LA ESTACIÓN NUEVA DEL FERROCARRIL ENTRE MALEZA, PAPELERAS Y CAÍDA DE ÁRBOLES
|60 SEGUNDOS
RAUL GONZALEZ RIVERA
LA ESTACIÓN NUEVA DEL FERROCARRIL ENTRE MALEZA, PAPELERAS Y CAÍDA DE ÁRBOLES
Cuentan los xalapeños que vivieron los años felices bajo el gobierno de don Miguel Alemán Valdés y don Adolfo Ruiz Cortines, como secretario general de gobierno, que la estación nueva del ferrocarril, no dejaba de ser un escenario natural para la recreación familiar, el recogimiento de las parejas de enamorados y la chiquillería que correteaba en torno a la majestuosa estatua erigida en memoria del ex presidente de México.
Aquel era uno de los rincones queridos por las familias, que domingo a domingo iban de día de campo, jugaban sus pequeños hijos el futbol llanero o el béisbol, siempre cuidando de no afectar las viviendas e instalaciones militares, pues la zona es federal, y se localiza en la colonia federal.
En el entorno, radica todavía buen número de familias de quienes ejercieron como profesores de las escuelas primarias y con créditos que es brindaron los sexenios de Alemán Valdés y don Adolfo Ruiz Cortines, construyeron las viviendas del magisterio federa, fundando así la colonia federal.
Allí de cara a la estación del ferrocarril que alguna vez fue de pasajeros y ahora dedica sus convoyes a transportar mercancías, preferentemente entre las más importantes las montañas de cartones y papelería que hasta sus bodegas al aire libre, se permiten descargar vecinos del resto de la ciudad, en cuyas casas tampoco quieren tener más con libros y revistas y periódicos.
Una vez que son pesados por la báscula, los compradores de estos materiales los suelen empaquetar y subir a los vagones del tren, con la misión de llevarlos a los centros industriales que reciclan el cartón y el papel, como fuera del país, específicamente a Canadá.
El área de bosque, va quedando sin árboles ni plantas, los cuales en muchos años daba la impresión de una zona con cerrados follajes, hasta donde los amantes del turismo de sol, agua y vegetación gustaban de llegar, luego cruzaban las vías del ferrocarril y llegaba finalmente a El Salto, una poza natural de agua, que servía para los niños y jóvenes, metiéndose a nadar o simplemente remojar los pies y experimentar horas en medio de un medio ambiente semejante a los lugares donde hay selva todavía.
En este momento, solamente por estricta necesidad, es que arriban visitantes a la llamada la estación del ferrocarril, porque los atractivos naturales, prácticamente han desaparecido, el monumento a don Miguel Alemán Valdés luce desierto, abandonado y sin ningún cuidado. El cafetín y restaurante, parte del edificio que alberga la sala de espera y las oficinas de los telegrafistas, son cosa del pasado, se nos dice, porque ya no llega nadie a comer o beber un café, porque el negocio cerró sus puertas.
Los últimos autobuses del servicio urbano, que llegaban a ras de las puertas de la estación en cuestión, fueron los verdes y rojos, los de primera y de segunda clases, respectivamente, portando la leyenda en su parte superior: Piedad Estación nueva o Calvario estación nueva.
Sin embargo, este recorrido a dicha zona de la ciudad, igual que otros espacios, comienza a quedarse en el olvido y el abandono. La Colonia federal, seguramente se pierde uno de sus bastiones geográfico e histórico más emblemáticos de la otrora Atenas de Veracruz. Esperemos.
A UNOS DÍAS DE RENOVARSE LA ESPERANZA DE LOS XALAPEÑOS, CON RICARDO AHUED
A diferencia de hace tres años, los xalapeños esperan con grandes esperanzas la llegada de Ricardo Ahued Bardahuil a la presidencia municipal de la capital del estado de Veracruz.
Son tantos los problemas que le heredará la comuna que se va, que el común de ciudadanos, se pregunta si los próximos tres años serán suficientes para transformar la vida pública de la ciudad.
Sin duda, el alcalde de relevo tendrá que afrontar igualmente las marcadas deficiencias administrativas y los presuntos actos de corrupción, que dejan una ciudad en la pobreza, el abandono y con más indigentes, pordioseros y desempleo. El cierre de negocios, siempre ha sido superior a la cifra delos que han abierto y el desaliento de los jefes de familia, va en visible aumento.
Confían en la experiencia obtenida por el empresario Ahued, quien ya ha sido alcalde, diputado local, diputado federal y senador de la república. La gente no quiere saber nada de colores partidarios, sobre todo porque en numerosas municipalidades donde despachan morenistas, las cosas no les están saliendo bien.
