DESOLACIÓN, CIERRE DE MÁS NEGOCIOS, RENTAS Y VENTAS AL ALZA Y PASO SÓLO A INFLUYENTES

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

DESOLACIÓN, CIERRE DE MÁS NEGOCIOS, RENTAS Y VENTAS AL ALZA Y PASO SÓLO A INFLUYENTES

El escenario no puede ser más que desolador. El corazón de la ciudad como un buen número de arterias públicas del resto, asemejan a una ciudad muerta de miedo, ya que el tránsito vehicular es pesado, la gente no aparece fácilmente y las rentas y ventas de locales y viviendas va en aumento, así como celosos guardianes de tránsito estatal, apenas balbucean queriendo explicar o justificar el cierre del casco histórico a la circulación.

                Que nos pasa, diría el comediante histórico, el cierre de negocios sigue y los transeúntes desaparecen, en tanto, los automovilistas influyentes, pueden burlar el cerco impuesto por los uniformados del orden vial.

                La situación se aprecia caótica. Y no hay reversa. El coronavirus, continúa arrasando, según cuentan en los pórticos de los hospitales públicos, al grado de que en la clínica del ISSSTE cayeron en cama todos los químicos, enfermos de la pandemia. El comercio organizado se lamenta que dejaron de fluir los apoyos económicos y créditos que los diferentes gobiernos del antiguo régimen, les autorizaba.

                El miedo se apodera de los peatones, muy escasos, que en gran parte del día se despliegan por las arterias públicas que conforman el corazón de la otrora Atenas veracruzana. Es la primera vez, que locales de la calle de Enríquez exhiben el letrero “se renta”. Inclusive los cafetines y restaurantes del principal cuadro de Xalapa, ha tenido que disminuir el número de sus empleados. Las ventas ya no son como antes. Pretextan sus propietarios.

                Se considera, que la gente prefiere irse a las plazas comerciales, no obstante que en estas las actividades comerciales igual, se han visto disminuir dramáticamente. Hay espacios cerrados temporalmente. Otros indican que ya no reabrirán. Las firmas empresariales, en realidad no existen, así que se espera el cierre de un mayor número de establecimientos. Las rentas, acaban con el bolsillo que se proponga ser mucho más holgado.

                Oficialmente, faltan programas, planes y proyectos, que llamen a la transformación de los negocios, que de todos los giros se han visto en la necesidad de cerrar puertas, reducir sus plantillas de trabajadores, amén de advertirlos, en repetitivos casos, que más les vale irse y callar, que ser exhibidos y que en el futuro, les nieguen las oportunidades de obtener un empleo. Por supuesto, que los pillajes se incrementan, con raterillos comunes, que asolan y optan por meterse so pena de ser sorprendidos, a robar en casas-habitación.

                Difícilmente, alguna familia ofendida o ciudadano que sufra o haya sufrido un atraco se atreve a denunciarlo ante alguna fiscalía, porque sabe bien, que es como ir a enlistarse entre los millones de peregrinos en un 12 de diciembre, para arribar a la iglesia de El Dique y con la pretensión siquiera de obtener la bendición del sacerdote oficiante de misa, porque tal, ha de llegar algún día, lo cual se traduce en fiscalías en semanas, meses o años.

                Empero, este es el día de días, en la otrora ciudad de las flores, ahora más reconocida como la capital de Bachelandia, la de los montones de basura por doquiera, fétidos olores, canes y gatos haciendo de las suyas, sin que sus dueños, sean sancionados y mucho menos exhibidos como ciudadanos desobedientes. Esperemos.

EL TAXI, JAMÁS OFICIALMENTE HA APLICADO SUS TARIFAS EN XALAPA

Viejos y respetables taxistas de la ciudad, confían en que ninguna autoridad de tránsito en la historia de este servicio de transporte al público usuario, ha fijado tarifas y a las cuales se hayan ceñido los prestadores de estos servicios y menos que hayan satisfecho en algún momento al común de usuarios, que en la mayoría de ocasiones se siente más que burdamente atracado.

                Taxistas, entrevistados por quien esto escribe, recalcan que lamentablemente la autoridad vial nunca ha tenido el cuidado para aplicar una tarifa, así que los taxistas, en tiempos idos, fijaban las suyas a placer, pero se debe tomar en cuenta que la ciudad hasta los años 80 contaba con una población regular, mediana, sin congestionamientos de ninguna especie.

                Entonces, los automóviles destinados para el transporte de pasajeros, correspondían a las marcas más distinguidas y espaciosas, como eran los coches Ford, Chevrolet, Valiant, Ford Galaxie, Plimouth.

                Los mini-autos eran inexistentes. El servicio lo realizaban conductores bien vestidos, limpios, bañaditos y su vocabulario era radicalmente distinto al que suelen utilizar en días como estos, los jóvenes específicamente.

                La otrora Atenas veracruzana, jamás ostentó entonces tarifas, que dejaran horadados los bolsillos de los usuarios. Por otro lado, lejos se encontraban de ofender con la imposición de corridas a semejanza de las grandes urbes, en donde los negocios y el dinero, son representativos de una sociedad altamente pudiente.

