Exrectores buscan controlar presupuesto de la UV para sus fines políticos
- Por eso la guerra sucia contra el Dr. Martín Aguilar.
- La mayoría de los integrantes de RedUV, «académicos», así como portales y periodistas que los secundan, son afines a los Yunes del PRIAN, tanto de Miguel Ángel como de Pepe e implementan una estrategia diseñada para convertir a la máxima casa de estudios en su botín político.
- Los detractores del Rector buscan acceder al presupuesto anual de más de 7 mil millones de la UV y con ese recurso, podría financiar la construcción de una plataforma electoral rumbo a 2028 y la operación de una red de comunicadores y portales que hoy dedican sus plumas a golpear a la Gobernadora Nahle.

#Xalapa
El periodista y Comisionado Presidente de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP) de Veracruz, Luis Ramírez Baqueiro; vislumbró una nueva arista en donde bajo su perspectiva, la Universidad Veracruzana (UV) se encuentra en el centro de una embestida mediática y política en contra de su actual Rector, Dr. Martín Gerardo Aguilar Sánchez.
Las versiones que buscan desprestigiar y colocarle etiquetas ajenas a su trayectoria carecen de sustento, pero avanzan gracias a una estrategia perfectamente diseñada desde los grupos que, en el pasado, hicieron de la máxima casa de estudios un botín político; en donde la mayoría de los integrantes de RedUV, «académicos», así como portales y periodistas que los secundan, son afines a los Yunes del PRIAN, tanto de Miguel Ángel como de Pepe
Lo primero que debe aclararse es que el Dr. Aguilar Sánchez no pertenece al bloque de exrectores que estuvieron ligados al viejo régimen PRIANista que controló por décadas la vida interna de la Universidad.
La historia es contundente: salvo Víctor Arredondo, primer Rector tras el decreto de autonomía universitaria -quien fungió como secretario de Educación-, todos los demás usaron la Rectoría como plataforma personal.
Raúl Arias y Sara Ladrón de Guevara, por ejemplo, fueron candidatos a cargos de elección popular, lo que evidenció que su compromiso con la academia se subordinó a sus intereses políticos. El Dr. Aguilar, en cambio, no forma parte de ese linaje de Rectores que convirtieron el prestigio de la UV en moneda de cambio.
Otra de las versiones falsas que circulan con insistencia es la supuesta cercanía del Rector con el Senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara. Nada más lejano de la realidad. No existe relación política, operativa ni de complicidad entre ambos. La única coincidencia es haber estudiado Sociología y, en su momento, militar en corrientes de pensamiento ligadas a la izquierda mexicana. Pretender construir de ahí un vínculo de intereses resulta un argumento endeble, fabricado con el único propósito de sembrar sospechas.
En cambio, lo que sí es real —y que pocos se atreven a señalar abiertamente— es que detrás del llamado movimiento emancipador de la UV existen intereses políticos vinculados a José Francisco Yunes Zorrilla. El ex candidato del PRI a la gubernatura, derrotado en dos ocasiones, sabe que el control de la Universidad representa una herramienta estratégica. Más allá del discurso sobre autonomía y democratización, lo que buscan sus operadores es acceder al presupuesto superior a los siete mil millones de pesos –hay quienes afirman que pudiera alcanzar los 10 mil mdp- que la institución ejerce cada año. Con ese caudal de recursos podría financiarse tanto la construcción de una plataforma electoral rumbo a 2028 como la operación de una red de comunicadores y opinadores que hoy dedican sus plumas a golpear a la Gobernadora Rocío Nahle García. Eso es real, solo basta revisar la prensa y lo escrito en los últimos meses.
La campaña en contra del Dr. Aguilar Sánchez, en realidad, no defiende a la UV ni a sus estudiantes. Se trata de un intento de asalto político disfrazado de cruzada moral. Cabe voltear al pasado reciente para constatarlo: durante los rectorados de quienes hoy se presentan como “guardianes de la autonomía”, se cometieron auténticos desfalcos.
El caso más escandaloso –y del que nadie habla- fue el desvío de recursos para financiar un equipo de baloncesto profesional –Los Halcones de Xalapa, quienes vivieron a costillas del IPE y a todo lujo en el mismo Hotel Xalapa.
Jugadores extranjeros vivieron en habitaciones del referido hotel, comieron y bebieron a costa del erario universitario, dejando una deuda millonaria que aún pesa sobre las finanzas públicas de ese Instituto. En aquel entonces, nadie alzó la voz. Los que hoy se erigen como defensores de la Universidad guardaron un silencio cómplice frente al saqueo.
Por eso sorprende el repentino fervor de esos mismos personajes – Víctor Arredondo, Raúl Arias y Sara Ladrón, ninguno de ellos en activo en la máxima casa de estudios-que, de la noche a la mañana, se muestran preocupados por la integridad de la institución. La memoria selectiva pretende borrar años de abusos, mientras cargan sus ataques contra un Rector cuyo único “pecado” es no formar parte de las viejas camarillas.
La Universidad Veracruzana merece respeto y estabilidad. Lo que hoy se libra no es una batalla por la autonomía, sino por el control de un presupuesto multimillonario. No se trata de defender a la academia, sino de utilizarla como trampolín político. La sociedad veracruzana debe mirar con atención y espíritu crítico, porque detrás de esta guerra sucia no está en juego el prestigio del Rector, Dr. Aguilar Sánchez, sino el futuro mismo de la UV.

