Viajar por la cueva del diablo; cultura zapoteca

  • El investigador Robert Markens señala que el difunto al dejar este mundo debe llevar comida, tortillas, agua, ropa limpia y abejas encerradas en un carrizo.

CIUDAD DE MÉXICO.

El mundo de los muertos en la cultura zapoteca ha preservado algunos elementos del mundo prehispánico, afirma Robert Markens, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas, sede Oaxaca, de la UNAM. Por ejemplo, la creencia de que la cueva del Diablo, ubicada en Mitla, es un punto de contacto entre vivos y muertos.

También prevalece la idea de preparar al difunto para un viaje, el cual debe ir equipado con comida en miniatura, tortillas, agua, ropa limpia y abejas encerradas en un carrizo, que funcionarían como perros, para defender al viajero en los túneles que lo conducen a la oquedad mítica de Mitla.

Markens explica que existen diferencias sustanciales, como la cercanía entre vivos y muertos, ya que antes de la llegada de los españoles, los difuntos eran colocados debajo de cada casa.

De acuerdo con las excavaciones realizadas en Monte Albán, Atzompa y en otros sitios arqueológicos de Oaxaca, dice el investigador, se aprecia que cada familia zapoteca tenía una tumba familiar bajo su residencia, hecha de mampostería, donde eran enterrados los difuntos. Así que los muertos y sus espíritus estaban más cerca de la gente viva y actuaban como intermediarios con el ámbito de lo sobrenatural”.

Y agrega: “Supongo que los vivos hacían peticiones constantes y dejaban ofrendas en la casa para los espíritus de sus difuntos, a quienes pedían por la fertilidad, la buena cosecha o la defensa ante enfermedades. La relación espacial y afectiva entre vivos y difuntos era más estrecha que hoy.

“Con el arribo de los españoles, los pueblos de Mesoamérica debieron enterrar a sus difuntos en el camposanto y en el panteón y la distancia creció entre familias y difuntos”, advierte.

Hoy, la celebración está comprimida en dos días, el 1 y 2 el de noviembre, explica Markens, lo cual es muy importante para el México de nuestros días, pero se perdió mucho de la intimidad y de la cercanía entre muertos y familiares, al llevar a los difuntos a esos lugares colectivos.

Sobre la cosmovisión de los zapotecos, el experto comenta que giraba en torno al cerro sagrado. “La ciudad de Monte Albán fue construida sobre la cima de una montaña, la cual fue concebida como un monte de sustento que contenía agua, maíz, frijol en abundancia, y sus gobernantes radicaban en la cima, por lo que eran los guardianes de los recursos”.

Cuando los gobernantes morían, eran enterrados sobre dicho cerro, convirtiéndose en los difuntos más importantes de la comunidad. “Quizá entonces se reunía la colectividad de Monte Albán para celebrar la cosecha (probablemente en octubre o noviembre), pero al llegar los españoles, conectaron la festividad con el Día de Todos los Santos”.

Y apunta: “También es lógico que las familias y el centro urbano hiciera peticiones a los difuntos en mayo, cuando el cenit del sol estaba próximo al inicio de las lluvias, pero los españoles convirtieron aquella festividad en el Día de la Santa Cruz”.

¿Cuáles eran las deidades principales del inframundo zapoteco? “El fraile Juan de Córdoba, en el siglo XVI, hizo un diccionario castellano-zapoteco, con los nombres de esos dioses. Por ejemplo, Pitao Pezeelao, que era el dios del inframundo o el dios zapoteco de la muerte, quien sería el correspondiente a Mictlantecuhtli. Hay otros 12 dioses más, como Pitao Cozaana, que tenía varios significados, como jefe del linaje y el dios del maíz, pero no tenemos imágenes”.

¿Cómo cabe Mitla en el contexto actual? “Muchos pueblos del Valle de Oaxaca, hasta hoy, piensan que las almas atraviesan túneles hasta la cueva del Diablo, en Mitla, conocida por ser un punto de contacto con el inframundo. Las personas van a ese sitio para hacer las peticiones a sus seres queridos. Es parte de una cosmovisión que cobra vida hasta nuestros días”.

Robert Markens es autor de Muerte y vida entre los zapotecos de Monte Albán y La transición del Clásico al Postclásico en el Valle de Oaxaca: Causas y consecuencias de una crisis política, entre otros.

El dato

Los vivos hacían peticiones y dejaban ofrendas en la casa para los espíritus de sus difuntos, a quienes pedían por la fertilidad, la buena cosecha o la defensa ante enfermedades.