COVID TAMBIÉN TRAJO MÁS VIOLENCIA VIAL EN LAS CALLES
|- El gobernador Cuitláhuac García denunció ante AMLO que hay gobernadores golpistas y separatistas, siendo que estos son momentos de unidad en el país.
60 SEGUNDOS
COVID TAMBIÉN TRAJO MÁS VIOLENCIA VIAL EN LAS CALLES
RAÚL GONZÁLEZ RIVERA
Los psiquiatras lo pueden explicar mejor, pero de alguna manera se sabe que el encierro, la crisis económica y que un virus invisible mantenga el estado de guerra que no cesa, sobre todo en países de la región latinoamericana, entre éstos el nuestro, provoca que los gremios respondan con alguna virulencia a la hora de salir a la calle y tener que enfrentarse a la selva de concreto.
Vale un cacahuate si se trata de la ciudad en donde se asientan los poderes estatales y los capitalinos gozan de alguna fama en el rubro de la educación y la cultura, de la entidad veracruzana.
Algunos burócratas de la política suelen invocar el nombre de la antigua Atenas veracruzana por cuanto a sus instituciones que promueven la educación y supuestamente las actividades de la cultura.
La violencia tiene numerosos rostros y una de sus formas, de la que se hace presente todos los días representada por un buen número de conductores de vehículos de motor, sobre todo si se trata del gremio de los taxistas y los autobuseros.
No hay semáforos y los agentes de tránsito y vialidad brillan por su ausencia. Las avenidas Américas, 20 de Noviembre, Ávila Camacho y Lázaro Cárdenas se transformaron, sí, pero en pistas de carreras, porque sobre ellas los automovilistas imprimen velocidades de espanto a sus unidades vehiculares.
El cambio sigue sin darse. Las arterias públicas de la aldea albergan a cuando menos 75 mil unidades automotrices corriéndolas diariamente sin que haya reglamento, ley o autoridad vial que ordene este enorme caos y anarquía.
La constante de los dimes y diretes entre conductores de vehículos y los contaditos guardianes viales que aparecen en puntos estratégicos de la ciudad denota que la cultura y la educación continúan por debajo de niveles que resultan poco menos que imposibles superar.
Las calles de la ciudad son angostas y cortas, resulta imposible contener el vasallaje que entraña el aparcamiento vehicular, solía justificar la ex alcaldesa Elizabeth Morales García, cuestionada por los sectores sociales debido a que suspendió por largo tiempo el operativo de las grúas, ya que no había los estacionamientos públicos suficientes, seguros y a bajos precios que pudieran albergar a la enorme cantidad de automóviles con que cuenta la ex ciudad de las flores.
Sin embargo el problema sigue acentuándose conforme trasciende el tiempo y los conductores, sobre todo del autobús urbano, no superan fallas y mañas de gran parte de sus choferes. El taxi, no se diga, la mayoría de sus unidades apestan, están sucias y constituyen sin duda una fuente de contaminación, arropada por “tarufis”, es decir, conductores sin ninguna capacitación, carecen del curso mínimo que los pueda acreditar como servidores públicos.
En sus corridas aplican los precios que se les antoja y a la menor protesta de usuarios retan aquellos gandules con ir hasta Dios, que nada ni nadie les hará cambiar el nefasto estado de cosas bajo el cual se conducen todos los días en nuestras calles y avenidas.
EL VIRUS, DEJA GRAN ENSEÑANZA EN MATERIA DE LEYES EN CHILE
Recorre el mundo sobre todo de la ciencia jurídica y las leyes, que debido a la nueva normalidad que habrán de experimentar todos los países del mundo, pero quizá con una dedicatoria especial a los nuestros, como un México donde los procesos judiciales en la asignatura que elija tardan siglos en resolverse, Chile acaba de dar la muestra que en una sola audiencia, utilizando la herramienta tecnológica del zoom, una pareja consiguió su divorcio sin pleitos ni tener que costear los caros honorarios de abogados.
Ya lo han dicho expertos en derecho, y aquí también, que la carrera del abogado deberá transformarse o condenarse a quedar en el más absoluto retraso o que aparezcan modernos juristas con dominio de la lógica, las matemáticas y el uso de las herramientas más actualizadas del internet, se decidan a relevarlos, porque atrás deberá quedar también el desempeño de los juicios presenciales que duran semanas, meses y años, sin que las partes reciban la resolución esperada y que acaban por desesperar y abandonar muchas de sus querellas y demandas.
La república de Chile acaba de brindar un caso ejemplar. Una pareja no encontraba cómo entablar su divorcio por la vía que todos conocen, sin que lo hubieran logrado, amén de que la llegada de la pandemia a la tierra del ex dictador Augusto Pinochet cerró juzgados y tribunales civiles sobre todo, paralizando toda intentona de los cónyuges, trabados seguramente porque ambos confiaban en volver a gozar de su soltería, pero tendrían que esperar.
Juristas más sagaces y resueltos a no permitir que el rezago de carpetas o expedientes perdiera la batalla ante el enemigo invisible, asumieron que a través de la herramienta tecnológica del zoom bien podrían –como al final del día ocurrió–, que un juez asumiera su puesto, el secretario diera lectura a las propuestas que también desde su confinamiento la pareja hiciera saber con los pormenores de su demanda, consistente en la separación legal de cuerpos y el reparto del patrimonio conseguido por ambos dentro de la sociedad conyugal.
