, muy querido por la feligresía local, también es uno de los ocupantes del panteón, declarado durante el gobierno presidencial de Miguel de la Madrid, como patrimonio histórico del país, en clara respuesta a que se volviera intentar su destrucción como la intentó infructuosamente el alcalde Ignacio González Rebolledo, quien pretendía convertir dicho recinto en un parque para la recreación de las familias xalapeñas. Esto se argumentó en aquellos días.

                Don Miguel González Castillo, maquinista del viejo convoy del ferrocarril mexicano, personaje que se jugó la vida transportando monedas de oro para los dorados de Pancho Villa en plena lucha de la Revolución de 1910, seguramente es uno de los huéspedes más distinguidos del  panteón o cementerio antiguo de Xalapa. Es todo.