Xalapa ha experimentado alcaldes de todos los colores y visiones. Muy pocos le han brindado a la ciudad tiempo y vocación de servir a los demás. En el discurso, lo dicen, pero en la hora de la verdad no ha sido así. La mayoría ha venido de fuera para engancharse en la nómina municipal, o ha sido originario de la ciudad y quizá estas sea una de las sin razones de su desafecto para servir a las causas más justas.
A diferencia de otras capitales de los estados del interior del país, como Tabasco, Morelos, Puebla y el estado de México, la capital del estado quedó en el rezago. Xalapa se asemeja en mucho –dicho por urbanistas serios y visitantes- en un ranchote mal administrado y peor organizado. El rubro de la cultura, se lo pasan por el arco del triunfo propios y ajenos y la capacidad industrial o empresarial, es apenas una quimera, un símil de lo que aparentemente nunca va a ser.
Si ni fuera porque el IPE se ha propuesto inteligentemente el rescate de instalaciones suyas y que los gobiernos priistas utilizaron para otros fines, tomándolas arbitrariamente sabiendo que pertenecen al patrimonio de la institución, de sus derechohabientes y pensionistas, entre las cuales figuran cines, casas de descanso y otros, el ayuntamiento que se va, se ignora a ciencia cierta cuál es su obra protagónica, porque no se avista ninguna con trascendencia social y material, en los cuatro costados de la municipalidad.
La transformación anunciada hace tres años, en Xalapa, se detuvo, sigue sin llegar, por ello, la esperanza de los xalapeños se cifra en el arribo del empresario distintos a todos, que administrará los destinos de la sufrida municipalidad por los próximos tres años. Esperemos.
A DIFERENCIA DE OTROS AÑOS, LA ABUNDANCIA DE PINOS NAVIDEÑOS, SE DETUVO EN LA CIUDAD
Si acaso dos súper mercados han anunciado que sus ventas disminuyeron radicalmente en relación con la venta de arbolitos de navidad, ya sea por la conciencia que cobran los ciudadanos, para evitar que se sigan devastando los bosques o porque sus precios por pieza se fueron a las nubes.
Así como los aparatos de televisión chicos desaparecieron de los grandes y chicos establecimiento comerciales dedicados a su venta, se considera que los tantos locales que se abrían en la ciudad para la venta de arbolitos de navidad, hoy día, quedan en solo un mensaje, en el sentido de que no hay expectativas para traerlos, porque la vigilancia que ejercen los policías forestales, está evitando su tala.
Claro que la medida, quizá se haya asumido tardíamente. El Cofre de Perote, es el principal foco para este vasallaje de los compradores de pinos. Inclusive el funcionario público, que en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa recibió la concesión que explota anualmente desde entonces, según se cuenta, redujo sensiblemente la cantidad de visitantes en sus sembradíos, allá en las faldas de la montaña que liga con el municipio de Las Vigas de Ramírez
La tala en el Cofre lleva devastadas alrededor de 60 mil hectáreas y todavía queda un tanto importante de los bosques, que en mucho van mostrando que la tala deja ver grandes extensiones de terreno al descubierto, como ocurre en lo que concierna a la granja donde se encuentran confinados los búfalos, que antaño, gozaban de una mayor área para su habitar y protección. Porque aun cuando usted no lo crea, siempre se da la presencia de los cazadores furtivos, creyéndose Tarzán o Indiana Jones.
En este momento y en gran parte de las zonas residenciales, donde era una costumbre vestir un arbolito natural, ya no se hace. En su lugar, sus propietarios, está instalando los pinos artificiales con luces de colores, lo que igual, provoca en los menores de edad sobre todo que sepan amar los árboles, las plantas y la vegetación que pueblan por allí alguno de los pulmones naturales de la municipalidad. Dejando a esta última intacta de cualquier tala o vasallaje.
Inclusive, debido a su costo por pino o arbolito navideño, la gente razona dos veces en tener que pagar sus altos precios, lo que se demuestra con la ausencia de compradores en las plazas donde tradicionalmente, en cuestión de horas adquirentes de aquellos arrasaban con la producción, que estaba siendo expuesta al público consumidor.
Lo anterior quizá quiere decir, que la gente cobra mayor conciencia y en aras de brindar la protección a los recursos forestales, es que ya no pretende que se tale un pino más de las áreas que tradicionalmente estaban destinadas para la siembra, cultivo y cosecha de las mencionadas especies, en los primeros días de cada mes de diciembre. Al tiempo.