Christian McCafrrey: con el triunfo en las venas
|- El corredor de los 49ers es miembro de una familia con un enorme legado deportivo
Para un aficionado de la NFL, no es difícil conectar al corredor estrella de los 49ers, Christian McCafrrey con su papá Ed, un receptor que formó parte de la liga durante 13 temporadas y que ganó un Super Bowl con San Francisco en 1994 y dos más con los Broncos.
De hecho, si el próximo domingo los 49ers se imponen a los Chiefs en el gran juego, Ed y Christian McCafrrey se convertirán en la segunda pareja de padre e hijo en ganar Super Bowls con la misma organización, uniéndose a Steve (SB XXV) y Zak DeOssie (XLII y XLVI), quienes trabajaron como centros largos para los Giants.
Sin embargo, el legado deportivo de Christian McCaffrey es mucho más profundo, se remonta a la verdadera época amateur del olimpismo con su abuelo materno Dave Sime, ganador de la medalla de plata en los 100 metros planos de Roma 1960. Habría ganado el oro en el relevo 4×100, pero su equipo fue descalificado por una falta.
En el estilo de juego de Christian se deja ver su árbol genealógico: tiene la velocidad de un corredor de atletismo, la seguridad para tomar el balón de un receptor, la explosividad de un delantero de futbol y la destreza de un base armador de basquetbol.
La madre de Christian, Lisa, fue futbolista en la universidad de Stanford. Extremadamente rápida, Lisa Sime lograba desprenderse de la marca de sus defensoras para marcar.
En Stanford, conoció a Ed McCaffrey. Unos años más tarde se casaron y tuvieron cuatro hijos. Tres de los cuatro McCaffrey Sime se parecen a Ed: altos, de piernas largas y de pelo castaño. Max, el mayor, fue receptor en Duke y tuvo un par de temporadas con los 49ers. El tercer hijo, Dylan, fue quarterback en Northern Colorado y el cuarto, Luke, juega como receptor en Rice.
Christian es mucho más bajo de estatura y más fornido que sus hermanos. Para muchos, la copia masculina de su madre. CMC se involucró en el atletismo, beisbol y basquetbol, influenciado por su tío paterno Billy, quien fue campeón nacional con la universidad de Duke en 1991.
En sus venas corre sangre ganadora, un legado que puede aumentar si el domingo gana el Super Bowl.