QUÉ NOS PASA, DIRÍA EL COMEDIANTE ANTE LA CRECIENTE OLA DE VIOLENCIA
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RAUL GONZALEZ RIVERA
QUÉ NOS PASA, DIRÍA EL COMEDIANTE ANTE LA CRECIENTE OLA DE VIOLENCIA
Nomás hay que abrir las páginas de su diario favorito para percatarse que el contenido de sus páginas, se completa más con notas de página roja o policiaca, debido a una creciente ola de actos criminales, matanzas de mujeres y víctimas que va dejando el enfrentamiento entre grupos de poder financiero y armado.
Por supuesto que no es elevando las penas de cárcel, como se va a contener que haya más autores de ilícitos, que los conduzcan a quedar bajo las rejas de una prisión y que persistan adversarios de las buenas costumbres, que matan, lesionan, acosan, persiguen o asaltan a ciudadanos sin más protección, que los rezos que eleva al cielo, en busca de la paz que les fue robada ya hace bastante tiempo.
En qué momento se produjeron los actos de violencia que mantienen a la población con el Jesús en los labios, a ciencia cierta, nadie se atreve a fijar no épocas, sino tiempos. Lo que la gente acierta a recordar es que ahora ya no puede salir a la calle, seguro de que volverá ileso a su casa o que puede ir al parque, sentarse en una de sus bancas y entrar en franca plática con sus amigos o compañeros de trabajo, porque el incidente puede aparecer con el consabido asaltante.
Subirse a un taxi “libre”, el común de los ciudadanos dejó de hacerlo solo y lo hace solamente que vaya acompañado, pues de otra suerte, al conductor de esa unidad le ve el rostro del presunto atracador o el felón secuestrador. La zozobra, el miedo y hasta el terror, pareciera estarse apoderando del común de usuarios y peatones en la calle.
La capacidad de asombro, se acabó en una mayoría aplastante. Ahora los actos criminales más soberbios, dejaron de asombrarle y aquella frase de dar gracia a “proximidad” con los elementos de la policía, pasó a la historia. Volvió a ser lo que siempre fue. El ciudadano de a pie no reconoce al uniformado de policía, sino todo lo contrario, le teme, tiene miedo y le impone inclusive un tanto de terror.
Sin embargo, los tiempos que corren, registran un mayor número de víctimas mortales caídos a balazos, lo cual, a la sociedad le frece igualmente que se haga una pregunta, la cual obviamente difícilmente tiene la respuesta, en el sentido de saber a ciencia cierta, qué factores generan tal ferocidad para que ciudadanos y féminas sobre todo, ahora, pasen a engrosar las listas de quienes caen abatidas por armas de fuego, y como suele ocurrir en estos casos, jamás se va a saber quiénes son sus victimarios.
Ya hace mucho tiempo, que la noticia publicada a 8 columnas en un periódico de la ciudad, dedicada al ladrón de un kilogramo de manteca y café en una tienda de abarrotes, pero más tarde fue detenido y llevado a las mazmorras del cuartel de San José, decenas de familias, lo defendieran porque el ladrón, lo habría hecho por hambre. Se justificó y pagaron su fianza, amén de que fuera advertido de que no volviera a robar, a lo cual se comprometería y daría cumplimiento, conforme fue observado al través de los años. Fue un ilícito que provocó un gran escándalo porque roba-comida, no los había.
VECINOS DE ARAUCARIAS, DECIDIDOS A DEFENDER LA RESERVA ECOLÓGICA DE SU FRACCIONAMIENTO
Con el arribo del señor José Luis Torres Chazaro a la dirección de desarrollo social del ayuntamiento de la ciudad, los habitantes de un amplio sector del fraccionamiento popular Animas, se muestran temerosos de que una nueva enconada de la comuna municipal se produzca con la intención de arrebatarles la reserva ecológica, que tanto han defendido desde que adquirieron lotes y construyeron sus viviendas en dicha zona citadina,
Entre los auténticos xalapeños, no hay precisamente gratos recuerdos sobre los pasos que siguió el arquitecto Torres Cházaro, una vez convertido en funcionario público. Una vez montado en un sillón como tal se vuelve implacable, soberbio y es harto conocido por los excesos y abusos que suele cometer al amparo del ejercicio público.
El ex alcalde Ignacio González Rebolledo, a cada denuncia interpuesta verbalmente por ciudadanos ofendidos, señalaba que se trataba de un servidor público eficiente, honesto y duro a la hora de aplicar la ley en materia urbana y regularización del uso del suelo en la municipalidad capitalina. Evidentemente, había quienes contrariaban ese criterio, porque el señor funcionario, solía elevar el tono de su voz, al grado de cometer exabruptos, contra ciudadanos, que arribaban a su oficina para zanjar alguna problemática, en la cual tenía mano para resolverla.
