Desatinocracia
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Por Juan Baizabal
Ante el desgaste del estereotipo político de formación académica y experiencia acumulada, llegan en este 2021, los perfiles vastos de improvisación e irreverencia, que causan mayor sorpresa, pero que desentonan con la seriedad acostumbrada y esperada.
Nace un nuevo concepto del político mexicano, que desvirtúa y se aleja de la definición comprendida desde antes de Cristo.
En la cátedra de Sócrates, aprendimos que el gobierno no se puede confiar a ciegos conductores de ciegos, sino, todo lo contrario, solo se puede confiar a los que poseen ideales claros, procurando también que no les falte la experiencia.
Platón, en sus Diálogos de Leyes precisó que, si una ciudad bien organizada pone magistraturas ineptas al frente de leyes buenas, no solo no tendrán ningún efecto las normas bien hechas, ni siquiera producirían mucha risa, sino que de ellas se originarían para las ciudades los más grandes daños y perjuicios.
También señala que los gobernados deben estar criados en los caracteres que proponen las leyes y haber recibido una buena educación para llegar a ser capaces de elegir o rechazar a los que son dignos o indignos de ello por medio de la aceptación o desagrado.
Es de suma importancia que los gobiernos cuenten con los perfiles más capacitados para desempeñar sus encomiendas, como una medida estratégica para buscar la eficiencia y una burocracia de calidad, que satisfaga, en gran medida, a todos por igual.
No necesitamos candidatos que nos generen risa al ver sus videos en redes sociales, que sean tendencia y se vuelvan virales por bailar o simplemente por decir cualquier tipo de ocurrencia o picardía ante una cámara.
Es momento de valorar la experiencia y perfil académico de cada contendiente electoral, de hacer valer nuestro voto de manera informada y objetiva. En política no se debe probar, ni experimentar, lo que está en riesgo es nuestra vida, progreso y bienestar.