Luis Gerardo Méndez, en transformación continua

  • El actor subió 13 kilos de peso para el personaje del policía que interpreta en la tercera temporada de Narcos: México.

Cuando Luis Gerardo Méndez se postuló para el personaje de un policía de Ciudad Juárez de la década de 1990, que sería parte de la tercera temporada de Narcos: México, la respuesta fue negativa y nada tuvo que ver su capacidad actoral, evidentemente comprobada, sino su cuerpo demasiado delgado.

El actor mexicano decidió transformarse. Subió 13 kilos de peso para encarnar a Víctor Tapia, un policía que destapa un tema delicado en esta historia: los feminicidios en Ciudad Juárez ligados al narcotráfico, en aquella época. ¿Cómo llegó a este personaje expuesto en esta historia para la plataforma de Netflix? Así lo relató en entrevista.

Es de las cosas más difíciles que me han tocado hacer al menos enfrente de una cámara, pues es un personaje que había que abordar por varios frentes. Cuando los productores de Narcos: México me llamaron, me ofrecieron el personaje en Los Ángeles, me dijeron que les gustaba mucho mi trabajo y que tenían un personaje muy importante para esta última temporada que querían que yo hiciera. ¡Me emocioné mucho!

Al día siguiente me habló mi agente y me dijo que les había caído increíble a los productores, pero que no era yo. ¡¿Cómo, si me lo acaban de ofrecer?! Y me dijo: ‘sí, pero es que dijeron que parecía que acababas de salir de tu clase de pilates y éste es un policía en Ciudad Juárez en la década de 1990’.

¡Me volví loco! Les mandé un mail y les dije: ‘yo soy actor y puedo cambiar, a eso me dedico, puedo transformar mi cuerpo y este personaje suena increíble. ¿Qué necesitan?’. Hubo una serie de conversaciones y quedamos en este compromiso de retratar a un policía en Ciudad Juárez en los 90. Entonces subí 13 kilos peso”, expresó Luis Gerardo Méndez en entrevista con Excélsior.

Así comenzó la transformación de su cuerpo. El actor recordó cuando su padre, médico de profesión, trabajó muchos años en la policía municipal de Aguascalientes, su tierra natal, justo en los años 90. Su primera referencia fue la memoria de aquellos policías, amigos de su padre.

Los policías en México eran así. No todos, pues, pero había que caracterizar el cuerpo y evidentemente no sólo era la cuestión física, sino que había que darle un peso y eso sí venía de la parte física. Así que vino un trabajo personal con un par de nutriólogos que me ayudaron a subir de peso, lo cual me cuesta mucho trabajo. Fue una dieta muy extrema, porque estaba comiendo ocho o nueve mil calorías al día, cuando generalmente como dos mil. Fue un proceso nada divertido.

Pensé que subiría esos 13 kilos, filmaría en seis meses y luego los perdería. Pero llegó la pandemia, así que la filmación de la serie se paró a la mitad de la temporada y hablé con los productores, quienes me dijeron que podía bajar de peso y luego volver a subir o bien mantenerme. Ya no bajé, me quedé toda la pandemia con ese peso, fue una experiencia  interesante, a nivel físico, el sentir lo que le hace a tu cuerpo una alimentación y un peso así. Fue un viaje paralelo a la interpretación”, detalló Méndez.

No sólo tenía que alimentar la parte física, sino también la emocional y social, pues en comparación con los policías estadunidenses, tras la frontera, Víctor Tapia tenía un salario mucho menor. Para conseguir dinero, el personaje transitó en la corrupción, pero también tuvo un contraste: la sensibilidad por llegar al fondo de la verdad en cuanto a los casos de mujeres asesinadas.

Debía entender a profundidad lo que significa ser policía en México y me pude asesorar con varios académicos en la Ciudad de México, como Ernesto López Portillo, quien tiene muchos años dedicándose a estudiar a la policía y es coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana en la Ibero. Él me explicó cosas muy interesantes como el abandono institucional que sufren los policías; los claroscuros y grises. Por ejemplo, si matan a alguien, la institución no se hace responsable.

A pesar de que hay una muy mala fama de la policía en México, en general, también hay elementos que sí quieren hacer una diferencia y tienen una vocación de servir. Lo que pasa es que el sistema no se los permite, porque lo que se les paga es ridículo, así que tienen que buscar otra manera de conseguir dinero para mantener a sus familias. Eso se ve con Víctor Tapia en la serie. Los policías van y vienen a conveniencia de quién está arriba, de los jefes, así que es muy difícil para ellos hacer su trabajo”, precisó el actor.

Méndez tuvo claro que lo importante era mostrar que por lo menos Víctor Tapia intentó hacer su trabajo.

La gran pregunta que queríamos hacer con este personaje es ¿qué es la integridad? Como actor fue muy interesante plantearme esa pregunta a mí mismo. Me sorprendió que me tomó responderla tras semanas enteras. Después la hice para Víctor Tapia, cuando se está generando esta tormenta perfecta entre el narcotráfico, las mujeres trabajando en las maquilas, muchas centroamericanas que se quedan ahí, sin poder cruzar la frontera porque no tienen papeles, es decir, es un caldo de cultivo para el desastre. ¿Cómo puede un ser humano navegar con integridad en ese lugar específico?”, dijo.

TRANSFORMACIÓN EMOCIONAL

Luis Gerardo Méndez reiteró que se aborda también el contexto machista en el que se desarrollan estos personajes.

Crecen en un México muy tóxico a nivel masculinidad, no pueden expresar sus emociones, ni mostrar sus sentimientos, además tenían que ser el hombre de la casa. Es un personaje al que se le está rompiendo el alma ante la impotencia. El tema de los feminicidios sigue siendo un tema central en nuestro país y más importante a resolver, porque todos los días en México, diez mujeres son asesinadas. Eso empezó o comenzamos a escucharlo desde el campo algodonero conocido como el Campo de las Muertas de Juárez.

Es muy relevante hablar de esto, de la complejidad del tema y de todo lo que falta por hacer a nivel legislación y conciencia, así como desarticular estas masculinidades tan tóxicas y lo que pasa con el crimen organizado y la impunidad que permitió que las mujeres fueran asesinadas en los años 90 y hoy. El personaje es la mirada de un país que se da cuenta que está sumergido en una tormenta de la que es difícil salir”, concluyó.