La tiroides: la diferencia entre el hipotiroidismo y el hipertiroidismo

  • ¿Tu tiroides no produce suficiente hormona tiroidea… o produce demasiada? Ya sea hipotiroidismo o hipertiroidismo, cuando la tiroides no funciona como debe, tu salud se resiente. Y es preciso que estés atenta(o) a los síntomas que se producen para que puedas tomar medidas lo antes posible.

¡Parece mentira lo que una pequeña glándula puede hacer en el organismo! Me refiero a la tiroides (o glándula tiroidea), una glándula en forma de mariposa que se encuentra en la parte frontal del cuello, justo en la base de la nuez (o la manzana de Adán). Su función es producir hormonas que controlan el metabolismo (es decir, regulan la forma en que asimilamos los alimentos para que el cuerpo obtenga los nutrientes y la energía que necesita para funcionar).  Como ves, aunque pequeña, tiene a su cargo un trabajo muy, muy importante.  Es por eso que cuando vas al médico para hacerte un chequeo o evaluación, él o ella la palpan cuidadosamente con los dedos para ver si su tamaño o textura se ha alterado.

Cuando la tiroides funciona bien, produce las hormonas tiroideas en la cantidad que el cuerpo requiere.  En ocasiones, sin embargo, su funcionamiento puede alterarse (algo que ya te hemos previamente explicado aquí en Vida y Salud)  y la tiroides empieza a producir menos hormonas, o más de la cuenta.  ¿Y entonces qué sucede? Pues que el metabolismo se altera y, entre otros síntomas, puedes comenzar a engordar o a adelgazar aunque comas igual que antes y hagas igual cantidad de ejercicio.

A la tiroides la pueden afectar una variedad de condiciones, desde la tiroiditis (inflamación de la glándula) al cáncer de la tiroides,  pero entre las más comunes están los desequilibrios de hormona tiroidea, por debajo o por encima del nivel normal, conocidas como hipotiroidismo e hipertiroidismo. Y para que puedas saber qué le sucede al organismo en cada caso, aquí te explicamos la diferencia entre uno y otro.

El hipotiroidismo: cuando la tiroides se “desacelera”…

Ocurre cuando la glándula tiroidea no produce suficiente hormona. La causa más común del hipotiroidismo es la tiroiditis de Hashimoto, desorden que ocurre cuando el sistema inmunológico produce anticuerpos que atacan a las células de la tiroides, haciendo que se inflame de forma crónica y deje de funcionar.  Pero existen otras causas del hipotiroidismo.  Entre ellas:

Destrucción del tejido de la tiroides por causas desconocidas (atrofia tiroidea idiopática)

Deficiencia de yodo. Ocurre cuando la glándula tiroidea no recibe suficiente yodo para producir la hormona tiroidea

Tiroiditis subaguda.  Puede presentarse después de que la persona sufre una infección viral de las vías respiratorias

Tratamientos de radiación en la cabeza y el cuello

Se extirpa parte de la tiroides mediante cirugía (tiroidectomía subtotal)

El uso de ciertos medicamentos (litio, yodo, interferones alfa, tiourea, amiodarona, interleucinas)

Ciertas enfermedades, como las infecciones o el cáncer

Tumor benigno de la glándula hipófisis que se encuentra en el cerebro (adenoma hipofisario)

Cuando la tiroides se afecta por alguna de las causas anteriores y la producción de la hormona es escasa, comienzan a aparecer los síntomas, a veces lentamente, por lo que debes estar atento(a). Entre ellos se incluyen:

Fatiga, debilidad, y/o dolores en el cuerpo

El cabello se cae o se quiebra con facilidad

La piel se reseca, se puede inflamar la cara

Sensibilidad al frío

Inflamar de las manos y/o los pies

Aumento de peso

Estreñimiento

Depresión, irritabilidad, pérdida de la memoria y/o dificultad para concentrarse

Visión borrosa

Infertilidad o irregularidades en los períodos menstruales

Los síntomas pueden confundirse con los de otras condiciones y la única manera de saber si se trata de la tiroides es mediante una prueba de sangre. Si los niveles de las hormonas tiroideas están bajos, el doctor te recetará medicamentos para reemplazar las hormonas tiroideas (como levotiroxina o triyodotironina). Además, te indicará una dieta con alto contenido de fibra para reducir el estreñimiento, o bajo contenido de grasas y calorías si hay aumento de peso.

Para descubrir lo antes posible un trastorno de la tiroides, se recomienda una prueba de detección cada cinco años si tienes más de 50 años. Y pruebas más frecuentes si tienes diabetes tipo 1, si tomas ciertos medicamentos o si eres mujer y padeces de infertilidad.

El hipertiroidismo: cuando la tiroides se “acelera”…

El hipertiroidismo es lo opuesto al hipotiroidismo, y en este caso, la tiroides se vuelve hiperactiva y produce un exceso de la hormona tiroidea. Este aceleramiento de la tiroides puede producirse por distintas causas, entre ellas:

La enfermedad de Graves, condición en la que el organismo produce anticuerpos, que estimulan a la glándula tiroidea, que a su vez libera más hormonas

Varios tumores benignos de la tiroides (que pueden producir la hormona tiroidea por su cuenta), generalmente la tiroides se encuentra crecida y se dice que la persona tiene un bocio multinodular. No todas las personas que tienen bocio multinodular tienen hipertiroidismo.

Infección viral de la tiroides

Tiroiditis subaguda (que causa un hipertiroidismo de corta duración, seguido por un hipotiroidismo más prolongado)

Si la persona toma pastillas que contienen hormona tiroidea

Rara vez por tumor benigno en la glándula hipófisis que estimula a la tiroides a producir más hormonas.

La persona que sufre de hipertiroidismo puede desarrollar uno o más de los siguientes signos y síntomas:

Aumento del apetito con pérdida de peso

Se aceleran los latidos del corazón (taquicardia); puede desarrollarse un trastorno del ritmo del corazón (arritmia)

Fatiga, ansiedad y/o dolores musculares

Dificultad para dormir, insomnio

Caída del cabello

Sudores y/o sofocos

Diarrea

Ojos saltones (exoftalmos), si la causa es la enfermedad de Graves

Bocio (agrandamiento de la tiroides visible en la parte anterior del cuello)

Períodos menstruales irregulares y con poco sangrado

Hay diferentes tratamientos para el hipertiroidismo.  Se pueden utilizar medicamentos para bloquear los efectos de la hormona tiroidea o hacer más lenta su producción. Frecuentemente, se usa el yodo radioactivo para destruir el tejido de la tiroides. Como casi todo el yodo del cuerpo termina en la tiroides, el tratamiento radioactivo no daña ningún otro tejido y es muy efectivo. Muy rara vez se emplea la cirugía.

De nuevo, si eres mujer, debes estar alerta, ya que ambos trastornos de la tiroides tienden a afectar más a las mujeres que a los hombres. Pero las personas de ambos sexos deben recordar lo que ya mencioné antes y es: que los síntomas pueden presentarse lentamente y hasta confundirse con los de otras enfermedades y los hombres no están exentos. Ante cualquier señal, es importante que busques atención médica, de preferencia de un endocrinólogo (el médico especializado en las glándulas, que incluye a la tiroides), para que te ayude a determinar, mediante las pruebas necesarias, si tienes un problema en la tiroides y si es así, para diseñar el plan de tratamiento específico más indicado en tu caso en particular.