DESATINOCRACIA

DESATINOCRACIA

Por Juan Baizabal

La semana pasada hablamos sobre la búsqueda de la calidad y excelencia en la política, como un conducto para obtener un Estado ideal.

Citamos a Sócrates, Platón y Aristóteles, quienes introdujeron y fortalecieron el concepto de Aristocracia, como el tipo de gobierno más apegado al tipo de Estado idealizado.

La Aristocracia o el gobierno de los mejores, como es definida, buscaba la vida plena y feliz de los ciudadanos, una polis fortalecida y consagrada.

También se abordó el concepto de Tiranía, como una forma de gobierno desvirtuada. Para Sócrates era lo contrario de la Aristocracia.

En la Tiranía ejerce el poder una sola persona, quien a su juicio gobierna sin consensuar ninguna orden o acción. Esta persona es llamada “tirano”.

Sin embargo, el tirano no es exclusivo de esta forma de gobierno, para Platón todo gobernante puede mutar a un tirano cuando pierde el control y la razón misma del poder, incluso podría nacer en un gobierno democrático.

Aristóteles expone en la “Política” que, en su forma desviada o impura, el monarca muta en tirano, quién sin responsabilidad alguna y sólo en interés del señor, gobierna a súbditos que valen tanto o más que él sin consultar para nada los intereses particulares de los mismos. La define como la peor y más baja forma de gobernar.

“El tirano no tiene otra misión que proteger al pobre contra los ricos; comienza siempre por ser un demagogo, y pertenece a la esencia de la tiranía el combatir a cualquier Aristocracia.  El método de llegar a la tiranía es ganar la confianza de la muchedumbre; ahora bien, se gana su confianza declarándose enemigo de los ricos” (Aristóteles, 1988).

Para Aristóteles, el tirano es también provocador de guerras, para que estén ocupados sus súbditos y tengan constantemente la necesidad de un “jefe” o “guía”.

Es preciso señalar que esta guerra, no se refiere solo a un levantamiento armado, puede ser una guerra verbal, de conductas e ideologías que dividan al pueblo en dos o más grupos, hasta el grado de llegar a verse como enemigos.

Para ello, el tirano debe explotar sus dotes lingüísticos, mejorar su discurso y de esta manera ganarse la confianza del pueblo, al grado de llegar a ser considerado un “mesías”.

Bernard Crick en su libro “En defensa de la Política”, señala que los tiranos tienen muchas dificultades para encontrar personas que les digan la verdad, para que alguien se exprese con sinceridad (Crick, B., 2019).

Crick, parte del concepto de Aristóteles, quien apunta que los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará.

El gobierno de un tirano no es eficaz, se aleja del bien común de la sociedad y de los conceptos de calidad y excelencia política.

Partiendo de lo anteriormente citado, ¿en pleno 2021 vivimos o estamos alejados de este tipo de gobierno?, ¿Nos identificamos más con una Aristocracia o con su contraria, la Tiranía?