CON LOS ESTADOS UNIDOS, MÉXICO, SIEMPRE PERDERÁ

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

CON LOS ESTADOS UNIDOS, MÉXICO, SIEMPRE PERDERÁ

                Con los  Estados Unidos nunca se sabe que más va a perder nuestro país. En el pasado  le robaron la mitad de su territorio y el presidente Antonio López de Santa Anna aparece como el artífice de esa entrega.

                Le reclama México a España por una Conquista que  no se hizo  contra mexicanos, pues en ese entonces la sociedad estaba integrada por tribus de indios e indígenas, así que la negativa de los españoles para presentar una disculpa, va a estar muy lejana o quizá en los próximos 500 años esta se de en la práctica.

                El adversario o enemigo que México  tiene colinda fronterizamente con nuestro país. El libro Vecinos Distantes narra perfectamente los odios y rencores que en los gringos despierta tal cercanía. Cuestiones históricas y de nación que aquellos no tienen. Los mexicanos  cuentan con un origen común, una raza  también  igual, un idioma, valores étnicos y culturales semejantes, lo que les  hace tener amor a la patria, a sus valores más elementales.

                Por supuesto que el tío Sam se ha encargado muy bien de distanciar a mexicanos de los mexicanos que radican sobre tierras yanquis.  Porque si usted hace el análisis de rigor, encontrará que el peor enemigo de los  aztecas que viajan por hambre o huyendo de su país a suelo norteamericano, son los propios mexicanos que han asentado sus reales allí desde hace medio siglo cuando menos.

                No le perdonan a México, haber sido puente de salvación  para  los guerrilleros cubanos que hicieron la revolución en la  isla caribeña. No perdonan a  México que  aquí haya iniciado aquella gesta con los hermanos Raúl y Fidel Castro Ruz, Camilo Cienfuegos y el doctor Ernesto “Che” Guevara.

                No disculpan siquiera que el  guerrillero Pancho Villa haya incursionado en territorio gringo, cuando los soldados trataban de cazarlo y entregarlo a la justicia del poderoso imperio del norte,  a quien acusaban de todos los males que le ocurrían a Estados Unidos. Meses de intervencionismo en estas tierras que fracasaría rotundamente.

                De siempre los mandatarios estadounidenses, sean republicanos o demócratas han querido sacar la mejor raja y lo han conseguido a placer.

                Ahora, México confronta al  más poderoso y peligroso contraparte que haya tenido en los últimos  30 o 40 años. La deportación o expulsión de inmigrantes aztecas desde el territorio vecino, ha sido una constante que inclusive con Barack Obama, fue superior numéricamente al éxodo implementado a fuerzas por el presidente  Donald Trump.

                Sin embargo, no hay que confiarse, acaba de asestar como quiera un nuevo golpe, al no informar ni reservar  a quienes se debe, el mínimo detalle de la detención histórica del general Salvador Cienfuegos, en el aeropuerto de los Angeles. La especie  se la pasó  por el arco del triunfo el señor Trump y el seguimiento a este y el otro caso, alusivo a Genaro García Luna, continúa en una especie de sospechoso silencio.

                Es decir, que de esta forma  Estados Unidos denota su desconfianza en México catalogando a todos sus habitantes por igual, lo que confirma lo sustentado magistralmente por el autor de Vecinos Distantes, cuando sentencia que Estados Unidos y México, son socios, pero jamás hermanos. Al tiempo.

SI NO PUEDEN CON LA BASURA, QUE RENUNCIEN

                El tema de la basura en la ciudad, es inagotable.

                Todos los días, es parte del rostro e imagen que da la ciudad a los contados visitantes que a ésta llegan.

                Las montoneras se acumulan por falta de una política pública, que en forma determinante la 4t aporte la solución y no siga el mismo dilema de todas las administraciones locales, que al final del día demuestran su incapacidad para resolver una situación que coadyuva  excelentemente con la crisis que acarrea el coronavirus.

                Especialistas en salud pública, aseguran que un condimento obvio, es el que incluye coronavirus con el medio ambiente nauseabundo propiciado por las basuras depositadas en todos los horarios en nuestras calles, puntos estratégicos, colonias y congregaciones.

                Antes se había cuidado que en el entorno de los edificios públicos, como el Congreso legislativo y el palacio de justicia, no se viera tanta basura regada y sin que el camión recolector hiciera su aparición en tiempos tan espaciados, como ahora suele ocurrir que pasen cuatro y cinco días, sin que los trabajadores realicen con normalidad sus faenas.

                De qué magnitud es o trascendencia tiene que se anuncie la necesidad de separar las basuras en orgánica e inorgánica, si la población cumple y la recolección que lleva a cabo la limpia pública tarda días y semanas, para cubrir su tarea.

                Lo anterior en el mejor de los casos, pero también la ciudadanía tiene que coadyuvar en el mantenimiento de la cara que más se ve de la ciudad. El grueso de usuarios suele depositar sus basuras en puntos que sin serlo, los asumen como botaderos “oficiales” y no lo son. Elegir esquinas y calles para realizar ciudadanos los depósitos, se considera que lo hacen de mala leche o en franca rebeldía contra la autoridad sanitaria, sin reparar el grave daño que se está causando a la salud pública en general.

