El estilo AMLO de (no) combate a la corrupción
|HISTORIAS DE REPORTERO
Carlos Loret de Mola
El estilo AMLO de (no) combate a la corrupción
El
fantasma de la sospechas de corrupción ronda a varios conocidos colaboradores
del presidente López Obrador. Cuando eso sucede, el Presidente no es tajante:
prefiere protegerlos, reacomodarlos. Uno pensaría que un hombre que hizo
campaña prometiendo ser adalid anticorrupción no tendría ninguna tolerancia,
pero ya en funciones, lo que hemos visto es a un líder incapaz de aceptar que
la corrupción es una infección que también padece su Gobierno.
Tres casos en los que ante sospechas de
corrupción que se filtraron a los medios de comunicación, López Obrador
prefirió no investigar y mejor recolocar al funcionario en otra área.
Ricardo Ahued Bardahuil, fue removido de la
Dirección General de Aduanas. El Presidente diagnosticó que en Aduanas no
habían podido contra la corrupción, pero exoneró al funcionario y lo regresó a
su lugar en la bancada de Morena en el Senado.
Bajo acusaciones de haber realizado arreglos
turbios con los contratos en el Banco del Bienestar, institución estelar del
obradorismo, Rabindranath Salazar Solorio fue cambiado de la dirección de este
banco del Gobierno a una subsecretaría de Gobernación: la de Desarrollo
Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos.
Ricardo Rodríguez Vargas, se fue del Instituto
para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep). Hoy sabemos, porque lo denunció su
relevo al renunciar a tres meses de tomar el cargo, la cantidad de
irregularidades y corruptelas que recibió en el Indep el académico Jaime
Cárdenas. Rodríguez Vargas se supone que iba a encabezar, previo visto bueno
del Congreso, la Procuraduría para la Defensa del Contribuyente. No ha
sucedido.
¿Investigaciones frente a las sospechas de por
qué renunciaron? Ninguna. Protección, toda. Al viejo estilo.
SACIAMORBOS
¿Será que Samsung vaya a abandonar también los
dos paquetes de la refinería de Dos Bocas que tiene a su cargo? ¿Será que vaya
a seguir el camino de KBR, también a cargo de (otros) dos paquetes, que sigilosamente
se fue de la obra?
¿Será que esto tenga que ver con que ya se
dieron cuenta que la megaobra sencillamente no puede estar lista en los tiempos
que quiere el Presidente y al costo que lo exige? ¿Será que ya no aguantaron la
mala gestión de la secretaria de Energía, Rocío Nahle?
¿Será cierto que al hacerse a un ladito KBR, la
secretaria no informó de inmediato al Consejo de Pemex y reasignó por sus
pistolas los contratos a otra compañía para no perder tiempo? ¿Será que ella
sigue defendiendo a capa y espada como cabeza operativa del proyecto Dos Bocas
a Leonardo Cornejo, el hombre que más se reunió con Odebrecht cuando era
funcionario de Pemex en tiempos de Lozoya-Peña Nieto?
¿Será que el esposo de Nahle haya sido clave en
todo este manejo? ¿Será que la secretaria de Energía, cabeza de sector, sigue
llevándose fatal con el director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza?
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