                Sin embargo, ese vicio- problema se agudizó cuando en los dos últimos sexenios encargados a socios priistas, elevaron la cifra de taxis de los dos mil 800 que había hasta los 18 mil que a decir de los propios prestadores de estos servicios, son más que suficientes, en una ciudad de burócratas, estudiantes y académicos. Cualquiera puede ser taxista, pues no se exige ninguna preparación, ni examen sicológico ni mucho menos que goce de tener conocimientos de mecánica y otros relacionados con la buena marcha de sus unidades.

                En diferentes momentos, el amago del servicio de Uber ha sido contenido, no obstante que ya funciona con motociclistas, que diariamente recorren la ciudad, llevando productos y otros servicios a los solicitantes, todos ciudadanos y familias, que en franco recogimiento, prefieren no salir a la calle y solicitar de aquellos la adquisición de productos comestibles y varios más.

 Los otros taxis, pertenecen al servicio tolerado, el cual en buena medida es la solución más adecuada para los usuarios, debido a que mantiene tarifas fijas, aunque inventadas también por ellos, pero bajo el control de una eficiente coordinación instrumentada por los mismos taxistas.

Sin embargo, el servicio en cuestión, es de los peor calificados por la ciudadanía local y por quienes suelen visitar bajo la condición de turistas y visitantes. Al tiempo.

RAFAEL ARRIOLA MOLINA, SEGURAMENTE, EL MÁS PODEROSO LÍDER DEL PRI ESTATAL

Todos en su momento, los dirigentes del partido ex aplanadora, sintieron que el cielo les hablaba de tan fuertes que se veían, sin embargo, ninguno que tuviera el talante, discurso e influencias que ostentó el maestro rural Rafael Arriola Molina.

Viejo zorro de las muchas veces nauseabundas aguas del viejo régimen, sustentado en el uni-partido tricolor, como el profesor, temido y respetado, por los propios correligionarios del ex partidazo y dispuesto siempre a exhibir de sus incapacidades a los políticos, por más encumbrados que se vieran en el gabinete Murillovidalista.

Profesor rural de origen, se daba un mano a mano, con los mentores forjados en las aulas de la entonces gloriosa escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, por su amplia cultura personal, de poeta por vocación, orador fogoso, crítico de las cuestiones que afectaban a su partido, el PRI de tierras veracruzanas, partiría para hacerse cargo de diversas tareas político institucionales en el antiguo Distrito Federal.

Vuelve más tarde a tierras estatales, cuando el viejo régimen decide abanderar las aspiraciones de su amigo Rafael Murillo Vidal, a quien sus detractores cuestionaban por su avanzada edad, y que fuera realmente a ejercer el poder con renovados bríos, tras de salir Veracruz de las riendas de los dos sexenios cuestionados por asuntos heredados por los gobiernos de Antonio M. Quirasco y Fernando López Arias.

Inclusive, Murillo Vidal gana en la carrera del hándicap, por una cabeza la gubernatura al abogado Arturo Llorente González, éste, hasta dos y tres sexenios tirador a la silla de gobernador, sin poder alcanzarla, no obstante, haber sido alcalde del puerto de Veracruz, diputado federal, senador de la república y rector de la Universidad Veracruzana.

Una vez puesto el orden hacia los interiores de la familia tricolor, allí en la casa siniestra de los priistas, ubicada sobre las calles de Moreno y Ruiz Cortines, el profesor Arriola Molina, se ungiría en candidato a  un escaño en el senado de la república, cargo, que alcanzaría  con alguna facilidad, ya que recorrió la entidad veracruzana en su totalidad, llevando el mensaje de los priistas y por ende, el suyo, acerca de lo que haría una vez que hubiera sido sentado en su escaño en la cámara alta al Congreso del estado.

Empero, en su recorrido por las ciudades de Poza Rica de Hidalgo, Cerro Azul, Tepetzintla y Tuxpan de Rodríguez Cano llevaría como tema principal de su campaña política, que los excedentes petroleros que derivaban de la explotación de los pozos del oro negro en esas ciudades se conformaba el 40 por ciento del presupuesto federal del gobierno de la república.

Con singular energía el maestro Arriola Molina, preguntaba voz en cuello, y que quedaba de esa monstruosa cantidad de dinero generado con nuestros pozos petroleros, para el desarrollo de nuestro estado de Veracruz. Nada, decía el senador electo y dirigente estatal del PRI y lo denotaba el abandono que exhibían las ciudades del norte y sur de Veracruz, con caminos en condiciones desastrosas, pobreza en la mayoría de sus habitantes y la falta de escuelas y servicios de salud pública.

El mensaje del maestro Arriola Molina, pronto tendría la respuesta del régimen que encabezaba el presidente Luis Echeverría Alvarez, con el “congelamiento” dictado desde la ciudad de México del escaño conquistado legítimamente en comicios electorales, llevados a cabo en la entidad y que favorecerían al profesor Arriola Molina.

Prácticamente, en automático, igual dejaría de ser el dirigente estatal del PRI, retirándose desde entonces a la vida  privada, habitando la residencia de su propiedad en el fraccionamiento Veracruz de la ciudad de Xalapa, donde  periódicamente reunía a un grupo de amigos suyos y leales con su discurso, para  dedicar horas a la lectura y debate de diversos libros relacionados con la cultura en general y la poesía. Es todo.