En una ocasión siendo segundo de abordo en la dirección de tránsito y transporte público del gobierno del estado, vestido de uniforme jefe de la dependencia, mandó colocar costales de arena en las entradas al edificio de la dependencia mencionada, como suele ocurrir en los estados de guerra, porque temía ser atacado por transportistas, que acusaban actos de prepotencia y de arbitrariedad del profesional de la cuchara mencionado anteriormente.
Implacable con los débiles, en lo que hace a obras de construcción en la ciudad, cuando se anunció la edificación del hotel y estacionamiento público que rebasa precisamente lo alto del palacio de gobierno estatal, ciudadanos lo interpelaron, pero el funcionario que ahora repite al lado del alcalde Ricardo Ahued como titular de desarrollo urbano, se desgarró la camiseta para defender aquel proyecto, que para no pocos, debía haber guardado las proporciones estando a espaldas del despacho que ocupa el jefe del poder ejecutivo.
Por una distancia mayor, que no obstruye la belleza arquitectónica del faro de Venustiano Carranza, que se localiza majestuoso sobre el boulevard del vecino puerto de Veracruz, voces de políticos han pedido que se eche abajo un edificio construido precisamente a dos calles del primer inmueble, siendo que para urbanistas y artistas de la construcción, el inmueble en cuestión en nada afecta ni obstaculiza la vista y belleza del faro mencionado antes. Al tiempo.
EN LA CALLE DE IGNACIO DE LA LLAVE, ÁRBOLES AÑOSOS REBASAN TEJADOS Y CABLES
El abandono de la jardinería en la ciudad, lo puede constatar el ingeniero agrónomo menos avezado en esta asignatura, con solo llevar a cabo un recorrido en las calles que conforman el casco histórico y que representan un riesgo tanto para peatones, como automovilistas, que circulan todos los días, por esas rúas.
A esta redacción llegó una misiva que signan habitantes del rumbo en cuestión, quienes sostienen que los árboles fueron sembrados muchos de ellos hace un centenar de años, como lo puede evidenciar el tallo de no pocos de aquellos, los cuales han crecido de tal suerte que rebasan los tejados de edificios y viviendas particulares, como ha sido apreciado por ajenos al rumbo y que lanzan la alerta en el sentido de que puedan venirse abajo, desgajarse sus ramas y afectar y causar la destrucción de inmuebles y a personas.
En la pasada administración municipal, para cortar un árbol desde sus raíces por añoso o enfermo, los residentes de una construcción sobre la calle de Pípila debieron solicitarlo por escrito a la dirección de parques y jardines, de allí tenía que ser sometida dicha solicitud a nueve funcionarios públicos de diferentes áreas del ayuntamiento municipal de la ciudad, tenían que contratar a un jardinero particular al que debían cubrirle un seguro de vida, porque los trabajadores municipales no harían dicha faena en domicilios particulares. Esto les dijeron los funcionarios que encabezaba el señor Hipólito Rodríguez Herrero.
Numerosas calles y colonias de la ciudad, si gozan de una imagen verde, se debe a que sus vecinos, siembran, cultivan y cuidan sus árboles, plantas y otras variedades de la vegetación que en buena medida coadyuvan a dar una imagen diferente a la capital del estado, la cual, en otros tiempos lució por la riqueza de su exuberante cantidad de árboles y jardines que tanta fama le dieron a la otrora Atenas veracruzana.
El problema en la avenida Ignacio de la Llave, es mayúsculo, porque las enormes raíces de sus árboles, han hecho pedazos el pavimento con que fueron construidas sus banquetas de concreto, lo que puede testificar cualquiera de los enviados de parques y jardines del ayuntamiento y, por otro lado, cabe destacar que algunas variedades fueron sembradas hace más de 50 años y otras más, en los tiempos del gobernador Agustín Acosta Lagunes, cuya administración ordenó la pavimentación de la arteria antes mencionada.
Ignacio de la Lave en los días del siglo XIX y principios del XX, constituyó una rúa para el paso de las mulas y los caballos, que cruzaban por allí con su carga de maderas y carbón taladas y extraídos, respectivamente, de las faldas del Cofre de Perote, Las Vigas de Ramírez, la Joya y Acajete y que descargaban en el entorno de los mercados de la ciudad, para su venta al público y por supuesto, las amas de casa.
Cabe destacar que en zonas y áreas, donde son los particulares quienes siembran y cuidan el crecimiento de sus plantas, jardines y árboles, el municipio suele abandonar a su suerte tales especies y a sus vecinos, hasta ahora, mañana quién sabe. Es todo.