                Se cuenta que el edil responsable del área está aplicando multas a amas de casa y ciudadanos inconscientes, que siguen sin respetar horarios, pero se preguntan ¿cuáles?  El camión recolector de porquerías no tiene hora, día y semana fijos en los cuales vaya a recogerlas, y por otro lado, convendría a la comuna local informar a la población  cuántos malos vecinos han sido multados, a cuánto ascienden esas infracciones y  en qué se invierten los pesos y centavos capturados por esa comisión que ofende sobre todo la dignidad, de una ciudad que en el pasado se preció de ser difusora de la cultura, ser muy educada y contar con  ciudadanos que derrochaban  civismo y respeto al medio ambiente.

                Ahora bien, si los responsables de esas áreas laborales no ven lo duro sino lo tupido, lo cual es parte de las obligaciones que juró cumplir el cuerpo edilicio, elegido democráticamente, sí no pueden, les cuesta entenderlo o su ausencia de solidaridad con el pueblo es radical y opuesta a sus aspiraciones y metas, entonces que renuncien, parafraseando, al empresario Alejandro Martí quien en su oportunidad ante el hecho tristísimo de haber perdido a uno de sus hijos bajo secuestro y los cuerpos de policía por largo tiempo solamente durmieron la mona, se los dijo con todas sus letras.

XALAPEÑOS, PIDEN QUE NO CIERREN NI DESTRUYAN “LOS TECAJETES”

                Los Tecajetes conforman un espacio natural, ciertamente con alguna vegetación, que fuera parte de la amplia avenida Manuel Ávila Camacho, pero que en su pasado, fue un pasaje maravilloso, totalmente verde y que a los visitantes agradaba enormidades, porque se respiraba aire sano y se apreciaba la imagen de un bosque ubicado en pleno corazón, lo decía todo de la llamada en aquel entonces ciudad de las flores.

                Fue en el gobierno de don Antonio M. Quirasco, que la construcción del teatro general “Ignacio de la Llave” trajo consigo el desarrollo material de la ciudad, pero abandonó su amor por el verde que había trascendido a la par de la ciudad de la eterna primavera, como se conoce a Cuernavaca, Morelos.

                Xalapa, contaba con sus principales calles empedradas, angostas como ahora y sus casas eran de concreto, pero sus techos en dos aguas y bellísimas tejas fabricadas, muchas de ellas,  en los hornos de  la congregación El Castillo y de Emiliano Zapata. Por supuesto, que los pocos ricos de aquellos años, mandaban traer sus tejas y tabiques de países europeos, sobre todo de Italia. Y algunos viejos xalapeños, igual, las adquirían en fábricas de la vecina ciudad de Puebla de los ángeles.

                La primera residencia, construida sobre  la avenida Manuel Avila Camacho, perteneció al progenitor del actual fedatario público Antonio Limón Alonso y el resto de esa importante zona de la capital del estado era  monte, árboles, ahuehuetes, pinos y  otros.  La construcción del fraccionamiento Veracruz a manos del ingeniero entre otros, Rafael Téllez Muñoz, sobrevino en cadenita la edificación de inmuebles, pero salvando en buena parte lo que se conoce como paseo y paraje de los Tecajetes.

                Bajo la administración del alcalde Carlos Padilla Becerra, uno de los tres ediles más carismáticos que ha contado la ciudad, en los últimos cien años, se tuvo la magistral idea-proyecto de edificar un parque zoológico del cual la ciudad carecía, amén de que aquí  no existen realmente espacios para la recreación de las familias, menos que se tenga alguna corriente de visitantes ya fuera del resto del país o del extranjero.

                El zoológico atrajo a miles de la ciudad semanalmente y viajeros de otros rumbos de la nación azteca. Fue el segundo en captar más visitantes, después del zoológico de Puebla. No obstante el espacio, albergó importantes especies del reino animal-se dice- como tigres, monos, leones, cocodrilos, serpientes, aves de una inmensa variedad y contó además con los tradicionales juegos, que hicieron una delicia para los niños y jóvenes particularmente.

                Sus fuentes desde siempre siguen recibiendo la caída del agua cristalina y fluida de las montañas que empiezan en el histórico Cofre de Perote.

                Lamentablemente, para mala suerte de la ciudad y su población llegó don Agustín Acosta Lagunes como gobernador de Veracruz y ordenó al alcalde Padilla Becerra la cancelación del zoológico.

                A partir de ese sexenio, se convirtió en lo que es un espacio de visita para propios y ajenos, que obviamente se solazan de su abundante vegetación y las pilas repletas de pescados, pero sin otro atractivo que permita a los niños y jóvenes, como fuera anteriormente.

                Por cierto, decenas de familias, ruegan porque no se le vaya a ocurrir a alguno de los políticos que para nada quieren a Xalapa, y se les ocurra la idea de robarle terreno a los Tecajetes, para convertirlo en uno más de los sofocantes destinos inmobiliarios, como los tiene ya en demasía la otrora Atenas veracruzana.

                Históricamente, Xalapa se repletó de viviendas y más gente, pero aquí no hay producción de nada, que genere riqueza, porque de estudiantes, académicos y burócratas de gobierno estatal y municipal, la capital de Veracruz, no pasa. Es Todo.