POR CUMPLIRSE, OTRO AÑO DE LA MATANZA DE ESTUDIANTES DEL 68

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

POR CUMPLIRSE, OTRO AÑO DE LA MATANZA DE ESTUDIANTES DEL 68

                Cuanta comisión exista para investigar los sangrientos sucesos ocurridos con motivo del movimiento estudiantil que derivó en la matanza del 68 en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco, jamás se llegará a conocer la verdad de fondo y mucho menos, que haya presuntos responsables sobrevivientes, que pudieran ser castigados por haber cometido crímenes de lesa humanidad.

                El abogado penalista Juan Velázquez, quien todavía vive,  siempre sostuvo que su cliente, el ex presidente Luis Echeverría Álvarez, era inocente, como lo haría constar personalmente el presidente Gustavo Díaz Ordaz, al declarar éste  que asumía la responsabilidad legal e histórica de la matanza, porque de esa forma habría salvado a la patria de la invasión de fuerzas enemigas del extranjero.

                El movimiento del 68 dejó impresa una profunda huella en el sentir de los mexicanos de todas las clases sociales y económicas. El atentado  solamente habría ocurrido en países de dictadura como ocurriera en Alemania con Adolf Hitler, pero en México, donde se estaba afirmando  un régimen democrático, luego de experimentar los estragos que le produjo a los mexicanos la última revolución armada de 1910, dicha medida recibió  la condena aquí y en el resto del mundo.

                El movimiento estudiantil del 68 tuvo alcances nacionales y la demanda  se habría centrado en buscar y afianzar una vida democrática para los mexicanos, que la universidad fuera el espacio donde se habrían de forjar las generaciones de profesionales de libertades en el marco de la participación política y la manifestación de las ideas.

                En la provincia y particularmente sobre tierras veracruzanas, dicho movimiento alcanzó niveles de aceptación entre la gente del pueblo, como en ningún otro movimiento donde se pusieran de manifiesto la inconformidad y rechazo de la sociedad hacia la intolerancia del régimen gubernamental y la castración de las libertades más sensibles de toda nación progresista y de avanzada.

                Académicos y estudiantes de aquella gesta, unidos, realizaron las manifestaciones públicas que calarían profundo en los sentimientos del pueblo, así también la primera huelga de hambre desde la plaza Lerdo.

                El gobernador Fernando López Arias, con fama de duro, cuando operó como procurador general  de la república,  habría de perseguir  con las fuerzas armadas a los principales líderes del movimiento, como ocurrió con el puñado de universitarios atrapados y metidos en las mazmorras del antiguo cuartel del ejército, en San José.

                Líderes estudiantiles de todas las facultades y escuelas de la Universidad Veracruzana, celebrarían movilizaciones, mítines, protestas y marchas por las principales calles de nuestras ciudades, con la fortuna de que en la aldea, no se dieron actos de violencia ni ataques a las instalaciones universitarias.

                La lucha fue pacífica, pero de condena al ataque armado contra estudiantes y académicos, en el peor suceso que haya ocurrido contra mexicanos, desde el estallido de la revolución que encabezaron Pancho Villa y Emiliano Zapata en 1910.

                Por supuesto, que la impunidad resultó triunfante, al término de la masacre, pues que se sepa ninguno de los cardenales del poder público nacional, menos el primer mandatario, sufrieron rasguño alguno ni fueron llamados a cubrir semejante atrocidad con juicios penales en su contra ni que pagaran con la cárcel, su osada hazaña de matar estudiantes impunemente.

XALAPA, SIN SALVACIÓN DE UN TRANSITO CONGESTIONADO Y POLICÍAS VIALES AL ACECHO

                Seguramente la capacidad de asombro que manifiestan sobre todo los visitantes de otras entidades del resto del país, se topa de alguna manera, como lo ponen de relieve, al destacar que al faltar vías alternas, los congestionamientos vehiculares y el tránsito de personas, jamás va a encontrar la  salida que lleve a puerto seguro.

                Con sus calles angostas, cortas y sin dobles sentidos, amén de faltarle a la capital los libramientos y vías alternas, con certeza, podrán seguir haciendo su agosto, los elementos de la policía vial, que como una de las pesadillas más lastimosas, todos los días, se apersonan y mantienen férreos controles  de la circulación vehicular sobre avenidas y cruceros estratégicos, sin transformar un ápice vicios, corruptelas y otras malas mañas llevadas a cabo en todos los regímenes de vida pública.

                En cada relevo municipal, los ediles suelen pronunciarse al ocupar sus ubres presupuestarias por mejorar el tránsito citadino, abriendo arterias, pero al paso de los meses se percatan, que esto es poco menos que imposible, ya que la aldea, es una ciudad, que surgió de la nada, por la cual transitaban mulas y caballos, sobre calles empedradas, así que ningún urbanista o profesional de la cuchara imaginó siquiera las complicaciones, que hoy mantienen a la capital del estado al borde del colapso.

