EMBRAVECIDO

Musa Peregrina

Observas y conquistas, derramas placer en la mirada, la tormenta ha pasado, duermes un instante sobre la calidez de mi entrepierna, descansas y tu mano traviesa busca fantasías que escondo bajo mi almohada.

El arte de mi boca anhelaba impaciente la lluvia de tu alborada, vivo al capricho de tus labios, al unísono de tus movimientos arqueo mis caderas, mis piernas tiemblan ante el grito de tu océano, laceras con palabras rojas el centro de mi carne.

Mis abismos arden, insertas éxtasis en mi vientre de madera, hábil artesano acaricias el barro olvidado, gracias a ti sigo aquí, envuelta tras el velo de la luna.

Las ropas cayeron al suelo y se nos silenciaron las palabras, la imaginación de antaño es historia, mi piel se place ante tus abismos, se humedece gemido a gemido, renace mi vergel.

Las horas se diluyeron, ya es noche, enciende mis estrellas de golpe, muerde la espiga de mi cuello, aprieta mi cintura, succiona mis areolas, incendia mi piel y en el acto mismo de la muerte estremece mi sexo, frenético de más.