La vacuna y el gran triunfo de AMLO
|HISTORIAS DE REPORTERO
Carlos Loret de Mola
La vacuna y el gran triunfo de AMLO
Hay
un ambiente de esperanza en México por el inicio de la vacunación contra el
Covid. Quienes reciben las dosis y sus familiares y amigos, comparten el alivio
de ver la luz al final de un túnel que parecía tan oscuro como interminable.
Esto tendría que ser un rotundo éxito para el
presidente López Obrador y su Gobierno. ¿Lo será? Es muy temprano para
evaluarlo porque apenas llevamos tres días de vacunación. Lo que ya se puede
advertir es que el Presidente está autoboicoteándose en la posibilidad de
colgarse una medalla frente a todos sus ciudadanos.
1.- En casi todos los países del mundo la
vacunación inició con tropiezos. En Estados Unidos, que hoy es el ejemplo de la
máxima eficiencia, arrancaron con filas de horas, sitios rebasados, vacunas que
no se ponían y hasta el caso de un farmacéutico antivacunas que deliberadamente
echó a perder un lote. De eso debió aprender el Gobierno de México. Si una
ventaja tenía que no llegaran vacunas, es que te permitía prepararte mejor para
emprender la vacunación masiva, y a juzgar por lo que hemos visto, no estaban
preparados. Un poco lo mismo que sucedió con la pandemia: el coronavirus llegó
a México tres meses después que a casi todo el mundo, pero en esos tres meses
el Gobierno no aprendió de las experiencias ajenas.
2.- La presencia de los servidores de la nación
tomando fotos y copiando credenciales de INE es algo que el propio López
Obrador no hubiera tolerado desde la oposición. Mucha gente se siente usada,
agraviada.
3.- En su afán por reinventar hasta lo que sí
sirve, el Gobierno ha hecho a un lado las exitosísimas brigadas de vacunación
que, incluso en este sexenio, han sido capaces de poner 10 millones de vacunas
en un mes, sin someter a los adultos mayores a horas de cola bajo el sol. Están
a tiempo de echar mano de esta estructura médica que lleva funcionando en
México muchos años, y quitarle a la vacunación cualquier tufo electoral que
solo opera en su contra.
4.- Esto también incide en el ritmo de
vacunación. Todos conocemos a varios vacunados. Pero faltan muchísimos. Para
alcanzar la meta del Gobierno de vacunar a 15 millones de adultos mayores para
mediados de abril, hay que poner 250 mil vacunas diarias. Están poniendo de a
90 mil al día, en promedio. El buen ánimo por la aplicación de las primeras
vacunas se puede revertir cuando a millones no les lleguen.
5.- Y si no les llegan no solo será porque se
atrasen en el reparto, sino porque los lotes no llegan al país. El Gobierno
exuda un peligroso ánimo triunfalista. Habla de 230 millones de dosis que ya
adquirieron pero a México solo han llegado, hasta hoy, 2 millones 127 mil.
Menos del 1 por ciento. Las fechas de arribo les han fallado, las dosis por
entrega les han fallado, pero esto no ha hecho que moderen el apetito por hacer
un show mediático cada que aterriza, por goteo, un lote. En realidad, tenemos
pocas vacunas, están tardándose en llegar, están tardándose en aplicar, y no
parece que se vayan a cumplir las metas trazadas por el Gobierno. De hecho, ya
tuvieron que modificar dos veces su calendario de vacunación.
Que Pfizer u otras farmacéuticas se atrasen no
es culpa del Presidente. No es su culpa que no cumplan sus fechas de entrega.
No es su culpa que las grandes potencias acaparen las dosis. Su culpa es
generar una expectativa falsa entre la gente. Eso es manipular, jugar
electoralmente con la esperanza y el miedo de la población. Su culpa es mentir
diciendo que somos el país que más ha vacunado, cuando estamos entre los
últimos. Y eso, cuando pase la emoción de las primeras dosis, es un peligro…
para él.