CUANDO EL MAESTRO GOZABA DEL APOYO DIRECTO DE PADRES DE FAMILIA EN LA ESCUELA

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

CUANDO EL MAESTRO GOZABA DEL APOYO DIRECTO DE PADRES DE FAMILIA EN LA ESCUELA

                Aquellos fueron años felices para los adolescentes y jóvenes de la enseñanza primaria principalmente. Cuando el académico solía dar reglazos en las manos y brazos, castigar al alumno que no cumplía con la tarea, faltaba el respeto a sus mayores y a sus iguales de aula y el padre o madre que acudía al llamado de la escuela autorizaba de entrada toda acción de sus mentores y el menor escolar, obedecía las órdenes de sus superiores, sin chistar.

                Ya se cumplió más de medio siglo, cuando una pléyade de niñas y niños, pobres en mayoría aplastante asistía a una de las tres escuelas primarias, las únicas que operaban en la ciudad capital. A la escuela Rébsamen, siempre fueron los menores fifís, infinitamente en cantidad inferior a los que acudían puntualitos a la primaria “Luis J. Jiménez”. La otra era la Revolución y párele usted de contar.

                Para quienes recibían sus clases en la primaria Luis J. Jiménez, era público y notorio y nos lo confirman las fotografías en blanco y negro que permanecen como valiosos tesoros en los archivos familiares, de 50 niñas y niños, los 50 pertenecían a la clase baja económicamente. No había ricos ni siquiera clase medieros, pero, a diferencia sus maestros correspondían a la generación de auténticos académicos, entregados con vocación a su trabajo cotidiano, todos egresados de la gloriosa entonces Escuela Normal Veracruzana.

                En días que presagian lo frio que será la llegada del invierno, con todo y pandemia, viejas generaciones de estudiantes, recuerdan con singulares notas de agradecimiento y reconocimiento a los maestros que nos enseñaron las primeras letras, con el abecedario en mano y la lectura de los libros de literatura a tono con las edades de sus educandos.

                En ese contexto, bien vale la pena a los académicos de cuyas existencias en este mundo, todavía hasta hace algunos años, era posible avistarlos en el café, caminando por la calle y jugando una partida de billar.

                Maestros inolvidables, para un puñado de sus alumnos pobres, pero dedicados a las enseñanzas de aquellos, con todo y lo que consideraban duros regaños, fuertes llamadas de atención y los “severos” castigos a que eran sometidos, como era a mitad del largo corredor de la escuela Luis J. Jiménez, cargando una pesada piedra, por largos 30 minutos, que duraba el tiempo de recreo entre clases.

La maestra Rafaelita Arenas, de primer año; Prisciliano Hernández de segundo; la maestra Esther Hernández del tercer año; Lorenzo Fontecilla, de cuarto año: el profesor del Angel, quinto año y Joel Reyes Barradas del sexto grado. Todos extraordinarios mentores, con una gran vocación y ajenos a toda grilla en la impartición como docentes. Correspondían a la era en que los profesores eran una ampliación de los padres de familia. Respeto, admiración y conciencia acerca de un ejemplar cometido, cuando la vida pudo ser mejor, aun dentro de la pobreza. Al tiempo.

MIGRANTES, SEGURAMENTE UNA PESADA CARGA PARA LA ECONOMÍA DE ESTADOS UNIDOS

Por increíble que parezca, los Estados Unidos de Norteamérica, están en su estricto derecho de mantenerse indiferentes ante el acoso de las corrientes migratorias que proceden de países centroamericanos y de México, pero que no claudican al intento de abandonar sus países de origen y aspirar a alcanzar el sueño americano, lo cual, si el tío Sam se niega a proporcionárselos, puede estar en su derecho.

Lo que no hacen los gobiernos de los estados, desde los cuáles se registran los enormes flujos de personas, tampoco es posible que fuercen al tío Sam y tengan el deber de brindárselos, no obstante que la diplomacia exige. Esta es la cruel encrucijada, según la cual se vaya a resolver este tema que se eterniza en el paso del tiempo.

Conforme a principios  y doctrina del derecho internacional, los países están en su derecho de negarse o abrirse a los flujos de migrantes hacia sus países; en el caso del tío Sam, son ejércitos de centroamericanos, incluidos los mexicanos, que se suman año con año a las legiones que tratan de huir de sus países, cruzar la frontera con Estados Unidos e internarse en territorio estadounidense, siendo por todos conocido, que la cifra de extranjeros radicados en suelo yanqui, alcanza accesiblemente los 50 millones de personas.