Lo cual sería vigilado por el respectivo abogado de cada cónyuge. Hecho todo esto, acaban de presentarse a la audiencia por vía de la cámara televisiva y sin gritos ni golpes ni sombrerazos, mucho menos con el deseo de conflictuar, se dio el desenlace jurídicamente. Los cónyuges lo que ya no querían era volverse a ver. Así que el éxito fue rotundo. El juez con gran sapiencia aprobó el divorcio.
Todo transcurrió en una audiencia, como sabiamente lo dijera una destacada jurista de la aldea, lo que debemos entender en el oscuro mundillo de tantas leyes y la ciencia del derecho es que debe entenderse que en toda controversia hay alguien que va a ganar y otro que va a perder.
Lo cual quiere decir que si las escuelas de derecho lo quieren deberán abandonar en mucho la doctrina y la literatura que imparten a sus alumnos y que es la misma de los últimos cien años, con la cita de los autores tradicionalistas, a cambio de una enseñanza a través del internet, como ya lo hace la república de Chile y por supuesto los cursos de avanzada que se imparten en la universidad de Harvard, por qué no. La nueva normalidad, seguramente lo deberá estar planteando bajo condiciones actualizadas y modernas. Al tiempo.
JUSTA RECLAMACIÓN DE LOS MÉDICOS MEXICANOS
Sin malinchismos ni que hagan pronunciamientos xenofóbicos, las diez o doce organizaciones o sociedades médicas tienen toda la razón al advertir que no es posible siquiera imaginar que las autoridades sanitarias del país estén gestionando la contratación de 500 galenos a la isla caribeña de Cuba para que vengan a atender pacientes de Covid 19 en nuestras ciudades y poblados, donde están enfrentando la pandemia.
El grueso de médicos aztecas está rindiendo con jornadas al límite de sus capacidades para salvar vidas.
Todos los días se conocen actos verdaderamente heroicos de nuestros médicos, lo mismo de especialistas que de quienes carecen de una especialidad.
Los más de 500 galenos que se proponen traer de Cuba son médicos generales, a los cuales no les restan ni un céntimo de su capacidad para enfrentar un virus invisible, como es el coronavirus. Sin embargo este país cuenta con especialistas en menor cantidad y médicos generales en demasía.
Las asociaciones médicas que elevan su protesta a través de un escrito dirigido a la presidencia de México, coinciden en que no es necesario cuestionar el trabajo que realizan los galenos mexicanos, tan capaces y talentosos en ejercicio de la medicina, como los más brillantes del mundo desarrollado, inclusive.
Lo que el sistema de salud azteca descuidó en los últimos 40 años corresponde a éste tratar de subsanarlo en el menor tiempo posible.
Se deberá abrir la inscripción de todos los aspirantes a cursar la carrera de medicina, como también que esas 30 mil becas anunciadas para ser ocupadas por futuros médicos de las especialidades lleguen efectivamente a los profesionales que se están preparando en la licenciatura de las universidades públicas, tan altamente calificadas, como las mejores de los países desarrollados y de los considerados del primer mundo.
No hay que olvidar que la carrera de medicina es la más larga en tiempo, a la que un aspirante debe dedicarse para obtener un título y el resto de merecimientos académicos que se constituyen con una especialidad y la subespecialidad, así como la alta especialidad.
La falta de apoyos institucionales, de siempre los han padecido las escuelas y facultades de medicina.
Inclusive en el régimen de estreno de la 4T, al arrancar gestiones redujo sensiblemente las nóminas en sus hospitales, mucho antes de que se diera la pandemia del coronavirus. Plantillas de médicos fueron disminuidas al 50 por ciento en nosocomios públicos, con el objetivo de ahorrar recursos, siendo que las consecuencias se tendrían que padecer en este momento por carencia de los galenos suficientes, la falta de especialistas, de medicamentos y hospitales.
Resulta hasta espectacular que se vean aterrizando grandes aviones y descarguen equipos y medicamentos traídos de China y los Estados Unidos de Norteamérica, en tanto los médicos están enfrascados en la lucha anti virus valientemente, pero demandan que no llegan equipos de protección a sus personas, de calidad, seguros, y menos que garanticen un ejercicio justamente el esperado por sus pacientes, habida cuenta de que dichos profesionales no enfermen y menos pierdan la vida, como está sucediendo en todo el país.
No es lo nuestro la práctica de la medicina, pero la gente sabe muy bien lo que está sucediendo en clínicas, hospitales y nosocomios inventados e instalados en las áreas a cielo raso.
Seguramente la sensatez habrá de volver a ganar esta partida, escuchando el régimen de la 4T a los profesionales que por entero su entrega está al servicio de la patria y los mexicanos.
Más que medallas, los galenos están urgiendo equipos, herramientas y medicamentos para salvar vidas. Que no se repitan los horrores cometidos por un sistema de salud pública en decadencia, como ocurrió durante los últimos 40 años. Por favor.