M235i Gran Coupé, sabe cómo seducirme

  • Este coupé de cuatro puertas ofrece la agilidad a la que nos tiene acostumbrados BMW en un envase pequeño con un extra de confort, que no te castiga a la hora de atacar el acelerador.

Hoy en día las marcas auto­motrices se han reinventado para cumplir esa rara y com­pleja premisa que dicta que el cliente siempre tiene la ra­zón, y no hay una sola, por más consagrada o legendaria que sea, que no haya sacrifi­cado un poco de los estatutos que las definían y habían ca­racterizado durante mucho tiempo para ser más flexi­bles, populares e incluyentes. Ya nada ni nadie es intocable si se contrapone a los deseos del cliente.

Así que aquí estamos, frente a un sedán alemán, que quiere ser un poco de todo, cómodo, versátil, lu­joso, minimalista, tecnoló­gicamente avanzado, con tracción integral, cuatro puertas, caída coupé pero con cajuela, además efi­ciente y todo esto sin sacri­ficar su esencia deportiva, al que llamaron M235i xDrive Gran Coupé, nunca mejor di­cho, quiere ser de todo y sin medida.

QUÉ TIENE QUE LO HACE TAN ESPECIAL

Para tener contentos a todos BMW empezó enamorando a los ojos y diseñó un auto cuyo trazo, con solo verlo, te deja saber que aspira a ser deportivo gracias a una caída coupé que comienza desde el segundo poste y de forma retardada cae hasta alcanzar la cajuela. Ojo, es importan­te decir que para lograr este efecto tuvieron que acomo­dar las dos puertas traseras de tal modo que no estorba­ran al estilo coupé del auto.

Asímismo, la cajuela se integra de forma muy natural al resto del auto, destacando la forma en la que ésta aca­ba, con un trazo que simula ser un alerón; como en todo BMW es el cofre el que cobra un papel protagónico y las enormes entradas de aire del frente que se complementan con faros estilizados echan mano de una iluminación LED que intimida. Cabe des­tacar que todas las protube­rancias y la parrilla de doble riñón no sólo corresponden a cuestiones estéticas, sino como en todo buen auto ale­mán también a su función aerodinámica.

PUBLICIDAD

En cuanto se abre la puer­ta la experiencia que a pri­mera vista ya era agradable se mantiene en ese mismo tenor, desde los materiales hasta los detalles que le dan una personalidad muy par­ticular, como las luces LED que te permiten elegir colo­res distintos para cambiar el ambiente del auto.

El sistema de infoentrete­nimiento es el que ya le co­nocemos desde hace un par de años a BMW con Apple CarPlay y Android Auto in­cluido, uno muy sofisticado que echa mano de una pan­talla de 10,25 pulgadas y que puede llegar a ser difícil de manipular por lo completo y complejo que es, sin embar­go, conforme te vas familiari­zando con éste se vuelve más fácil de controlar, y rascán­dole a todo lo que tiene nos encontramos con servicios en línea, que te permiten ac­ceder a información de trán­sito en tiempo real.

Sin embargo, ya acomo­dados todos y habiendo dis­frutado de un acceso más amigable, gracias a sus cua­tro puertas, llegamos al mo­mento que realmente vale la pena de este auto, el encen­dido del motor.

Al ponerlo en marcha el M235i te permite sentirte piloto de carreras de inme­diato, la electrónica ayuda a modificar la puesta a punto y elegir de qué forma que­remos que se comporte el auto y, gracias a su tracción integral, el auto te permite ir como si fueras sobre rieles.

No hay carretera que se resista a un vehículo como éste el cual, gracias a su mo­tor sobrealimentado de 2.0 litros, es capaz de entregar 306 caballos de fuerza y em­pujar con 331 libras-pie.

A pesar de ser un bloque pequeño este motor de cua­tro cilindros sorprende por la rapidez con la que se revolu­ciona, pudiendo ir de 0 a 100 km/h en sólo 4.8 segundos, lo cual se complementa con su equilibrio, toda vez que los ingenieros de la firma báva­ra trabajaron mucho para que en la báscula el auto no fuera más allá de los 1,450 kilogramos, lo que le brinda una agilidad superior, muy útil para no castigar al auto con la tranferencia de peso, pues además de ser ligero, la marca dispuso de un balance prácticamente de 50%-50% en el eje delantero y trasero.

La encargada de adminis­trar la entrega de potencia no es otra sino una caja automá­tica de ocho velocidades que nos ayuda a exprimir todas las prestaciones del extraor­dinario motor.

Cabe destacar que la mezcla entre el confort y la deportividad que se encuen­tran en este auto es una de las más afortunadas que se pueden encontrar en un se­dán de cuatro puertas que se comercialice actualmente en nuestro país, pues desde el diseño de los asientos tipo cubo, hasta la posición del volante que te permite sen­tirte en control en todo mo­mento, son detalles que te hacen sentir en un vehículo bien plantado, con aplomo, que se sabe mover con agili­dad, sobre todo en carretera, pero que en ningún momen­to se olvida de la experiencia de los pasajeros.

A la espera de que llegue la versión M, este Gran Cou­pé que pertenece a la cate­goría M Sport, defiende muy bien la identidad de BMW, una marca que se ha sabido adaptar a las necesidades de nuevos clientes quienes no quieren sacrificar prestacio­nes a la hora de agregar un par te puertas a un deportivo que nació como coupé.

Gracias a su tecnología, asistencias electrónicas, sis­temas de seguridad y toda la electrónica que presume, es muy fácil superar los lími­tes legales de velocidad y en una autobahn (autopista libre de velocidad alemana) sería muy sencillo alcanzar los 238 km/h que marca BMW como velocidad máxima.