                Los gobiernos del estado de cada seis años., seguro que han dedicado a la ciudad, como recuerdo de su paso por estas tierras la obra cumbre o monumental, que allí está, como es el teatro del estado, el museo de antropología, los  edificios e instalaciones  de la Universidad Veracruzana, las avenidas Lázaro Cárdenas, Américas e Ignacio de la Llave y la apertura de tantas colonias, más de 415, para permitir el arribo de legiones de habitantes de las más diversas entidades del interior del país, las cuales llegan a éstas para radicarse definitivamente.

                Obviamente, la solución al feo conflicto que exhibe una ciudad, sin vías alternas, sin agua suficiente, ni pavimentos, ni asfaltos en gran parte de su territorio, lo cual sigue pendiente de resolverse, y continúa siendo promesa incumplida por autoridades que se deben a los relevos constitucionales y desde tres jerarquías burocrático políticas se complica con los acosos de las distintas fuerzas policiacas y encargadas de vigilar las vialidades, las cuales, tampoco alientan  ni escuchan para dar lugar a poder afirmar un orden, pero que sea consecuente con el estado de derecho y de transformación, que asegura el presidente AMLO que está en plena marcha en todo el país.

Lo que viene ocurriendo en la calle, sencillamente llama a una reflexión profunda, pues todo pareciera engullírselo el caos, el desorden y la violencia, frente a la  ausencia de un sólido papel de orientadores, que no son, los uniformados de la policía vial ni los del reducido cuerpo de agentes encargados de vigilar, pero que  no cuidan ni ordenan el tránsito cotidiano de personas y unidades de motor.

ESTANCIA GARNICA, UN GRAN ESPACIO PERO ALGUIEN DEBE GARANTIZAR SU ACCESO

Sin duda, una de las grandes obras sociales que  brinda el régimen estatal a través del IPE a la población en general y en lo particular a los pensionistas del IPE, es la recuperación de la Estancia Garnica y devolverla para beneficio de aquellos con la apertura de importantes áreas para su sana recreación fortalecimiento espiritual y cultural y el descanso palaciego.

Seguramente  la Estancia Garnica cubre un vacío que aunque muchos lo acariciaban como un propósito que en el pasado jamás se llevó a la práctica, en la hora actual, cumple con uno de los cometidos más sensibles en franco provecho de la gente.

Sus áreas de juegos de billar, sala de ejercicios y gimnasia, las salas de cine y televisión, su cocina a la altura de las mejores de la región, sus talleres de pintura y escultura, así como los espaciosos cajones de su estacionamiento vehicular, llaman necesariamente a considerar este recinto, como uno de los más confortables que un jubilado y pensionado, pudieran haber  querido no ahora, sino de hace mucho tiempo atrás.

En mala hora, los gobiernos priistas se desentendieron de la estancia, para alquilarla a otros menesteres, dejando al descubierto uno de los propósitos de justicia social elementales, en favor de un amplio sector de la población.

Quedaría pendiente, quizá, para verlo los urbanistas, ingenieros y especialistas en vías de comunicación terrestre, cómo dar respuesta a las implicaciones que impone la entrada, pero más la salida de automovilistas de las instalaciones en cuestión, debido a que el único acceso lo tiene la Estancia sobre la carretera de Xalapa al puerto de Veracruz, precisamente, en el tramo, sobre el cual los automovilistas imprimen una mayor velocidad a sus bólidos.

Por fortuna,  los cuidados extremos de conductores de vehículos que salen y entran a la Estancia, han podido evitar  que la ola de siniestros viales se multipliquen, como ocurriera precisamente en ese tramo, como nunca antes ni después, durante el último gobierno priista, no obstante, que los operadores de tránsito estatal, habrían instalado semáforos y  juegos de luces, amén de los señalamientos, con  que restringían la circulación vehicular, evitando así incidentes en algún momento.

Lamentablemente, a diferencia de otras capitales de estados vecinos, Xalapa, carece de vías alternas o libramientos o rúas de  ocho o más carriles, empero, no son pocos los automovilistas que alertan sobre potenciales siniestros, que pueden evitarse, para lo cual, expertos en vías de comunicación por tierra, deben aportar ideas que permitan un mayor flujo de visitantes a la Estancia Garnica, que como se ha dicho, es un recinto para el disfrute con cultura, educación, deporte, el deguste con una gastronomía variada y una panorámica que permite sobre todo a los xalapeños, recordar a una ciudad, que fuera arropada por un ambiente fresco y aireado, que alguna vez la distinguió. Es todo.