Cuento de arrullo para una madre
|KLIMT, GUSTAV: Las tres edades detalle
Hernán Brizuela
Toc toc toc. Toca el duende de los sueños. Y la madre arrulla al niño con una canción de cuna que inventa cada noche. A la vera vera del río río, duerme duerme, a la rurrú rurrú mi niño niño que la luna luna te va a cuidar la noche entera.
Y el sueño suelta las amarras y se embarca en el vaivén de su marea. Mientras el cántico lo duerme y lo arrulla, lo duerme y lo arrulla, como un junco en los brazos de las Nereidas y al cuidado de Neptuno. Al vaivén de su voz que se escucha quedita cada vez más, voz hipnótica que hace soñar más.
Y el crío duerme y duerme y cae más y más en el profundo sueño. Y llega a un campo, a un lago, a un castillo escondido.
Toc toc toc. Toca el portal porque tiene una cita. Se abre y sale el Dios de los Sueños. Le dice bajito, le susurra, palabras al oído y se va de nuevo corriendo rumbo al campo de juegos.
Y Morfeo se encarga de arreglar la cama, de buscar el cobertor, de depositar el alma y dar la bendición. Mientras el niño duerme, pide al hacedor de los sueños, cuide a su madre en su habitación.
Y el niño entonces le canta su canción de cuna: a la rurrú a la rurrú que mami duerma y duerma, a la rurrú a la rurrú, a la vera de la luna que su cama se haga cuna…