“Exigencias de la esperanza cristiana”

La virtud teologal de VIVIR CON ESPERANZA

Por Jacinto Rojas Ramos

“Exigencias de la esperanza cristiana”

La virtud teologal de la esperanza cristiana es recibida por el sacramento del Bautismo y se nos ha dado para hacerla crecer y se convierta en luz para nuestra vida.

La esperanza cristiana es la respuesta en la fe que el cristiano está llamado a dar. Es respuesta que pone en camino para salir del “exilio”, poniéndose en éxodo (camino) hacia los terrenos de Dios, dejando atrás la servidumbre de la carne:

Exige ser hombres y mujeres de la escucha. Urge el cultivo de un oído atento para escuchar el clamor de los pobres y la voz de la propia conciencia que clama por ayuda y servicio a los menos favorecidos. Urge abrir los ojos de la fe: la esperanza y la caridad, para mirar la miseria y pobreza de muchos hermanos y hermanas que viven en situaciones infrahumanas.

Exige ponerse de pie, es decir, vivir con los pies sobre la tierra, con dominio propio y libre de cualquier forma de manipulación, interna o externa, para ir hacia el encuentro de los excluidos de la sociedad.

Exige salir del exilio para ponerse en camino de éxodo. Sin éxodo no habrá liberación de los males que esclavizan, alienan, oprimen y explotan a los seres humanos. El éxodo cambia la mente negativa, pesimista y destructiva por una manera nueva de pensar que busca el bien de los demás, y no los éxitos personales.

Exige ser hombres y mujeres justificados, reconciliados y revestidos con la alegría de la liberación, y a la vez, ser personas portadoras de paz evangélica que lleva por los caminos de la no violencia. Es decir, personas salidas de las manos de Cristo como regalo para los demás.

En el encuentro con Cristo, la fe se hace acontecimiento de vida, de esperanza y de amor gratuito. La fe hecha experiencia permite que los conocimientos que tengamos en la cabeza bajen al corazón, dejando de ser conceptos vacíos, se convierten, por la acción del Santo Espíritu en vida y esperanza, luz y motor de la vida nueva.

La experiencia de la fe, que es experiencia de la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es llamada “el Bautismo en el Espíritu Santo”. Experiencia en la que Cristo deja en nuestro corazón una presencia nueva: la gracia del Espíritu Santo a la que el papa Benedicto XVI llama: “Esperanza, motor de la vida nueva en Cristo Jesús”.

Experiencia que nos pone en camino, nos lanza hacia el futuro, hacia el mundo de la esperanza, como peregrinos que vamos hacia el Padre, y por la cual, esperamos la gloriosa venida del Señor Jesús al final de los tiempos, como también, su venida permanente y escatológica en cada cristiano y en la Iglesia. Experiencia que pide la presencia de un Cristo vivo que, por la fe, la esperanza y la caridad habita en el interior del cristiano (cf. Efesios 3, 16-17).

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