En migración, como te ven te tratan
|En migración, como te ven te tratan
Reynaldo Escobar
Las noticias nacionales presentan un panorama desalentador por las incongruencias y contradicciones ante el incumplimiento que la ley constitucional define en materia de derechos humanos, en favor no sólo de los nacidos en México, sino de todo ser humano que por el solo hecho de permanecer en territorio nacional debe ser protegido por el Estado mexicano.
Los golpes y persecuciones a cargo de la Guardia Nacional para reprimir las caravanas de migrantes, quienes habiendo logrado llegar a las fronteras sur y norte de México, la mayoría provenientes de centro y Sudamérica, y otros de diversas latitudes asentados en la margen del río Bravo, se les impide llegar a su destino, que como lo manifiestan es algún lugar de los Estados Unidos de Norteamérica.
Una de las contradicciones se observa en el trato del canciller Marcelo Ebrard a los ciudadanos de Afganistán, que por la guerra interna que sostienen con los talibanes han perdido el poder político y para salvar sus vidas tienen que abandonar su nación, buscando refugio en países como el nuestro, donde por orden presidencial se les facilitó por vía aérea, la salida de su lugar de residencia y su ingreso a México, con carácter de refugiados, protegidos y amparados bajo la supervisión del propio canciller mexicano, quien los recibió en el Aeropuerto Internacional de la CDMX.
Caso contrario el que diariamente se ve en los medios de comunicación nacional, donde cuatro caravanas con cientos de hombres mujeres y niños, que llegaron a México cruzando el río Suchiate, huyendo según sus propias manifestaciones de la represión criminal, el desempleo y la marginación de sus gobiernos, se les niega el asilo, se les persigue, maltrata y se les priva de su libertad personal para regresarlos a sus lugares de procedencia, sin que ninguna alma caritativa o políticos que están en ejercicio del poder y han vivido de la demagogia asuma su defensa.
Urge que el gobierno de la 4T asuma su papel protector de los derechos humanos, ante conflictos individuales, colectivos y de solidaridad social, antes de que organismos internacionales se lo ordenen con base y fundamento en los tratados internacionales de los que México forma parte desde hace varias décadas.