 Obviamente, la migración se entiende por los flujos de quienes cruzan territorio azteca, Los cuales por ningún concepto quieren quedarse a radicar en nuestro país, porque su sueño es alcanzar la tierra del dólar, cuando se dio la primera incursión con los llamados braceros, su afluencia no resultaba preocupante para el gobierno norteamericano, sin embargo, conforme han trascendido los últimos 30 o 40 años, las condiciones son otras, porque igualmente, han crecido  las olas de la violencia, la constante criminalidad, los feminicidios y los encuentros con la fuerza bruta entre migrantes y sus policías.

Mexicanos que han tenido la oportunidad de internarse sobre suelo yanqui, regresan seguros de que la llave del éxito personal para cada uno de ellos, es trabajando en alguna de sus ciudades, donde perciben 12 y hasta 18 dólares por hora de jornada laboral y, que quien consigue empleo al otro lado del río Bravo, seguramente va en búsqueda de su acomodo de manera permanente. En su estado natal en México, jamás podrían obtener un nivel de vida que les  pueda equiparar con lo que obtienen en tierra yanqui, por ejemplo.

Y como esto, lo saben nicaragüenses, venezolanos, hondureños, salvadoreños y mexicanos, las legiones que conforman periódicamente van en aumento, so pena, de que en la travesía que vayan a cubrir hacia los Estados Unidos, muchos de ellos puedan o se expongan a perder su libertad y la propia vida.

Lo que acaba de ocurrir en el estado de Chiapas, al estrellarse y volcarse un tráiler con casi 200 migrantes a bordo, de los cuales fallecieron 55 y un centenar más de viajeros fueron canalizados a hospitales públicos, con el objetivo de atender sus lesiones, seguramente debe ser investigado por autoridades migratorias, pues cómo se entiende que dicha unidad cruzó la frontera entre Guatemala y México y ninguna policía, la detectó y menos que llevara en sus interiores casi dos centenares de migrantes. Por favor.

CMAS, DEBERÁ ESTAR BAJO EL ESCRUTINIO DE LA NUEVA COMUNA, PARA SABER SI ROBÓ O NO

Bajo un listado de argumentos utilizados para aumentar las tarifas por consumo de agua potable, la CMAS todavía añadió uno más a sus recibos bajo el titulito de “servicios ambientales”, el cual se cuenta ante ventanillas de pago, que no es obligatorio, pero que las disciplinadas cajeras prácticamente imponen a los usuarios, fijando así una diferencia entre quienes son parte del pueblo y ni chista y las que desde ventanilla cobran, sintiendo que son de sangre azul o del grupo fifí, al tratar de establecer las burócratas su diferencia con aquellos.

Por supuesto,  que la CMAS deberá estar ante el ojo clínico de la camada de ediles, algunos reconocidos por pillerías cometidas a lo largo de sus vidas gremiales, porque los tres últimos años, la sigla fue señalada de cometer  pifias en su cometido, que pueden ser constitutivos de presuntos delitos,  como el de negarse a autorizar  nuevas tomas de agua, si antes no pagaba el usuario  miles de pesos; el agua que llega a los barrios , colonias y fraccionamientos se brindó por tandeos, cuando precisamente las presas deben estar más cargadas del vital líquido que nunca,  empero, la CMAS en decenas de casos, aplicó el consumo por año a sus clientelas.

Su nómina de empleados, se multiplicó con ejércitos de chairos, los cuales al desconocer cómo funciona la distribución del vital líquido, se evidenció terriblemente a ojos de los usuarios y consumidores, que en forma creciente y de alarma, pagaron sus consumos en el lapso de los últimos tres años. La prepotencia y aires de perdonavidas de no pocos de sus jefecitos, allá en la oficina central de la avenida Miguel Alemán de la colonia federal, predominó y fue el sello que impuso la casa en el trienio.

Y de aquella demanda interpuesta por los timoneles de turno, en la fiscalía general del estado por un hoyo financiero-dijeron de 70 millones de pesos- al que le dieron vuelo informándolo a los chicos de la prensa, en contra de la administración anterior, la del alcalde Américo Zúñiga Martínez, nadie sabe ni supo en qué estado se encuentra. Si la fiscalía amplió las investigaciones, o los amos de la CMAS se concretaron a promover con aspavientos propagandísticos, que habían llegado ellos, los honestos, y que procederían en contra de los deshonestos.

La administración que se va, inclusive, obtuvo el calificativo más bajo, debido a que en su nómina principal incluyó a ex funcionarios priistas, con antecedentes penales y en especial de haber cometido actos de corrupción, por los cuales, si bien pagaron con cárcel, la gestión de la administración que se va, se vio manchada por este y otros eventos propios o cometidos por verdaderos malandrines.

Por fortuna, dice el dicho que no hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo soporte, a partir de los primeros días de la nueva administración municipal el alcalde Ricardo Ahued, tendrá suficiente tela de donde cortar, para imponer los correctivos anticorrupción y que sus colaboradores, deberán ingresar a sus nuevas responsabilidades con las uñas bien cortaditas. Es Todo.